Tener entre 18 y 29 años de edad, ya no es garantía de vivir una vida feliz, según revelan psicólogos y estudios científicos. La juventud que décadas atrás era considerada la etapa con menos preocupaciones y obligaciones, cuando se establecían metas y proyectos de vida para desarrollarse profesionalmente, económicamente y personalmente, ahora enfrenta grandes cambios y desafíos. La frustración, el miedo, la ansiedad y síntomas de depresión están impactando negativamente la salud mental de esta generación.
La revista Nature Mental Health sacó un estudio en mayo con datos del Global Flourishing Study, de la Universidad de Harvard y la Universidad de Baylor, en Estados Unidos, realizado a 20 mil personas en más de 20 países, destaca que los adultos jóvenes tienen problemas no sólo para alcanzar la felicidad, sino también para tener buena salud física y mental, desarrollar su carácter, encontrarle sentido a la vida, tener relaciones de calidad y alcanzar la seguridad financiera.
Los psicólogos dicen que la felicidad es un estado mental subjetivo. «Académicos hablan que la felicidad está relacionada con la motivación y distinguen entre lo que hace feliz a una persona y lo que la satisface. Porque los elementos económicos satisfacen a la gente, pero no necesariamente la hacen feliz. Por eso, la felicidad tiene que ver más con un logro personal, con un elemento de realización», explica Gisela León, psicóloga organizacional.
Estos especialistas prefieren el concepto «bienestar psicológico», que le permite a las personas alcanzar estados de felicidad. «La salud mental no es ausencia de enfermedad, es la propensión de un bienestar psicológico adecuado que se logra con hábitos a largo plazo, como alimentarse sanamente, dormir ocho horas al día, reconocer las emociones, reflexionar y aprender a manejarlas, aplicar técnicas para el estrés, hacer ejercicio, construir relaciones sanas y tener redes de apoyo sociales y espirituales», sostiene León.


Factores que les afectan a los jóvenes
Desde el año 2006, el FMI indicó que los niveles de felicidad juvenil han disminuido en América del Norte, América Latina, Europa, el sur de Asia, Oriente Medio y el norte de África. Ahora esta población tiene mayores problemas emocionales para alcanzar factores económicos y sociales. El impacto que están teniendo las Redes Sociales (RR. SS.), en la salud mental de los jóvenes es determinante.
«Las RR. SS. establecen patrones de comportamiento inalcanzables. Hay que ser mujeres bellas, esbeltas para ser felices. Los caballeros se están viendo también afectados por patrones físicos y culturales establecidos. El deseo de imitar estilos de vida de influencer o YouTuber, que muestran una vida ostentosa, está afectando mucho a la juventud porque ese mundo no vende una vida de bienestar que la mayoría no tiene», comenta León.
Bárbara Cerón, psicóloga, sostiene que el estar expuestos por horas a pantallas, viendo lo que ocurre en Instagram, TikTok, Facebook o X, hace que los jóvenes se sientan «frustrados». «La globalización ha conducido a la sociedad a un mayor consumismo. Y en Venezuela, donde la situación económica no es fácil, los jóvenes se sienten frustrados por no alcanzar una estabilidad financiera», mencionó.
León asegura que los jóvenes, que asisten a consulta, están durmiendo entre cuatro y cinco horas diarias por dedicar su atención a un celular. «Eso les está robando horas de sueño y tiempo. Permanecen en estado de alerta por la información que reciben. Eso genera niveles de excitación cortical y genera ansiedad y dificultad para concentrarse», alega.


Tendencia a la soledad
El estudio, realizado por la Universidad de Harvard y la Universidad de Baylor, señala que los jóvenes están teniendo una menor participación en organizaciones comunitarias o religiosas, y la soledad ahora está siendo más prevalente en ellos.
La psicóloga, Bárbara Cerón, comenta que el ser humano tiene que tener un equilibrio biológico, psicológico y social. «Mientras menos contacto social tenga una persona, muchos más problemas de desarrollo y de evolución tendrá. Desde que estamos pequeños necesitamos de un grupo de apoyo», recalca.
Y es que los jóvenes pueden tardar hasta más de cinco horas al día viendo redes sociales o conectados en línea. Buena parte de las comunicaciones que mantienen con sus amigos son virtuales, cuando la ciencia ha demostrado que alcanzar la felicidad está vinculada con tener relaciones sociales de calidad, compartir con amigos, la familia, los compañeros, los vecinos, etc.
«Quizás esta generación tiene muchos amigos, pero por internet, a nivel personal no comparten. Y si se encuentran en un sitio, no sueltan el celular. Es increíble cómo estos muchachos interactúan por ratico. Las actividades sociales donde participan son limitadas», acotó la psicóloga, Gisela León.
El sociólogo, Dioni Salas, considera que los patrones sociales se han alterado y que los jóvenes están considerando la felicidad como un estado exclusivamente relacionado a tener bienes materiales. «La sociedad te exige ciertos elementos para poder considerarte exitoso como, por ejemplo, ir a la universidad, conseguir un buen trabajo que te permita cubrir tus gastos alimenticios y desarrollarte económicamente, adquirir una casa, tener un carro, tener familia e hijos, y cuando los chicos no los pueden cumplir llegan a caer en depresión, por no poder alcanzar aquello que consideran deben tener», explicó.
Desde el punto de vista sociológico, la felicidad va más allá de lo material. «La verdadera felicidad radica en que en tu soledad, te encuentras a ti mismo, te aceptas y puedes levantarte y verte al espejo y saber que puedes seguir adelante sintiéndote bien. Los jóvenes están confundiendo la felicidad con fiestas o con la cantidad de likes que reciben en las redes», manifestó.


Juventud venezolana
La encuesta 2024 de Psicodata, de la Escuela de Psicología en la UCAB, hace una radiografía de la salud mental de los venezolanos, analizando entre los grupos etarios a jóvenes de 18 a 24 años.
«Los jóvenes son resilientes, pero al mismo tiempo tienen heridas, hay vulnerabilidad», comenta el sacerdote jesuita Danny Socorro, director de la Escuela de Psicología de la UCAB.
Explica que la resiliencia es la capacidad de adaptarse a los cambios, de seguir levantándose y siendo creativos en medio de las adversidades. «Más del 65% de los jóvenes se siente optimista con lo que personalmente van logrando. Más del 65% de ellos se siente satisfecho con su vida», argumentó.
En cuanto a los elementos de vulnerabilidad, 89% de los jóvenes dijo no confiar en la mayoría de la gente. El 83% dice que su principal apoyo es la familia y el 73% dice que son los amigos. En tercer lugar están los compañeros de trabajo y en cuarto lugar los vecinos.
«Esa es una de las cosas que nos limita mucho como país, por eso Psicodata arroja que Venezuela tiene una resiliencia social disminuida. La gente de un país no puede sostenerse exclusivamente con la familia y con los amigos. Se requiere tener confianza en las instituciones, se requiere de una serie de apoyos sociales claves para poder progresar como nación», acotó Socorro.
En cuanto a los factores que más estresan a la juventud venezolana, los resultados reflejaron que al 51% le preocupa la situación económica, y eso representa 4% más que en los datos de la población en general. 30% dice que le estresan sus problemas personales.
El 60% dijo que ha perdido a sus seres queridos por la migración. «Eso hace que los jóvenes tengan una mayor cantidad de responsabilidades, menos apoyo familiar y deban asumir una serie de retos que para un muchacho no es fácil», resaltó Socorro.