La escena y el móvil parecía creíble, pero una investigación de menos de 48 horas corroboró que el crimen perfecto no existe. Hace 37 años, una mujer, de origen portugués, fue asesinada en Los Rastrojos del municipio Palavecino.
Fue la mañana de aquel 22 de octubre de 1988 que el cuerpo de Isabel María Da Cruz, de 25 años de edad, fue hallado dentro de un apartamento ubicado en un edificio de Los Rastrojos. Para ese momento, nadie sabía qué pasaba y por qué a esa joven, que hace pocos meses se había estrenado como mamá, le habían quitado la vida de esa manera. La joven presentó una herida en la yugular que la desangró.
Durante las primeras horas, la historia parecía tener sentido, se habría tratado de un intento de robo, su esposo, también de 25 años de edad, lloraba desconsoladamente y, supuestamente, aseguró a los funcionarios policiales que esa mañana él salió de su casa y su esposa quedó preparándole el tetero a su bebé.
Algo no cuadraba en la historia de esa noche
Funcionarios de la antigua Policía Técnica Judicial (PTJ), ahora Cicpc, hacían las investigaciones y tenían varias hipótesis, entre esas el robo, aunque algo no les cuadraba. Las puertas de la vivienda no estaban forzadas, lo que les hacía entender que el ladrón que entró podía haber conocido a la familia.
Pero esa hipótesis no les convencía del todo, según los reportes de medios de comunicación para ese año, los uniformados decidieron abordar al esposo una vez más y preguntarle qué hizo durante la mañana.
El hombre, que era dueño de una panadería que quedaba a pocas cuadras, contó que ese día salió a las 7:00 de la mañana hacia el negocio y estuvo hablando con varias personas, luego le pidió a uno de sus trabajadores que fuera a buscar una encomienda y le entregó las llaves, fue este muchacho quien vio el cadáver de la mujer y de inmediato le notificó.
Maquinó un plan para no ser descubierto por el crimen
Alrededor de 48 horas tardaron los uniformados en esclarecer el crimen y es que dentro de la vivienda hallaron el arma homicida, un cuchillo, que estaba envuelto en unas sábanas. Y su olfato de pesquisas les mostró que estaban frente a un crimen perpetrado por su pareja, pero el reto era que el hombre confesara.
El esposo de Isabel, para no ser descubierto como el autor material del crimen, trató de involucrar a más personas para tratar de escabullirse de la justicia.
Ese 22 de octubre, el “Portugués”, como era conocido en la zona, al llegar a la panadería le dio a uno de sus empleados para que le guardara 5 mil bolívares (unos $344 para ese año), esto supuestamente con el único fin de inculparlo como el responsable del robo y muerte de su pareja.
Pero también involucró a otro trabajador, el que fue a buscar la supuesta encomienda. Esto, según el reporte de investigaciones, para ese momento indicó que el hombre lo hizo para quedar ajeno al caso y que no fuera el principal sospechoso.
Aunque los funcionarios detuvieron por averiguación a ambos jóvenes, quedaron en libertad porque algo les decía que el responsable era el esposo y además, vecinos de la comunidad alegaron que el hombre salió de esa casa muy rápido y se veía nervioso. Nuevamente, interrogaron al “Portugués”, quien no pudo más y llorando confesó que había asesinado a su esposa.
Al momento de confesar el crimen dijo que el viernes 21 de octubre había estado con unos amigos ingiriendo bebidas alcohólicas y al llegar en la madrugada la esposa estaba furiosa, pero que luego no se acordaba lo que ocurrió y de haber matado a su esposa de esa manera tan cruel.
Sin embargo, el informe de la PTJ indicó que el hombre mantenía altercados con su esposa y que a raíz de esto él se refugió en el alcohol. Descubrieron que esa madrugada lo que realmente había ocurrido era que él llegó a la casa borracho, despertó a su amada y la invitó a tomar una botella de vino y luego de unos minutos, él la abrazó y le clavó un cuchillo entre la tráquea y la yugular.
El cuerpo de Isabel quedó tendido dentro del cuarto, murió desangrada y los únicos testigos fueron su esposo y la bebé de tan sólo 3 meses.
¿Qué pasó con ellos?
Para ese año se conoció que a Isabel la trasladaron a Portugal, su tierra natal, para que familiares le dieran el último adiós.
Al “Portugués” lo trasladaron hasta la sede policial y en menos de un mes fue trasladado al Internado Judicial de Barquisimeto.
Al poco tiempo se conoció que este hombre fue condenado a no menos de 20 años de prisión, aunque medios locales indicaron que luego con la entrada en vigencia del Código Orgánico Procesal Penal y por tratarse de una condena por admisión de hechos, se le redujo la pena.