Agencias | LA PRENSA DE LARA.– El exministro de Finanzas de Hugo Chávez, Rodrigo Cabezas, acusó a la administración de Nicolás Maduro de convertir la llamada revolución bolivariana, que creó el fallecido presidente, en un «gobierno que hace rehén a su propio pueblo a partir de la coerción militar-policial-clientelar».
Cabezas publicó un escrito de ocho páginas que tituló «Venezuela: el sonido del silencio de las víctimas o la coartada antiimperialista de los victimarios», que tiene fecha del 12 de febrero de 2021.
El texto lo dirige a la «izquierda democrática del mundo» en el que repasa los errores que, a su juicio, ha cometido la gestión de Nicolás Maduro desde 2014, cuando tenía un año en el poder.
Acusa al gobierno de ser «autoritario» y lo responsabilizó de una devastación que no había conocido el país en los últimos 100 años en «lo económico-social, así como el eclipse de nuestra democracia y libertad».
Para el exfuncionario «la principal causa que lo explica es el profundo desprecio de la autocracia gobernante por la ciencia económica, lo profesional y lo técnico. Siete años han transcurrido sin un especialista del área en la conducción del gabinete económico ministerial y del Banco Central (de Venezuela)».
Militares inexpertos en empresas básicas
Recriminó que en puestos claves de empresas del Estado como la industria petrolera, en Guayana, la petroquímica y el sistema eléctrico nacional hayan colocado «a militares totalmente inexpertos al frente de ellas. En los últimos cuatro años no se conoce la Ley de Presupuesto y de Endeudamiento de la República, esto raya en lo insólito».
Cabezas citó los informes de ONG como Provea y Foro Penal que hablan de ejecuciones extrajudiciales a manos de cuerpos de seguridad del Estado, los presos políticos, así como la Encuesta Encovi de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab) para dar muestra de los índices democráticos, el número de presos políticos y las condiciones de vida de las y los venezolanos.
Poderes públicos secuestrados
Acusó a Maduro de «secuestrar el resto de los poderes públicos» y arrinconar la gestión de la Asamblea Nacional de 2015, lo que considera convirtió a la revolución bolivariana en «deriva autocrática».
«Una nueva élite política enriquecida, que no pasa la prueba de la honestidad y de la modestia de vida, está a salvo porque el poder judicial es parte de la degradación moral y sustenta el fortalecimiento de la impunidad descarada: el poder judicial perdió su imparcialidad, probidad e idoneidad».
Además, mencionó el Informe de la Misión de Determinación de Hechos sobre Venezuela del Consejo de DDHH de la ONU, donde se señalan delitos cometidos en el ejercicio del poder que pudieran calificarse como crímenes de lesa humanidad.
«El informe de la ONU es desgarrador desde lo humano. Cientos de víctimas han sido sometidas al terror del estado. Lista larga de la ignominia disfrazada de socialismo: detenciones arbitrarias, desapariciones forzosas, burlas al debido proceso y derecho a la defensa, tortura, trato cruel, inhumano, degradante y humillante, actos de violación y amenazas sexuales».
Fracasó la revolución bolivariana
Para el exministro chavista no puede hablarse de «Socialismo de Siglo XXI» o revolución bolivariana, a pesar de que Maduro conserve el poder.
«De cierto, el proyecto del socialismo del siglo XXI en Venezuela fracasó, aunque conserve el poder fáctico. Fracasó porque una nación a pesar de sus víctimas y sufrimientos se opone a la élite que la gobierna desde la usurpación y reclama un cambio político en democracia que aquellos les niegan. Esto será inevitable, un pueblo no puede ser encarcelado para siempre».
Ante la situación de Venezuela llamó a la izquierda democrática del mundo a no ser solidarios automáticos con el gobierno de Maduro.
«La izquierda democrática y progresista de nuestro planeta, la antifascista de Europa, Asia, Centroamérica, el Caribe y Suramérica, la anticolonial de África, la liberal de EEUU y Canadá, tienen una oportunidad de acompañar a las víctimas que esperan justicia en Venezuela. No hay razón alguna que justifique darle solidaridad automática a una autocracia política que terminó siendo, como proyecto socialista, un descomunal fraude».
Fuente: Efecto Cocuyo