María Vargas | LA PRENSA DE LARA.- La Diócesis de San Cristóbal manifestó su solidaridad con la iglesia arquidiocesana de Mérida y con la población afectada por las recientes lluvias en la entidad, a la vez que rechazó las acciones de efectivos de la Guardia Nacional que han entorpecido la labor humanitaria que se ejecuta en la localidad andina del Valle de Mocotíes.
«Hemos visto cómo personal de la Guardia Nacional Bolivariana está entorpeciendo la labor humanitaria y de caridad social que se está realizando con los pobladores del Valle de Mocotíes», expresó Monseñor Mario Moronta, obispo de la Diócesis de San Cristóbal, a través de un comunicado.
La autoridad religiosa manifestó que «Nos ha llamado poderosamente la atención cómo funcionarios de la GNB intentaron evitar que se pudiera recibir ayuda que estaba destinada a los damnificados y que había sido llevada por el Obispo Auxiliar y personal de Cáritas y de otras Instituciones».
A la vez, Moronta denunció que desde el pasado viernes en los diversos puntos de control funcionarios de la GNB «prohíben el paso de la ayuda humanitaria que llega desde Mérida y otras Diócesis del país. La forma como fue tratado el Obispo Auxiliar desdice de la educación que pudieran haber recibido alguna vez dichos funcionarios».
El obispo, repudió las malas acciones de los funcionarios que «lejos de servir al bien común y al pueblo débil y golpeado» están «al servicio de una parcialidad política y de unos intereses muy distantes de la verdad»
«En el nombre de Dios, les hacemos un llamado a esos funcionarios para que se pongan, de una vez por todas, del lado del pueblo, de donde han salido y del cual forman parte sus familiares», puntualizó.
Comunicado íntegro de Monseñor :
DESDE NUESTRA IGLESIA TACHIRENSE A NUESTRA IGLESIA HERMANA DE MERIDA
«¡AY DE USTEDES QUE PISOTEAN AL DEBIL…
OPRESORES DEL JUSTO QUE ACEPTAN SOBORNO Y ATROPELLAN AL POBRE» (AMOS, 5,11.12)
1.- Desde los primeros momentos cuando nuestros hermanos del Valle de Mocotíes sufrieron los embates de la vaguada que ha causado muertos, heridos y pérdidas materiales , desde toda Venezuela ha habido hermosas manifestaciones de solidaridad y fraternidad: desde la oración para sostener la esperanza y brindar consuelo fraterno hasta los donativos y aportes de variado tipo (medicinas, ayuda económica, alimentos, agua potable, ropa y otros insumos necesarios). Se ha sentido como propia la tragedia, pero igualmente la respuesta ante las necesidades de nuestros hermanos. Asimismo, nuestra Diócesis de San Cristóbal se ha hecho presente gracias a la acción de los Párrocos, de la Caritas Diocesana y otras instituciones que están haciendo llegar su colaboración sin requerimientos ni condiciones de ningún tipo.
2.- Los Obispos, el Presbiterio y la Feligresía de esta Iglesia de San Cristóbal manifestamos nuestra total solidaridad y apoyo al Arzobispo, Cardenal Baltazar Porras, al Obispo Auxiliar, Mons. Luis Enrique Rojas, al Presbiterio y a toda la Feligresía de la Iglesia arquidiocesana de Mérida. Solidaridad y apoyo ante la emergencia y sus consecuencias. También nos identificamos con el Obispo Auxiliar, los Sacerdotes, personal de Caritas de Mérida y otros lugares, así como de instituciones que están acompañando y brindando apoyo, cercanía y ayuda a quienes están sufriendo. Pero también hemos visto cómo personal de la Guardia Nacional Bolivariana está entorpeciendo la labor humanitaria y de caridad social que se está realizando con los pobladores del Valle de Mocotíes.
3.- Nos ha llamado poderosamente la atención cómo funcionarios de la GNB intentaron evitar que se pudiera recibir ayuda que estaba destinada a los damnificados y que había sido llevada por el Obispo Auxiliar y personal de Cáritas y de otras Instituciones. No es un secreto que, desde el pasado viernes, en así denominados puntos de control, sobre todo en La Victoria, antes de llegar a Tovar, funcionarios de la GNB prohíben el paso de la ayuda humanitaria que llega desde Mérida y otras Diócesis del país. La forma como fue tratado el Obispo Auxiliar desdice de la educación que pudieran haber recibido alguna vez dichos funcionarios.
4.- Es un hecho bochornoso y lamentable. Los funcionarios dicen haber recibido orden de la superioridad, pero no aparece nada por escrito y tampoco da la cara. Da vergüenza lo que está sucediendo y que es reflejo de una situación que se ha hecho costumbre en todas las alcabalas y puntos de control en cada rincón del país y en todas sus carreteras. Frente a esa actitud, la indefensión de la gente es total. ¿Será que alguna vez se acabará esa mala praxis? ¿Dónde están la ética y principios morales que dicen recibir en los Institutos de formación? Más aún, ¿dónde queda el juramento de defender al pueblo y sus derechos que hacen ante la Bandera y la Constitución Nacional? El clamor de mucha gente es ¡Basta, hasta cuándo!
5.- Podría resultar inútil hacer un llamado a la conciencia de los funcionarios que, lejos de servir al bien común y al pueblo débil y golpeado, están sí al servicio de una parcialidad política y de unos intereses muy distantes de la verdad y de la dedicación al pueblo. En el nombre de Dios, les hacemos un llamado a esos funcionarios para que se pongan, de una vez por todas, del lado del pueblo, de donde han salido y del cual forman parte sus familiares. ¿Por qué aumentan el sufrimiento y la desesperanza de un pueblo golpeado por una tragedia, atendiendo a supuestas órdenes superiores divorciadas del bien común del pueblo?
6.- Elevamos nuestra voz de protesta y de desaprobación ante esa conducta que deja muchísimo que decir de lo que aparece como lema de la institución: «El Honor es su divisa». Esperamos que todo esto se corrija, así como la mala atención que se le brinda a los ciudadanos en muchos lugares (puntos de control, alcabalas, estaciones de servicio, etc.) amén de la execrable práctica del «matraqueo». Es necesario que haya un cambio de conducta: ojalá que el trato de los más vulnerables, indefensos y débiles sea hecho con respeto atendiendo a la dignidad humana de cada ciudadano.
7.- Pedimos a todos los Sacerdotes, Religiosas, Laicos de nuestra Diócesis y personas de buena voluntad hacer sentir su voz de protesta ante los atropellos que se están dando en contra no sólo del Obispo Auxiliar de Mérida, los Sacerdotes y miembros de la Caritas Arquidiocesana sino, sobre todo, a tantos hombres y mujeres de esa hermosa región que está pasando por una dura situación. A la vez, pido, en nombre de Dios y de tantos hermanos nuestros que se sienten indefensos, a los Capellanes Militares de nuestra Diócesis de San Cristóbal que hablen a los Oficiales Superiores y al personal que ellos atienden sobre lo que está aconteciendo y cómo deben actuar en favor de los hermanos sin distinción ni condicionamientos. Los Capellanes de la GNB deben hacer, lo más pronto posible, un plan de formación en valores éticos y en moral que les permita a los miembros de dicho Componente actuar según lo establecido en la Constitución y con los principios del Evangelio. No hay excusa para no hacerlo, pues forma parte de su misión como sacerdotes.
8.- Al Santo Cristo de La Grita, imploramos su gracia para que sus brazos amorosos sostengan y den fortaleza a los hermanos que están pasando penuria. Y María de Los Andes, en sus diversas advocaciones, sea consuelo para todos. Garantizamos nuestra oración por todos los hermanos merideños, con la reiteración de nuestra comunión fraterna y solidaria.
+MARIO MORONTA R., Y JUAN ALBERTA AYALA R., OBISPOS DE SAN CRISTOBAL
SAN CRISTOBAL, 29 de agosto del año 2021.