Agencias | LA PRENSA DE LARA.- En Choroní algo cambió. Desde hace dos meses la desaparición de tres de sus pescadores se ha vuelto un tema recurrente entre lancheros, pobladores e incluso turistas que preguntan con curiosidad sobre lo ocurrido. «Lo que más se lamenta del caso es que no hay un cierre, un entierro, no se sabe nada«, esboza un lanchero mientras traslada a un grupo de personas hacia una de las playas cristalinas que distingue a la costa de Aragua.
Todos perciben la incertidumbre que rodea la situación. En El Camping, sector ubicado en el pueblo aragüeñ;o, ese sentimiento es aún más intenso. Allí habitan los familiares de los desaparecidos, quienes luego de 60 días sin recibir noticias sobre el paradero siguen a la espera de que un milagro los traiga de regreso a su hogar.
La desaparición
A las 9:00 am del viernes 16 de junio de 2023 José Rafael Sosa, Eduar Chávez Rebolledo y Edwin Chávez Rebolledo salieron en la embarcación La Llovizna a una larga faena de pesca que los tenía que traer de regreso al pueblo de Choroní en horas de la madrugada o la mañ;ana del sábado 17 de junio.
Tal y como acostumbraba, Carlos Alberto Sosa, hermano de José Rafael y dueñ;o de la lancha, llegó al malecón en horas de la mañ;ana para verificar si habían regresado, pero no tuvo suerte, los tres pescadores nunca llegaron. Inmediatamente sus compañ;eros activaron las alarmas, reportaron la situación a las autoridades competentes y decidieron comenzar la búsqueda.
El primer día salieron entre cinco y seis lanchas. Luego se sumaron lancheros de pueblos cercanos como Cepe, Chuao, Cuyagua y Ocumare. En total unas 40 lanchas apoyaron las primeras semanas. La alerta de búsqueda llegó hasta Curazao.
«Nosotros, los lancheros, duramos siete días buscándolos solos, luego se incorporaron las autoridades (…;) Los primeros días yo cubrí los gastos de los aceites, pero yo ya no tenía más plata, y ellos (Alcaldía de Choroní) mandaron a su gente, compraron el aceite, el ministro Loyos (ministro de Pesca) nos dio la gasolina, gastamos más de 50 mil litros de gasolina nada más con las lanchas de los pescadores«, detalla Carlos Sosa en entrevista para El Diario.
El tercer día de búsqueda encontraron lo que, hasta ahora, es el único objeto hallado: una herramienta de pesca conocida como palambre. «Los pescadores intentaron sacar lo que había en el fondo pero al parecer alguien lo cortó y ni se supo que había en el fondo de la línea. Supuestamente el gobierno iba a enviar unos buzos profesionales para ver qué había, si era una lancha o una herramienta, pero eso no pasó», afirma Eloy Chávez, hermano de dos de los desaparecidos: Eduar y Edwin, en entrevista para El Diario.
Tras semanas de búsqueda sin éxito las operaciones se detuvieron. Las de las autoridades oficiales y también la de los pescadores, quienes se vieron obligados a parar por falta de recursos para mantener sus lanchas. Sin embargo, para los habitantes de Choroní, y especialmente para los familiares de los pescadores desaparecidos, este capítulo no ha terminado.
La incertidumbre
El sábado 17 de junio Eloy Chávez, de 38 añ;os de edad, recibió una noticia trágica mientras trabajaba en Ecuador, donde estaba desde septiembre de 2022. Le notificaron que dos de sus hermanos salieron a pescar en Choroní y no regresaron. Cinco días después Eloy estaba en su pueblo natal para apoyar con la búsqueda de sus familiares.
«Esto fue y ha sido muy doloroso. Es la impotencia de no saber dónde están y qué fue lo que ocurrió (…;) Espero que esto en algún momento se aclare y podamos saber qué fue lo qué pasó, por ahora dejo todo en manos de Dios, yo confío en él, es quien decide, él sabe el porqué de las cosas«, dice Chávez desde el mismo malecón en el que aún anhela ver el retorno de sus hermanos.
Eduar Chávez Rebolledo y Edwin Chávez Rebolledo tienen esposas y dos hijos cada uno. Su hermano Eloy comenta que ha sido difícil llevar la situación con sus cuñ;adas, pues la incertidumbre por no saber qué pasó no ha abandonado su casa desde que ellos desaparecieron.
«A mí me ven muy tranquilo por ahí, caminando, a veces me tomo una cerveza, pero nadie sabe lo que se siente cuando yo entro a mi cuarto y me encierro. Yo siento en mi corazón que ellos están vivos y que en cualquier momento van a llegar, tengo esperanza«, afirma.
La misma esperanza conserva Carlos Sosa, hermano de José Rafael, a quien la situación también le arrebató su sustento de trabajo, pues la embarcación La Llovizna es de su propiedad y para esa jornada de pesca iba con dos motores, el suyo y el de su segunda lancha Otra Llovizna, que ahora permanece en el muelle.
«Hoy es más difícil que los primeros días. Mi mamá se ha sentido un poquito mal, hay días donde me siento igual, uno lo recuerda siempre, yo todos los días andaba con mi hermano, salíamos a pescar y cuando no, igual estábamos juntos, es mi único hermano varón y ahora no sabemos qué pasó», dice.
José Rafael tiene un hijo de 10 añ;os de edad que por ahora permanece al cuidado de su abuela y su hermano Carlos, quien no pierde la fe de que regrese.
«Yo tengo la esperanza de que ellos estén con vida. Si no es así, que Dios nos dé una señ;al para nosotros cerrar ese capítulo porque es difícil para nosotros como familia. Cada día que pasa extrañ;amos más a nuestros hermanos porque ellos son tres, todos son familia porque son pescadores«, afirma Sosa.
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