Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- Lo sienten tan cercano, que el gozo llega a todos los corazones de los venezolanos y de esa feligresía regada por el mundo, y es que el beato doctor José Gregorio Hernández mueve la fibra humana desde cualquier momento de su vida. Al cumplirse 157 años de su natalicio este 26 de octubre, el país se cubre de júbilo en su primer año litúrgico con ese recordatorio del hombre que puede trascender de cualquier hábito religioso, con una santidad ganada desde la fe, el amor al prójimo y una vida de servicio.
Con el peregrinaje de sus reliquias por todo el país, ha estado de cuerpo presente entre quienes le piden por su salud en momentos de pandemia, como ese científico y médico entregado a los pobres -aún siendo el doctor de cabecera del presidente Juan Vicente Gómez-, al punto de olvidar sus honorarios y hasta vivir en residencias con ventanas que dieran a la calle para poder atender alguna emergencia de medianoche. Nunca hubo horario para este médico trujillano egresado de la Universidad Central de Venezuela (UCV), en 1888, tan incansable con aportes científicos como fundador de la primera Cátedra de Bacteriología de América y fue cofundador de la Academia Nacional de Medicina.
Su huella es indeleble más allá de la academia y la medicina, al punto de ser un amante de la música. No pudo ordenarse como sacerdote en intentos que comenzaron en Italia y hasta que finalmente problemas de salud se lo impidieron en Venezuela. Pero eso no le impidió seguir creyendo en el poder de la oración, además de entregarse a una vida de principios católicos que se fortalecían con los aportes a la salud.
En tributo
A la espera de la canonización y reiterando su ejemplo como ese laico que fue beatificado, al «Goyito» que muchos llaman con tanta familiaridad, lo alaban y veneran en las novenas que empezaron el pasado domingo. Una previa para este martes que será dedicado a tributos desde hogares e iglesias, con esa alegría de recordarlo como el hombre que entregó su vida por el amor al prójimo.
En su terruño natal trujillano, la iglesia Nuestra Señora del Rosario de Isnotú elevará el canto por el beato doctor José Gregorio Hernández. El padre, José Magdaleno Álvarez, señala que desde las 6:00 am retumbará esa alegría que termina de materializarse a las 10:00am con la misa central para bendecir a la sagrada imagen. Por la tarde, será el recorrido en carroza por varias comunidades de Isnotú y Betijoque.
Lara no se queda atrás y a las 7:00 am será la misa en el Proyecto Misionero «Projumi», oficiada por el padre Rafael Herrera. Gerardo Pastrán confirma que luego será un desayuno, que lleva a ese principio de compartir que identificaba al «Médico de los pobres». El gozo retumbará con una serenata que empieza con 38 músicos caroreños, dirigidos por el maestro Teódulo Andrade y a las 11:00 am con la presentación especial del padre Badoglio Durán, interpretando uno de los temas de Rafael «Pollo» Brito dedicado a este beato.
Así como en los 150 años de su natalicio, Pastrán revela que repetirán con el reto de las tortas, al tiempo que hasta el 20 de octubre ya tenían confirmadas más de 60 tortas. Una ofrenda que aspiran llegar a 158, para degustar entre los asistentes a las actividades centrales y el resto será entregado a ancianatos y casas hogares. Además de la recolección de juguetes y ropa en buen estado, que será repartida entre los más necesitados en diciembre.
«Ya se termina de entender el mensaje, que desde un laico trascendió más allá del doctor y científico, para profundizar en su vida de servicio y oración», exclamó Pastrán de ese aporte a la población en general.
Para el padre Badoglio Durán, párroco de la Catedral de Barquisimeto, también se trata del realce de la unión entre los venezolanos. «Es el país en un solo sentir, desde el hombre de fe, amante de la iglesia y entregado a los más necesitados. Un ciudadano ejemplar», exclama e invita a la misa central a las 6:00pm, donde compartirá la homilía con el padre Freddy Rodríguez, vicario de esta casa de Dios.
Será una feligresía unida en una oración por la cura de los enfermos, ante la prolongación de la pandemia por covid-19 que clama por la misericordia de Dios.