Según Onusida, en 2023 existía un estimado de 110 mil personas contagiadas con VIH en Venezuela, de las cuales 73 mil fueron diagnosticadas y reciben tratamientos antirretrovirales, por lo que probablemente unas 40 mil personas tengan el virus y no lo sepan. Así lo informó César Pacheco, director de la Unidad de Respuesta en VIH de la ONG Acción Solidaria. Precisó que esta prevalencia se da porque en el país hay ausencia total de campañas de prevención y la mayoría de los centros de salud pública no cuentan con laboratorios para realizar pruebas rápidas de serología y hacer el diagnóstico a tiempo.
«Cualquier persona que tenga dudas relacionadas con su seroestatus y quiera acudir a una consulta pública en un ambulatorio, hospital tipo Uno, va a conseguir dificultades para hacerse una prueba de despistaje porque no las hay. Las personas que tengan dudas con relación a si tiene el virus tienen que acudir a servicios privados de salud. Una prueba diagnóstica en un laboratorio privado cuesta de 10 a 20 dólares», comunicó Pacheco.
Si la persona lograr tener un diagnóstico de contagio y acceder a tratamiento de alto costo que en este país desde 2018 es financiado por el Fondo Global para Tuberculosis, Malaria y VIH, y distribuido en las farmacias de hospitales por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), también enfrenta un barrera.
«Para saber si efectivamente el tratamiento está funcionando adecuadamente se hace cuesta arriba para la mayoría de los pacientes realizarse exámenes una o dos veces al año de carga viral, porque tampoco los realizan en centros de salud pública y puede costar en promedio unos 90 a 100 dólares. Si comparamos ese monto con el ingreso de buena parte de los venezolanos, se hace difícil», recalcó.
Población muestra temor al diagnóstico del VIH
Nélida Perdomo, médico cirujano de la UCLA y especialista en infecciones de transmisión sexual, explicó que una tercera dificultad y quizás la causa principal por la que hay tantas personas con VIH que andan por ahí sin saber, es el temor que tiene la población a un diagnóstico.
«Sí hay manera de prevenir, lo que pasa es que a la gente no le gusta. Les da miedo ir al médico y tener un control, un ginecólogo en el caso de la mujer y un urólogo en el caso de los hombres, y hacerse una prueba de Infecciones de Transmisión Sexual (ETS) a tiempo. Los síntomas del VIH se manifiestan con el tiempo, pueden pasar dos o más años. Como no tiene sintomatología, una persona puede estar aparentemente sana por años, pero carga el virus, es VIH positivo y anda contagiando a todo el mundo. Si no se hace un diagnóstico oportuno y se aplica el tratamiento, el paciente cae en Sida, una cantidad de enfermedades llegan a ese cuerpo y atacan, destruyendo su sistema inmunitario», explicó.
Alega que en el caso del Hospital Pastor Oropeza de Carora, municipio Torres, las personas pueden ir al laboratorio y hacerse una prueba gratuita para diagnosticar el VIH. Perdomo es miembro del Programa Nacional de Control de VIH/Sida/ITS, de la ciudad de Carora.
«Hay un tabú y también mucha estigmatización con las personas contagiadas. Las personas suelen hacerse una prueba del VIH cuando van a buscar un trabajo y la empresa se lo exige, y las mujeres suelen enterarse cuando están embarazadas y van a control prenatal», expresó.
Según Onusida, en Venezuela existen probablemente más de 29.000 mujeres con VIH, y hay más de 78.000 hombres. Cerca de 48 mil niños de cero a 14 años, también tienen este virus.
«La subvención que recibe Venezuela del Fondo Mundial para el VIH, la Tuberculosis y la Malaria, ha sido el mismo monto desde 2018, eso quiere decir que con los recursos se atienden a las mismas personas, los nuevos diagnósticos no están teniendo acceso al tratamiento, porque el Estado dejó de dotar con antirretrovirales a la población afectada en 2017, cuando inició la emergencia humanitaria compleja», mencionó César Pacheco.
Precisó que las campañas de prevención que existen en el país quedaron en manos de las ONG y son muy limitadas, la mayoría por redes sociales. «A veces la gente cree que la campaña se debe reducir a recomendar utilizar preservativos y ya, protégete. Pero la prevención va más allá. Es saber cómo abordar a los jóvenes, a las mujeres, a las trabajadoras sexuales, al hombre trabajador o los hombres que están en las minas, a las personas trans.
Es llevar un mensaje que tiene que ser diferenciado en cada población, porque eso es lo que al final va a permitir que se digiera mejor la información y la persona se empodere con relación a la prevención y pueda tomar medidas para evitar el VIH», sugirió Pacheco.