Una de las características más destacadas de los perros mestizos, resultado de la combinación de varias razas, es su mayor potencial de inmunidad frente a diversas enfermedades. A diferencia de los de raza «pura» muchas veces producto de la selección genética en laboratorio, que requieren una incorporación más rigurosa de antígenos a través de la vacunación, los mestizos suelen desarrollar una defensa natural más robusta.
Esta fortaleza es una consideración compartida por veterinarios y rescatistas, quienes reconocen esta característica en los caninos criollos, especialmente en cachorros. Mientras que algunas razas «puras» pueden ser más vulnerables o delicadas, un perrito de la calle, a menudo hijo de una madre mestiza, absorbe una sólida protección del calostro materno al nacer. Este bloqueo protector los dota de una mayor capacidad para resistir ciertos virus, principalmente gastrointestinales. «Sabemos que los animales de raza pura carecen de defensas ante coronavirus, moquillo, parvovirus, hepatitis, entre otros», explica el médico veterinario Edgardo Molina. No obstante, Molina enfatiza que, aunque los mestizos tengan una inmunidad natural superior, se les vacuna para reforzar sus anticuerpos.
Enmarcado en el Día Internacional del Perro Mestizo, Molina señaló que los que viven en la calle o aquellos con dueños más permisivos, que dejan pasear sin supervisión y regresar horas después, a menudo desarrollan una notable capacidad de resistencia. Esta se manifiesta incluso en habilidades, como la caza de otros animales que les aportan proteínas esenciales.
Además, el veterinario menciona comportamientos instintivos en los perros mestizos, como el consumo de monte para aliviar molestias estomacales, por necesidad de fibra, por placer, para combatir el aburrimiento o el estrés, o incluso para deshacerse de parásitos intestinales. Sin embargo, si el animal vomita después, podría estar intoxicado. Este comportamiento es comparable a una forma de automedicación, algo que rara vez ocurre en animales muy protegidos, confinados en apartamentos o cuyos dueños restringen su contacto con la naturaleza, limitando sus salidas a paseos por aceras de concreto.
Molina añade que los perros mestizos callejeros, al enfrentarse a los peligros de la ciudad son muy inteligentes e incluso desarrollan una «malicia» que les permite identificar las intenciones de las personas que se les acercan, para darles cariño o para agredirlos. Son capaces de aceptar a extraños que los rescatan del maltrato o de hogares donde vivían atados.
Patricia Kahale, de la Fundación «Peludos al rescate», confirma estas observaciones, viendo a los perros mestizos sin hogar como una representación de la lucha por la vida, pero llenos de bondad. «No importa la situación, siempre están allí para demostrar cuánto nos pueden amar», exclama Kahale, resaltando el valor significativo de su adopción, un interés que está creciendo, especialmente entre cachorros jóvenes.
Sin embargo, es fundamental erradicar el mito de que los mestizos mayores de dos años no pueden ser «moldeables», ya que, en realidad, suelen adaptarse más rápido que los llamados «puros».
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