LA PRENSA DE LARA.-& ;La economía post pandemia aún atraviesa momentos muy complejos e inciertos según el nuevo informe de perspectivas económicas mundiales del Banco Mundial, el 2024 será el tercer año consecutivo de desaceleración del crecimiento global. Este débil nivel de crecimiento llevará a muchos países en vías de desarrollo a un nivel paralizante de la deuda y que una de cada tres personas enfrente un acceso precario a la alimentación. Se estima, qué a finales del año, hayamos alcanzado los 5 años con el menor crecimiento del PIB en los últimos 30 años.
En este contexto global, Venezuela ha sido sometida a más de 900 medidas coercitivas unilaterales que han buscado asfixiar la economía y desmoralizar al pueblo venezolano, lo que constituye una situación económica y social especialmente delicada. Pese a la cual, gracias al esfuerzo nacional, se logró revertir el dañino proceso de hiperinflación. De este modo, mientras la inflación reportada al cierre del año 2023 era elevada, se logró llegar en el mes de diciembre a una inflación del 2,4%.
Lo cual ocurre, tras 8 trimestres consecutivos de crecimiento económico para el país, que se ubicó para el cierre del 2023 en un 5% estimando que para finales del 2024 estará por encima del 8%.
Los acuerdos del Gobierno Bolivariano con el gobierno de los Estados Unidos han generado retroceso en la política coercitiva estadounidense y han dado lugar al otorgamiento de licencia a la Industria petrolera que tienen un impacto significativo en el mejoramiento de la economía.
De allí, que observemos como el Gobierno nacional mediante el programa de recuperación económica implementado desde el año 2018, ha alcanzado la diversificación de la producción a través del estímulo del emprendimiento, del fortalecimiento de los sectores productivos y de divisas no petrolera.
En ese contexto, Venezuela se proyecta como el país que mayor crecimiento tendrá en América Latina durante el 2024, gran optimismo y entusiasmo en el país que debe aprovecharse al máximo para dar un salto Irreversible en el camino hacia la construcción de una nueva economía nacional, una economía socialista.
La independencia, constituye para los venezolanos el marco de toda acción política, social, económica, pedagógica, educativa, moral e internacional, así lo recogió nuestra constitución que es además más pionera en recuperar el valor del pensamiento y obra del Libertador Simón Bolívar, así como de los heroicos pueblos originarios. Por estos tiempos, donde la bicentenaria doctrina Monroe aparece como rejuvenecida se pretende regir la suerte de nuestra región, Venezuela ha enfrentado la gesta de resistencia más admirable de su historia cuando pese a la soledad a la que la condenaron algunos países hermanos, la persecución y el acoso de las medidas coercitivas unilaterales, aceptación por más de las 50 países de figuras usurpadoras, pudo resistir y se enfrenta ahora, a una nueva época, que se avizora promisoria en la recuperación económica y social.
Desde la perspectiva de la Venezuela actual, la independencia no es un proceso político pasado sino el ejercicio continuo e ininterrumpido de liberación, la cual, no se agota a las formas de gobierno, sino que incluye las posibilidades de desarrollo económico, de orgullo por nuestras propias culturas, gastronomía, usos y costumbres, siendo este el aspecto medular. de estas 7 líneas de transformación.
Vista desde la manera más sencilla, en la independencia plena se abarca desde el sentimiento de ser venezolano y la visibilización de la venezolanidad como entramado de valores y creaciones sobre las qué hay que fomentar la satisfacción, hasta, el impulso de las capacidades de trabajo autónomo y soberano, en las distintas áreas de la vida económica y social del país.
El camino a la Venezuela potencia, reinventada desde su seno superando las viejas lógicas rentistas, para convertirse en un país con capacidades de creación propia e Innovación profunda en todos los ámbitos de su devenir como país soberano, requiere necesariamente de condiciones óptimas para el desarrollo pleno de la personalidad humana y de la vida en sociedad, bajo parámetros de bienestar, garantía de derechos, seguridad humana, justicia equitativa y paz positiva, ejercidas a plenitud en todo el territorio histórico de la república, hoy reconceptualizado con la plena incorporación de la Guayana Esequiba al proyecto de desarrollo nacional.
Dentro de la discusión convocada por el presidente constitucional de la República Bolivariana de Venezuela Nicolás Maduro Moro, la política social constituye un ámbito vital por su importancia para la Revolución Bolivariana. Sustentada en un Estado social fuerte, comprometido con el pueblo organizado, de índole democrático y participativo que nos legó el comandante Hugo Chávez Frías, nuestro país vivió los mejores tiempos de atención social expresados en la mejora de todos los indicadores sociales en las diversas áreas; posteriormente, las bases del estado de bienestar social fueron afectadas por el ilegal bloqueo económico; ahora, en el marco de una nueva época de transición al socialismo, Venezuela necesita una transformación que responda a las condiciones actuales y futura del país.
Las democracias en el mundo están en crisis, el caso de América Latina la situación es especialmente compleja, con avances, temas pendientes, retrocesos y desafíos expresados en » democracias fascistas y representativas» en muchos casos. Venezuela, por su parte, lleva 25 años construyendo un proyecto de país que tiene su fundamento estratégico en una democracia participativa y protagónica, que se diferencia de la Democracia liberal tradicional, y cuya clave es la construcción y puesta en marcha de un modelo civilizatorio de la vida, esta democracia participativa se caracteriza por el ejercicio frecuente de la soberanía por parte del ciudadano- pueblo, y se basa en la participación activa y directa del pueblo en la toma de decisiones y en la gestión pública.
La Revolución Bolivariana ha significado, entre otras rupturas con el orden establecido, una transformación de la cultura política y ética en nuestro país, evidenciadas en el proceso de democratización progresiva y sistemática del conocimiento y, con ello, las batallas por la identidad históricas y culturales que han transformado progresivamente la subjetividad de la población, para asumirnos cada vez más como un pueblo que puede y quiere; para reconocer la grandeza de dónde venimos y la potencia que representamos; para demostrar que otro mundo mejor es posible. Todo ellos, aspecto fundamentales para el empoderamiento popular, qué es el resultado de la democratización del Poder y del ejercicio colectivo del gobierno en y desde el territorio de lo concreto y de lo cotidiano.
Este proceso de construcción de un tejido social ha sido capaz de ir cubriendo palmo a palmo tanto el territorio como lo sectorial de un entramado de instancia de co-gobierno y auto-gobierno, respaldadas en un grupo de leyes destinadas al fortalecimiento y expansión del poder popular, así como en la plataforma de integración y articulación de más de 43 sectores que agrupan innumerables movimientos sociales y partidos revolucionarios. Es precisamente este proceso político cultural lo que ha representado un bastión fundamental para resistir los embates de la guerra multifactorial, para construir políticas públicas que son expresión de las aspiraciones y necesidades del ciudadano común, para salir victoriosos en la gestión de una pandemia mundial en la que más de uno esperaba encontrar en Venezuela los lamentables fenómenos de ignominia que se expresaron en países dirigidos por el neoliberalismo desalmado.
Cada uno de los logros presentados por nuestro presidente en su mensaje de gestión anual ante la asamblea nacional y el pueblo, el 15 de enero del 2024, se dio desde un enfoque dialéctico, popular y emancipatorio de gestión revolucionaria, desarrollado bajo la doctrina bolivariana en los principios y valores declarados en el preámbulo de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999) y de los artículos que rige el poder popular y la participación protagónica; así como también, el legado histórico del comandante Hugo Chávez Frías.
Este siglo XXI ha estado marcado por grandes transformaciones en Venezuela y a nivel mundial, continúa afrontando un momento post pandémico, en donde se aceleraron más los debates de profundidad para consolidar la creación de un nuevo sistema internacional basado en la creación de un mundo multipolar y multicéntrico. Venezuela se encuentra en este año 2024 en una etapa ofensiva, los mecanismos de cooperación, integración y crecimiento para consolidar la creación de un mundo multicéntrico y pluriporal como alternativa el mundo unilateral conocido tradicionalmente, nuevos polos de poder que configuren el sistema hacia un mundo equilibrado, tal como lo enseñó el Libertador Simón Bolívar y el Comandante Eterno Hugo Chávez. Para ello, es necesario el fortalecimiento de la Diplomacia Bolivariana de Paz y la diplomacia de los pueblos como mecanismo de Unión, fraternidad, solidaridad y cooperación mutua. Es importante, además, fortalecer la integración latinoamericana y caribeña, así como recuperar la participación activa en las organizaciones y mecanismos de integración regional como a la UNASUR, en favor de promover la hermandad y la solidaridad entre los pueblos de nuestra América y hacer frente a los antagonismos que emerjan y pretendan impedir el avance de las ideas progresistas y el pensamiento Bolivariano en la región. EL COMANDANTE CHAVEZ LO DIJO NO CAMBIEMOS EL CLIMA CAMBIEMOS EL SISTEMA.
Escrito por: Abg. Carlos Peña
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