La plaga acabó con 33 mil 250 hectáreas en los últimos 15 años
Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- El limón, la naranja y las mandarinas que se consiguen en los mercados populares y en las grandes cadenas de supermercados en Venezuela no son producción nacional. Son frutas importadas legalmente o que ingresan por vías del contrabando. Así lo informó Juan González, director de Frutales de Fedeagro y presidente de la Federación Nacional de Fruticultores (Fedenafrut). La razón es que desde 2009 se encuentra en el país la enfermedad del Huanglongbing (HLB), o mejor conocida como dragón amarillo que ha acabado con el 95% de los cultivos de cítricos en suelo nacional, obligando a seis industrias a paralizar su producción y a más de 2.500 agricultores a cambiar de rubro para poder sobrevivir.
En 2017, el Instituto Nacional de Salud Agrícola Integral (Insai) y el Ministerio del Poder Popular para Agricultura y Tierras declararon la pandemia del dragón amarillo en Venezuela. El insecto que propaga esta enfermedad se llama Diaphorina Citri, que es el que transmite una bacteria cuando regurgita para sacar la savia de los cítricos. Esa bacteria llega al torrente de la planta y puede tardar en desarrollarse dos años. Lo que hace es cortar la circulación de la savia, de los nutrientes en la planta y la va matando rama por rama. «¡Es un proceso irreversible!», exclamó González.
Desde que eso ocurre, las hojas y la fruta toman un color amarillento, primero de retraso del crecimiento de plantas, se producen frutas cada vez más pequeñas o de pobre coloración y se provoca el desprendimiento prematuro del fruto, hasta que muere el árbol.
«En Venezuela se producían 35 mil hectáreas de cítricos anualmente, eso era equivalente a 700 millones de toneladas al año para abastecer todo el consumo nacional. El 90% de esos cultivos estaban ubicados entre los estados Carabobo y Yaracuy, y el 10% restante provenía del oriente, la región central y algunas partes de los andes. En la actualidad quedan menos de 2.000 hectáreas cultivadas de naranja en Venezuela en la zona alta de Trujillo y el oriente«, recalcó.
«Esa naranja grande que se ve en los supermercados es importada, posiblemente desde Europa», apuntó Celso Fantinel, presidente de Fedeagro. Conocen que desde el año 2020 están ingresando al país también plántulas de limón, o naranjas por la vía irregular o ilegal, sin pasar por los controles fronterizos. Esa producción proviene de países como Colombia, Chile, Ecuador o Perú.
Falta de prevención
Según González, los primeros casos del dragón amarillo se registraron en Venezuela en 2009, es decir, hace 15 años. «La enfermedad se propagó con los años porque había un problema con la escasez de fertilizantes que adquiría el Estado, y por eso no se tomaron los controles a tiempo», resaltó. La enfermedad se detectó cuando se lograron hacer pruebas moleculares en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (IVIC), y es hasta 2017 que se declara la pandemia, cuando ya el vector de Diaphorina Citri se encontraba propagado en el 90% de los cultivos del país.
«En Venezuela había industrias emblemáticas en la producción de cítricos, como Parmalat que está prácticamente cerrada. Destaca el caso de Multi Fruit, que ha tenido que abrir líneas de producción con otras frutas, incluso agua de coco, para estratégicamente seguir abiertos. Pasa lo mismo con los 2500 productores de cítricos que había entre los estados Carabobo y Yaracuy, hemos tenido que migrar a otros rubros, sembrar aguacate, parchitas, o criar ganado ovino, porcino para mantener las fincas abiertas«, resaltó.