José Najul | LA PRENSA.- Un hálito de soledad se apoderó de las calles de Barquisimeto durante el primer día del año. Las fachadas de la mayoría de las casas estaban vacías, y eran pocas las familias que salieron abiertamente a celebrar la llegada del 2017 en el espacio común.
El centro de la ciudad estuvo particularmente desolado. Los comercios, que desde hace semanas se han quejado de la situación económica y financiera del país, bajaron las santamarías; y sólo unos esporádicos transeúntes poblaban fugazmente el panorama. En otros sectores, como Barrio Unión, algunas familias hicieron el típico sancocho mañanero.
Es un esfuerzo muy grande comprar comida en esta época. El nuevo año lo recibimos con una comida en familia en la que gastamos como 40 mil bolívares para hacer 50 hallacas. Lo mismo pasó con el sancocho, pero lo hacemos para compartir con nuestros allegados y vecinos”, expresó Luisa Navas, habitante de Barrio Unión.
Asimismo, elevaron sus deseos para que Venezuela supere la crisis económica y la cotidianidad sea más llevadera.