Unos 114.566 venezolanos ingresaron a Colombia en agosto pasado, según el Departamento de Migración de ese país, lo que representa un aumento del 40%, en comparación con el mismo mes de 2023. Brasil registra un tránsito diario de 500 venezolanos por su frontera, tras las elecciones presidenciales del 28 de julio. Eso equivale a un 35% de incremento, según autoridades de esa nación. El municipio más abrumado es Pacaraima, que ya acoge a 12 mil criollos.
Expertos consideran que se está registrando una nueva ola migratoria en Venezuela ante las pocas expectativas de cambio económico y acuerdos políticos que hay a corto plazo.
Para algunos investigadores se trata de la sexta oleada migratoria. Tomás Páez, coordinador del Observatorio de la Diáspora Venezolana, señala que desde 1999 el éxodo de connacionales ha sido constante. En algunos períodos más intensos que otros. “Desde que ganó el expresidente, Hugo Chávez comenzó la salida de venezolanos, al principio lentamente, un promedio de 120 mil personas al año emigraban hasta que la cifra se multiplicó por 10 a partir de 2016, cuando se comenzó a ir más de un millón de personas anualmente.
La primera ola migratoria fue en 2002, tras el paro petrolero. Eran profesionales de alto poder adquisitivo, clase media y estudios universitarios de segundo y tercer nivel que pudieron viajar en avión y establecerse en Estados Unidos, Europa, Chile o Panamá. Lo hicieron en una Venezuela de boom petrolero, que tenía ingresos anuales superiores a los $56.500 millones.
La segunda ola migratoria fue cinco años después, a partir de 2007. Eran personas también profesionales, pero de clases más populares. La mayoría viajó sólo en avión, dejando a sus familias en Venezuela mientras se establecían en los países de acogida. Solían irse con documentos en regla, como títulos universitarios apostillados.
La tercera ola migratoria comenzó en 2013, y se extendió hasta 2017 tras las protestas políticas. Fue la época en que el país registró la mayor escasez de alimentos y medicamentos de su historia y la ONU declaró emergencia humanitaria compleja en Venezuela. Estos connacionales viajaron a países de Suramérica y lo hicieron en autobús. Podían pagar un pasaje en 300 o 400 dólares y establecerse en ciudades como Bogotá, Lima o Quito. En esa temporada, el país registraba un aislamiento aéreo por las deudas contraídas por el Gobierno con aerolíneas internacionales.
La cuarta ola migratoria empezó en 2017 y fue la huida de la población más vulnerable.
Los barrios y pueblos del interior del país comenzaron a vaciarse. Los migrantes viajaban sin planificación, sin dinero y sin estudios. Les llamaron “los caminantes” porque salían de Venezuela recorriendo cientos de kilómetros a pie o pidiendo cola a camiones de carga pesada. Salieron padres y madres, dejando a sus hijos atrás al cuidado de terceros.
En 2020, en plena pandemia se dio la quinta ola migratoria que se caracterizó por la reunificación familiar. Seguían saliendo personas muy pobres, caminando, pero esta vez llevaban consigo a niños pequeños y adultos mayores. También viajaban mujeres embarazadas que abandonaban el país por el hambre, la violencia y la crisis de los servicios públicos.
Desde el mes de agosto 2024, los investigadores advierten que se está dando un
repunte migratorio, luego de las presidenciales del 28 de julio.
El Observatorio de la Diáspora Venezolana contabiliza 9 millones de venezolanos que se han ido desde 2012. El 91% ha viajado con pasaporte, pero el 50% lo tiene en la actualidad vencido. Y el 32,7% tiene familiares que dependen económicamente de ellos.
Un estudio del Observatorio de la Diáspora Venezolana, del 9 mayo de 2024, titulado «Diáspora, política y participación ciudadana», encuestó a 1.020 migrantes venezolanos establecidos en 90 países y 450 ciudades del mundo, y se les preguntó si conocían a algún familiar o amigo en Venezuela que tenía pensado emigrar dentro de poco, y el 68% respondió que sí.
Eso representa según Tomás Páez, que hay altas posibilidades que la migración se incremente en los próximos meses, sobre todo porque en Venezuela no se concretó un cambio político.
Mauricio Phelan, profesor de la Escuela de Sociología de la UCV, estima que los acontecimientos del 28 de julio derivarán en un aumento de la intención de emigrar. «Pero la experiencia migratoria durante estos años hace que sea una decisión tomada con más prudencia y planificación», expresó.
El sociólogo, Tomás Páez, destaca que en los últimos dos meses y medio se ha incrementado la migración hacia Guyana, Trinidad y Tobago, Brasil, Curazao, Chile, Perú, Argentina y Colombia. De hecho, en este país una encuesta titulada Pulso a la Migración, del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), publicada el 11 de octubre, revela que 80% de los venezolanos migrantes en Colombia, de un total de 2.8 millones, planean quedarse en ese país al no divisar la posibilidad de un cambio social en Venezuela.
También una parte de los venezolanos sigue intentando ingresar por la frontera de Estados Unidos, cruzando antes la inhóspita selva del Darién. El tránsito de connacionales por este peligroso paso ha disminuido 31% este año en comparación con 2023. Autoridades de Panamá informaron que hasta septiembre cruzaron 177 mil migrantes venezolanos. El año pasado lo hicieron 260 mil criollos en el mismo período.
Una de las causas del descenso es el cierre de rutas ilegales que ha logrado Panamá, concentrando migrantes en un solo cordón humanitario.
Patricia Andrade, abogada y fundadora de la ONG Raíces Venezolanas en Miami, en Estados Unidos, indicó que otra de las razones por las que hay menos migrantes viajando a ese país, es porque los venezolanos se han acogido a políticas establecidas por el gobierno del presidente, Joe Biden, para ingresar legalmente a territorio de ese país de Norteamérica. Los que pueden llegar a México se inscriben en la aplicación CBP One y esperan pacientemente obtener una cita que les permita un ingreso formal.
Otros venezolanos esperan acceder al Programa de Parole Humanitario, pero este plan federal va a estar vigente hasta enero del año 2025, tras tener dos años beneficiando a migrantes de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela.
«Por el parol humanitario han pasado cerca de 130 mil venezolanos. Entre las cuatro nacionalidades, han ingresado 500 mil personas y un millón de ciudadanos están a la espera de que se los aprueben», explicó.
Los analistas sostienen que la migración que va hacia Estados Unidos será afectada por las elecciones presidenciales el 5 de noviembre. «Si gana Donald Trump, él ha dicho que va a cerrar las fronteras, fortalecerá las patrullas fronterizas, que en estos momentos requieren entre 3000 y 4000 funcionarios. También eliminaría la aplicación CBP One, y el parol humanitario, que de hecho ya la administración Biden le puso fin. Ahora, si gana la demócrata Kamala Harris, es posible que las políticas migratorias se mantengan igual. El gobierno actual de Estados Unidos ha mantenido una política de fronteras abiertas, aunque lo niegue», opinó Patricia Andrade.
El tema migratorio en Estados Unidos es de las principales preocupaciones del electorado, sobre todo en las denominadas ciudades santuarios, cuyos refugios para migrantes se han mantenido colapsados desde 2021 tras la pandemia. «Los estadounidenses que no hablan nada de español, creen que han ingresado delincuentes de bandas criminales de Venezuela, porque quienes rechazan a Biden aseguran que las fronteras no han tenido ningún tipo de filtros ni control», exclamó.
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