martes, 5 noviembre 2024
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Machado: el tema de Venezuela es de dignidad

LA PRENSA.- La coordinadora nacional de Vente Venezuela, María Corina Machado, aseguró que pese al panorama que vive Venezuela «nunca había estado» tan segura de que lograrán el cambio en Venezuela.

Indicó que en los últimos tiempo en los que se ha acentuado la persecusión política por parte del gobierno, es una muestra de fuerza y de dignidad que tiene Venezuela que fue transformada en los últimos 4 meses y que ratificó su deseo en la Consulta Popular.

Indicó que la fiscal destituida, Luisa Ortega, es una muestra de que sin importar la ideología, al momento de decir la verdad, el gobierno buscará silenciar de «una u otra manera».

A continuación la entrevista completa ofrecida a El Tiempo:

¿Qué opina del asilo que pediría la fiscal chavista y hoy antimadurista de Venezuela, Luisa Ortega, en Colombia?

Bueno, llevaba 20 años de relaciones.

¿Relaciones con el poder?

Claro. Muy cercana a los grupos que conforman las mafias del poder en Venezuela. Muy pocas personas tienen tanta información ni el acceso que ella obtuvo a grupos de investigación.

¿Por qué cree que después de tantos años de chavismo, tomó la decisión de distanciarse del régimen de esa manera?

Ella se dio cuenta de que el tiempo de esta dictadura está contado. No quería que la arrastrara el colapso de un régimen que no tiene otro destino de ser calificado como una narcodictadura. Ella conoce muy bien por dentro la magnitud de la perversidad y de los delitos cometidos, y sabe que quienes los han perpetrado, más temprano que tarde van a ser objeto de sanciones internacionales.

Es decir, ¿usted no cree que ella haya tenido una actitud gallarda de repudiar una dictadura, sino que está huyendo del barco que se hunde?

No puedo afirmar eso. No sé dónde está el límite entre una cosa y la otra. Ella corrió un riesgo, desde luego, pero pasó dos décadas formando parte de esta maquinaria y tiene toda esa información. Ciertamente, el quiebre con el régimen la hace objeto de la más implacable persecución. Si ella se queda en Venezuela, su destino habría sido el silencio, por una u otra vía.

¿Está dividida la Mesa de Unidad Democrática (MUD) de la oposición en Venezuela?

Si hay algunos partidos que no están privilegiando esa política, son una absoluta minoría. Siete millones seiscientos mil venezolanos se pronunciaron en el plebiscito del 16 de julio, inequívocamente hacia avanzar a una fase hacia la transición.

¿La Constituyente se la inventó Maduro para ganar tiempo?

Claro. Para darle tiempo a la dictadura. Una vez que surge toda esta presión nacional e internacional sobre ella, Maduro se inventa esta maniobra. Y allí unos de los principales aliados han sido los señores Zapatero y Samper, que el año pasado, octubre del 2016, ante el bloqueo del revocatorio, con la gente en la calle y la comunidad internacional presionando, se inventaron aquel diálogo que terminó siendo un engaño, en el cual metieron hasta al propio papa Francisco.

Ya que usted menciona al expresidente Samper, en un artículo que fue publicado en ‘El Mundo’ de Madrid y en ‘El Tiempo’ de Bogotá, dice una cosa muy dura: que la estrategia de acción política de oposición desde la calle es de tan dudosa efectividad, que se mide por el número de muertos….

Bueno, demuestra un carácter cruel y cínico y de falta de respeto al dolor de todos los venezolanos ante la represión más brutal que hemos sufrido en estos últimos meses, la falta de reconocimiento al coraje y a la entrega de jóvenes que solo han conocido esta desgracia y pesadilla del régimen dictatorial y que aun así han entregado su vida y sus sueños.

También propone el expresidente Samper que para salir de esta crisis, Maduro invite a su Constituyente a todos los sectores, partidos y movimientos, y que luego el resultado se someta a una aprobación plebiscitaria de todos los venezolanos….

Que al señor Samper se le ocurra siquiera plantear que este pueblo, este bravo pueblo, que ha demostrado coraje, dignidad y solidaridad, se subordine, que capitule, que claudique ante el régimen de Maduro, es la demostración de qué tan poco conoce a los venezolanos. Siete millones seiscientos mil optamos por una sola ruta, que es la salida de la dictadura. El señor Samper y el señor Zapatero nos dijeron hace un año que teníamos solo dos opciones: o dialogamos o nos matamos. ¿Sabe qué pasó? Ellos dialogaron y a nosotros nos mataron. Más de 30.000 venezolanos asesinados en un año: esto en genocidio se ha convertido. Entonces ese es un dilema falso y moralmente inaceptable. No es escoger entre la sumisión a la dictadura o la violencia. Nuestra única opción es la lucha por conquistar la libertad.

Dice el presidente Juan Manuel Santos que ni Colombia ni ningún país suramericano demócrata va a aceptar que Estados Unidos intervenga militarmente en Venezuela. Totalmente de acuerdo. ¿Por cuál otro camino pueden ayudar los EE. UU.?

Nadie que conoce a la América Latina de hoy puede pensar que es viable una invasión militar en ningún país del continente. Lo que sí existe en Venezuela es una invasión cubana, una invasión del narcotráfico, una invasión de la guerrilla hasta en el corazón mismo de nuestro territorio. Invasión de bandas criminales de contrabando. Nosotros le hemos pedido a EE. UU. que acabe primero la indiferencia, después la retórica y ahora que entre a la acción. ¿Cómo nos pueden ayudar? Denunciando lo que está pasando acá. Hay rupturas reales y separaciones dentro del oficialismo de aquellas personas que, habiendo compartido ese proyecto chavista durante muchos años, hoy se dan cuenta de que el régimen se derrumba.

¿Se refiere a las últimas noticias sobre disidencias entre los militares?

Ha llegado la hora de que los militares venezolanos entiendan que así como el pueblo lo ha dado todo, su vida, su empleo, su propiedad, su casa, todo, los ciudadanos militares tienen que bajar sus armas y desacatar órdenes claramente inconstitucionales de reprimir a una nación que legítimamente clama por democracia y libertad.

El presidente Santos también dice que deben sentarse a negociar el Gobierno y la oposición. Que haya claridad sobre cuándo va haber elecciones en Venezuela, y que restituyan al Congreso sus poderes y a los presos políticos su libertad. ¿Eso es un saludo a la bandera o ahí hay un plan de trabajo?

Pregúnteles a los familiares de los presos políticos que tienen más de un año escuchando esa enumeración de deseos. Ante el fracaso del diálogo Zapatero, el propio cardenal Parolín envió una carta a Maduro. Allí Parolín dijo: no puede haber diálogo alguno si primero no se garantizan estas cuatro condiciones. ¿Qué está ocurriendo en la práctica? ¿Dónde estábamos hace un año y dónde estamos hoy? Hoy, mientras usted y yo estábamos hablando, la Asamblea Nacional Constituyente le arrebató las funciones legislativas a la Asamblea Nacional. De facto. Ya no le queda nada. Frente a una organización criminal que instauró en Venezuela un régimen totalitario, hay que ejercer una posición de fuerza. ¿Dónde está nuestra fuerza? En la gente movilizada, firme, presionando desde las calles y, desde luego, en la presión internacional.

La mediación del papa Francisco fue un fracaso. Pero en general, cómo ha sido la posición de la Iglesia católica venezolana?

Muy bella. Ha sido hermoso ver a los seminaristas y a las religiosas acompañando las marchas, rezando –también hay grupos evangélicos y de otras creencias– y ahí uno se da cuenta de que hay toda una nación unida en una lucha que es eminentemente existencial, y por eso la vamos a ganar.

Según usted, ¿cuál es la única negociación posible con el gobierno Maduro a estas alturas?

Aquella que establezca las garantías y los términos para que Maduro y su mafia salgan del poder. Decirle: señor Maduro, usted se tiene que ir. Vamos a sentarnos a hablar de qué términos y qué garantías podemos darle, pero usted tiene que salir de Venezuela.

Es decir, ¿la opción de que los partidos de oposición participen en la Asamblea Constituyente es absolutamente inviable?

Eso ya se descartó. Fue un clamor nacional. Le recuerdo que la primera pregunta que sometimos a votación en el plebiscito del 16 de julio fue: ¿Rechaza y desconoce usted a la Asamblea Nacional Constituyente que está convocando el señor Maduro? Y el 99,9 % de los 7’600.000 dijimos, sí, rechazamos y desconocemos. Más aún, el primer punto del acuerdo de los países que suscribieron la Declaración de Lima es: Desconocemos la Asamblea Constituyente y cualquier decisión que ella emita, y punto.

Una de las personas más activas en toda esta campaña contra la tiranía y la dictadura de Maduro es Lilian Tintori. No la hemos vuelto a ver en las calles. Claro, ella está embarazada, está esperando un bebé, y a Leopoldo lo devolvieron para la casa. ¿Debemos descartar por esos motivos la actividad de ese frente contra la dictadura de Maduro?

Si hay personas a las que yo admiro es a Lilian, a Leopoldo, a Antonio, a Mitzy, a Daniel, a Patricia, a David Smolansky, alcalde de El Hatillo, uno de los doce alcaldes que están presos o escondidos, o fuera del país. Por ellos lo que tengo como venezolana y como compañera de luchas es admiración. Un preso político en Venezuela está sometido a unos vejámenes, a unas torturas que nadie se puede imaginar. Pero no solamente ellos, sino sus familias. Ese frente está intacto, más firme y más fuerte que nunca, no solo para resistir sino también para derrotar a esta dictadura.

Les ha tocado superar el terror de la opresión…

Mire, en estos días he hablado con venezolanos a quienes se les metieron en la noche en sus casas, con pasamontañas, con armas de fuego gigantescas, reventando las rejas, los ascensores, disparando a las cerraduras de sus casas, y niños que vieron cómo arrastraron a su hermano mayor o a su papá. Es parte del terror que este régimen ha pretendido sembrar para quebrarnos, pero este pueblo está de pie.

¿Por qué están vacías las calles?

La sociedad venezolana exige coherencia. Respeto al mandato del 16 de julio, que marcó una sola prioridad: la salida de Maduro y su régimen para poder avanzar en un proceso de transición y reconstrucción de Venezuela, que va a ser, yo creo, el más complejo de la humanidad, porque tenemos una crisis que va para una catástrofe humanitaria.

Muchos han tenido que huir hacia Colombia…

Ustedes hacían las cuentas en estos días de que hay medio millón de venezolanos en Colombia. Si esto sigue así, ¿qué podemos estar viendo dentro de unas semanas o unos meses? Y no son los muertos solamente por la represión. Cada día que pasa mueren más de 80 venezolanos por desnutrición, porque no hay medicina o porque nos matan en las calles las bandas criminales. Hoy más que nunca los necesitamos a ustedes elevando sus voces para asegurarnos de que no nos quedaremos solos en esta etapa definitiva y final.

Aquí estamos María Corina muchos colombianos al lado de la resistencia contra Maduro. ¿Usted, a quien han golpeado cuando era diputada de la Asamblea, no tiene miedo de que la pongan presa y traten de quebrarla?

María Isabel, vivimos con esa amenaza y corriendo ese riesgo todos los días. Yo cada vez que pongo un pie fuera de mi casa y en la mañana me despido de mi mamá o de mis hijos, como cualquier venezolana, no sé si volveré esa noche. Así se está viviendo en la Venezuela de hoy. Y créame, ellos se aseguran de recordárnoslo todos los días, por todos los medios.

¿No es una opción irse?

Hoy tengo tres años y medio en que no me han dejado salir del país; no me permiten comprar tiquetes internacionales, ni siquiera pasajes para viajar dentro de mi país.

¿No puede comprar un tiquete aéreo en ninguna aerolínea?

Ni internacional ni nacional. La última vez que intenté tomar un avión, hace tres meses cuando quise viajar a Margarita le dijeron a la línea aérea que si yo me montaba le quitaban la concesión. Y recientemente, cuando anuncié que viajaba al interior, al estado de Barinas para convocar unas protestas pacíficas como siempre, trancaron durante 6 horas la principal autopista de Venezuela, la Regional del Centro; me mandaron unos motorizados con colectivos y armas y pincharon con navajas los cauchos de mi vehículo. Me pasé a una moto y me paró más adelante, en una alcabala, la policía política. Un carro nos dio la cola para seguir y después me alcanzaron los motorizados con las armas de fuego, y nos reventaron todos los vidrios del vehículo que me habían prestado para desplazarme. O sea, así es la vida hoy en Venezuela.

Es tal cual lo que se vive bajo una dictadura

Pero yo sí le digo: nunca he tenido tanta confianza en que vamos a lograrlo. Lo que tengo es una admiración total por los empleados públicos que no fueron a votar el 30 de julio, y que sí participaron, arriesgando sus empleos, el 16 de julio en el plebiscito. Por los jóvenes estudiantes, que han visto este horror, y están en la calle arriesgando su vida. He encontrado muchachos que vienen de los barrios más humildes, cuyas mamás no saben leer y escribir, peleando al lado, codo a codo detrás del mismo escudo, con un muchachito que estaba estudiando en los Estados Unidos y se vino para acá sin que su familia se enterara. Allí usted ve mujeres embarazadas, ancianos, personas que van con sillas de ruedas a la protesta, o sea, arriesgándolo todo. Porque hay que entender, claro, que Venezuela tiene hambre de alimentos, pero Venezuela también tiene hambre de dignidad. Y por donde yo voy, las palabras que escucho son: “Este es problema de dignidad. A mí no me vuelven a marcar el brazo como un animal en una cola para darme comida. A mí no me vuelven a hacer bajar mi cabeza y tragarme mis palabras o mis sueños”. Es un tema de dignidad, y cuando un pueblo reacciona por dignidad nadie lo para. Nadie lo para. El régimen es de lo más ruin, lo más perverso y creyeron que así como nos habían quebrado físicamente, nos iban a quebrar moralmente. Pero Venezuela se rebeló y Venezuela se levantó recia, María Isabel. Y créame, el aprendizaje de estos cuatro meses nos transformó. Somos otra Venezuela.

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