viernes, 22 noviembre 2024
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Buscan un plato caliente 

Isabella Delgado | LA PRENSA.- Son una familia regular, con una casa regular, pero la comida diaria sólo la encuentran en un comedor popular. Francis Bermúdez y Julio Meléndez van todos los días a la sede de la Ciudad de los Muchachos de la carrera 13 junto a sus tres hijos -unos morochos de 8 años y otro de 2 años- en busca del plato caliente que no pueden hacer en sus hogares.

Son las 12:30 del mediodía del martes 20 de diciembre y, como todos los días desde hace un año, la familia espera su turno en fila. Esta vez comerán un plato de caraotas y un pan; otros días han comido pasta, arroz u otros granos.

“No se consigue comida, no se consigue empleo. Si no es por este comedor no sé qué sería de nosotros. A veces no tenemos otra comida que esta”, confiesa Julio, de 42 años, sentado en el piso, ya cansado por la espera. “A veces trato de llevarme un poco para tener algo para el día siguiente. Hoy desayunamos unos panes, pero ayer no habíamos comido nada”, acota Francis, quien tiene 33 años y está desempleada.

Los Meléndez Bermúdez son parte de una oleada de ciudadanos que este año comenzaron a acudir a la Ciudad de los Muchachos en busca de almuerzo. En los últimos seis meses la cifra pasó de 200 beneficiados para alcanzar una media que oscila entre 800 y mil.

Adrián Mendoza, miembro del equipo de coordinación de la fundación sin fines de lucro, atribuye el alza al declive socioeconómico que ha experimentado el país: “Los derechos fundamentales como salud, educación y alimentación se han deteriorado. El más golpeado es el pobre. Antes veíamos solamente personas en situación de calle, pero ahora conseguimos familias completas. Nosotros estamos para el que necesita”.

En la cola de espera que se despliega por toda la cuadra, y que se extiende hasta pasadas las 3:00 pm, se ve la variedad de beneficiados. Hay discapacitados, menores de edad solos, amas de casa, estudiantes.

Wilmer Mora forma parte del grupo de las personas en situación de calle. “La única comida que hago es esta. Lo otro que como es lo que consigo en las bolsas de basura, que cada vez es menos. A veces se come, a veces no”, dice mientras muestra una bolsa de basura que consiguió ayer en la mañana. “La fundación es lo que nos mantiene vivos. Acá estamos muy agradecidos”.

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