José D. Sequera | LA PRENSA.- El poder adquisitivo del venezolano sigue yéndose a pique. El anuncio deaumento de salario mínimo emitido por el presidente Nicolás Maduro elpasado miércoles hizoque los precios de alimentos de la canasta básica se explotaran en menos de un día.
Productos de primera necesidad como la carnede primera y segunda,huevos y queso fueronlos que subieron más. En el caso de la carne llegan
a sobrepasar el nuevo salario mínimo integral -elcuál quedó en 5 millones196 mil bolívares-, comoes el caso del kilo de solomo de cuerito
que se montó en 5 millones 500 mil bolívares.
Este brinco en los precios preocupa a los venezolanos que ganan sueldo mínimo,pues son las primeras víctimas del “monstruo”
de la hiperinflación.
“¿Cómo es posible quela gente se alegre con unaumento cuando sólo deun día para otro el preciode las verduras cambió?”,se preguntó la docente María Pérez, quien consu bolsa en mano dijoque por el aumento “tuveque comprar menos verduras porque no me alcanzó”.
El testimonio de Pérez es exactamente idéntico al de muchos asalariados básicos en el país que se tienen que enfrentar con una economía que
-según el economista Diego Mendoza-, se hacontraído un 50 por ciento en sólo cinco años y que desde hace tres presenta inflación en más dedos dígitos.
Expertos en economía explican que esta realidad afecta tanto al civil como al comerciante. El diputado de la Asamblea Nacional, José Guerra comenta que los reajustes a los precios son justificados para lograr reponer inventario pues cuando adquieren mercancía nueva, los costos son mucho más elevados que la vez anterior y toca reinvertir.
Guerra detalla que el dinero sin respaldo que el Banco Central de Venezuela ha puesto a circular en el país agudiza la crisis. “Mucho dinero en la calle, pero sin el mismo nivel de producción hace que los precios suban”, explica.
El pronóstico “de mal en peor” es el que auguran consultados con respecto al futuro de la economía venezolana. Sentencian que el aumento de precios podría generar más hambre y roncha en un pueblo prácticamente empobrecido.
“Cada vez estoy más flaca porque cada vez el dinero se me vuelve sal yagua en la comida, y asícomo yo, hay mucha gente que está pasando necesidades”, expresa la señora Yaneth Rodríguez.
Ella asegura que de seguir de esa manera, la única salida que le ve es irse del país. “Si no temata la delincuencia, el gobierno te matara de
hambre, por eso es que tenemos que partir de esta tierra”, precisa triste.