Osman Rojas | LA PRENSA.- Caminar por los pasillos del centro comercial buhoneril Barquisimeto, mejor conocido como Bequito ya no es una odisea. Ahora mismo, los pasillos del comercio popular lucen vacíos y los vendedores aseguran que las ventas han bajado hasta en un 90 %. “Ya esto no es lo que era antes”, lamenta María José Castillo, vendedora de ropa de damas.
“Si la gente consigue plata es para comer. Eso de estrenar en diciembre se acabó”, lamenta Castillo. El movimiento dentro del comercio se enfrió de tal manera que los vendedores dejan sus puestos para reunirse a conversar o a jugar dominó dentro del edificio.
“¿Y qué más vamos a hacer?”, cuestiona Yésika Porras, vendedora de zapatos que asegura tener dos semanas sin vender una sola pieza. La poca venta ha llevado a Porras a bajarle el precio a la mercancía; sin embargo, la vendedora confiesa que los pocos compradores que llegan al negocio sólo ven y se van.
La poca venta ha cambiado hasta el horario de los comerciantes, y es que ahora mismo los vendedores bajan la santamaría a las 5:00 pm, una hora antes de lo habitual. “No vale la pena quedarse aquí y perder una hora. Lo que no se hizo en todo el día no se va a hacer en un ratico”, comenta Juan Torres, vendedor de ropa en Bequito I.
La Prensa realizó un recorrido por ambos centros populares para ver el movimiento de personas. Ambos establecimientos lucían vacíos y los comerciantes desmotivados y preocupados por la escasa venta registrada en el mes.
Los comerciantes aseguran que lo único que medio está saliendo es la ropa de bebé, esto porque los padres hacen un esfuerzo para que los niños mantengan la ilusión de diciembre.
Están en las mismas
Al igual que los vendedores de Bequito, los buhoneros del centro de Barquisimeto también denuncian pérdidas importantes.
“Sólo pasan y preguntan, pero ya nadie compra”, dice Génesis Castro, quien asegura que en lo que va de semana no ha vendido la primera pieza.
“El lunes vinieron y me iban a comprar un pantalón, pero sólo tenían tarjeta, conseguí que alguien me prestara el punto, pero a la hora de pasarla la línea no respondió. Eso es lo más cerca de vender que estuve en la semana”, confiesa con tristeza la vendedora.