Los científicos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) han comprobado, a través de sus constantes observaciones y mediciones, que la capa de ozono se encuentra realmente en fase de recuperación a largo plazo y que la concentración en la atmósfera de las substancias que le causan daño continúa disminuyendo.
«Dado que algunas substancias que agotan la capa de ozono también funcionan como gases de efecto invernadero, su eliminación gradual es una ventaja añadida para el clima», señala el boletín anual sobre la situación de la capa de ozono que produce la organización.
No obstante, la entidad también enfatiza que no hay que dar todo por ganado y que el seguimiento del estado de la capa de ozono y, en particular, del agujero que tiene sobre la Antártida, debe continuar.¨
Esta información ha sido difundida coincidiendo con el Día Mundial del Ozono, que celebra el Tratado de Montreal, considerado el tratado medioambiental de mayor éxito de todos los tiempos ya que condujo a la eliminación progresiva de las substancias nocivas para la capa de ozono.
Los especialistas consideran que este es el momento de ir más allá en el cuidado de esta capa que envuelve la Tierra y reduce la parte de la radiación que llega a la corteza terrestre.
Para ello se ha pedido avanzar en la eliminación gradual de los hidrofluorocarburos (HFC), gases potentes que calientan el clima, lo que se considera más importante que nunca en vista de los récords de temperatura de los últimos tiempos.
Si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la aparición del agujero de ozono) hacia 2066 en la Antártida, hacia 2045 en el Ártico y hacia 2040 en el resto del mundo.
Protección frente a la radiación ultravioleta
«El ozono estratosférico nos protege de los efectos perjudiciales derivados de una sobreexposición a la radiación ultravioleta, principalmente de aquella más energética que produce los efectos más adversos sobre los ecosistemas y la salud humana», recuerda la Aemet.
«Además, su relevancia es aún mayor si tenemos en cuenta la pequeña proporción en la que se encuentra en la atmósfera».
También el servicio de vigilancia atmosférica de Copernicus ha informado este lunes sobre el agujero de ozono en la Antártida y ha avanzado que «comenzará a formarse más tarde de lo previsto en 2024», de acuerdo a los datos de sus trabajos de monitorización rutinaria.
«Esto se relaciona principalmente con cambios en las temperaturas y patrones de viento en la estratosfera de la región, lo que lleva a un inicio retrasado del proceso de agotamiento del ozono», ha explicado en un comunicado.
En condiciones meteorológicas normales, el agujero comienza a formarse a mediados o fines de agosto y se cierra hacia fines de noviembre.
«Hay una gran cantidad de factores que influyen, directa o indirectamente en la formación del agujero de ozono en la Antártida. Sin embargo, ninguno tiene tanto impacto como las sustancias antropogénicas que agotan la capa de ozono», ha explicado Laurence Rouil, director del Servicio de Vigilancia Atmosférica de Copernicus (CAMS) del Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio (CEPMPM).
Control de casi cien sustancias perjudiciales
Por su parte, la directora del Instituto Internacional de Derecho y Medio Ambiente (IIDMA), Ana Barreira, ha explicado que gracias a «un esfuerzo internacional conjunto impulsado por la comunidad científica, se ha conseguido exigir el control de casi cien sustancias químicas perjudiciales para el ozono».
En 2013, el agujero de ozono se abrió pronto y de forma rápida, convirtiéndose en uno de los más grandes registrados a mediados de septiembre, y uno de los de mayor duración observados hasta la fecha.
Posteriormente, la superficie del agujero de ozono se redujo significativamente hasta situarse prácticamente dentro de la media, pero fue inusualmente persistente durante noviembre, permaneciendo por encima de los 14,2 m2, aproximadamente la superficie de la Antártida, hasta principios de diciembre.
De acuerdo a las observaciones de la Nasa, el año pasado el agujero de ozono antártico tuvo una extensión media de 23,1 millones de km2, alcanzando un máximo de 26 el 21 de septiembre.
«A modo de símil, si fuéramos capaces de concentrar toda la capa de ozono sobre la superficie terrestre, apenas ocuparía una capa de 3mm de espesor, mientras el conjunto de toda la atmósfera que nos rodea alcanzaría un espesor aproximado de 8.000 metros», según la Agencia Estatal de Meteorología española.
Con información de EFE