AP | LA PRENSA.- Hace un año, la oposición se encontraba en la cresta de la ola cuando junto a cientos de miles de personas tomó las calles de Venezuela protagonizando uno de los mayores movimientos insurreccionales de la historia reciente en la región.
Hoy, sumida en una profunda crisis interna y agobiada por las fracturas, la coalición opositora y otras organizaciones convocaron protestas en todo el país el viernes en rechazo a las elecciones, la galopante inflación, la falta de alimentos y medicinas, y las precarias condiciones de los servicios de salud, agua, electricidad y transporte.
Con estas acciones, las organizaciones opositoras y disidentes del oficialismo aglutinadas en el llamado «Frente Amplio Venezuela Libre», buscan animar a los sectores descontentos y fortalecer el boicot contra los comicios del 20 de mayo, afirmó el representante de la alianza en el Frente, el diputado Juan Pablo Guanipa.
La coalición opositora, formada por una veintena de partidos, descartó su participación en los comicios de mayo alegando falta de garantías electorales. A la postura de la alianza se sumaron otros sectores clave como la Iglesia, los empresarios, las principales universidades y el movimiento estudiantil.
Los contrarios a las elecciones no han definido por el momento las acciones que seguirán antes, durante y después de la jornada de votaciones. Los comicios fueron rechazados también por algunos países de la región, Estados Unidos y la Unión Europea, que dejaron caer la posibilidad de endurecer las sanciones contra el gobierno venezolano.
A pesar de los cuestionamientos, el presidente Nicolás Maduro descartó suspender la votación.
Maduro, que tiene un respaldo que ronda el 22%, es el favorito para lograr la reelección por seis años más.
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