La actualización de los métodos de enseñanza y la consolidación de la lucha gremial de los docentes se presentan como los desafíos más importantes que debe enfrentar el sector educativo venezolano, para asegurar el desarrollo, el avance del país.
Luisa Pernalete, del centro de formación e investigación de Fe y Alegría, destaca la importancia de desarrollar competencias emocionales tanto en estudiantes como en docentes. Considera que la educación emocional no sólo beneficia el rendimiento académico, sino que también crea un ambiente de aprendizaje más positivo y participativo. Además, propone actualizar las estrategias pedagógicas para hacer las clases más atractivas y evitar el aburrimiento.
«Cuidar nuestra salud mental, ayudar y ayudarnos, construir alianzas para salvar la educación con apoyo de las familias, vecinos, empresarios. Sistematizar experiencias positivas para aprender de ellas y también de las no exitosas porque de los fracasos se aprende, educar para la paz y la ciudadanía, de manera creativa y atractiva», recalca Pernalete.
Asimismo, Fausto Romeo, director general de la ONG Consenso Educativo, destaca la importancia de «continuar con la transformación del currículo educativo, adaptando los contenidos a las necesidades actuales del país. Este proceso, iniciado durante la gestión del ministro, Aristóbulo Isturiz, buscaba convertir a los bachilleres en ciencias y humanidades en técnicos medios, y a los técnicos medios en técnicos profesionales. Romeo enfatiza que este cambio no puede implementarse de manera abrupta, sino que requiere un proceso gradual y la participación de docentes debidamente capacitados y remunerados».
La necesidad de ajustar los salarios de los docentes es imperativa. La precaria situación salarial que se prolonga por más de tres años con ingresos inferiores a los 150 dólares mensuales, ha desencadenado una crisis en el sector educativo. La deserción docente es cada vez más evidente, especialmente en el sector público, donde el déficit supera los 180 mil profesionales. La falta de una oferta salarial atractiva ha disuadido a los jóvenes de estudiar educación.
La falta de ajustes salariales y sociales en el sector educativo tendrá un impacto negativo en todas las instituciones, tanto públicas como privadas, expresó Romeo. El envejecimiento del personal docente es una realidad preocupante: la edad promedio de los maestros ha aumentado de 32 a 45 años en los últimos cinco años. Este incremento se debe principalmente al éxodo de docentes jóvenes, especialmente los docentes tres (que requieren siete años de experiencia). Los recién graduados, con un promedio de 24 años, no están logrando cubrir las vacantes generadas por las jubilaciones, lo que agrava la situación
Para la recuperación del sistema educativo en cualquier parte del mundo se necesita de por lo menos 10 años.
Docentes alertan falta de formación
La indiferencia del poder ejecutivo nacional y de los estados, como empleadores de los educadores, hacia las necesidades del gremio ha limitado significativamente la formación académica, pedagógica, científica y metodológica de los docentes, una de las mayores debilidades del sistema educativo actual. Raquel Figueroa, dirigente de la federación nacional de profesionales de la docencia, denuncia que el Gobierno nacional no ha garantizado la continuidad ni la profundización de la formación académica del profesorado. Prueba de ello es la eliminación de la jerarquización en las convenciones colectivas, un mecanismo que antes incentivaba a los docentes a perfeccionarse tanto en su área específica como en aspectos generales de la educación, con el objetivo de ascender dentro de las instituciones.
Para la representante de la coalición sindical en el estado Lara, Hilda Peña, es necesario fortalecer el gremio en cuanto a la lucha que se viene dando. Peña estima que durante el año 2024 sólo el 20% de los docentes salieron a unirse a las protestas en lugares públicos por mejoras salariales y profesionales. Considera que esto se debió a que dentro de las instituciones hubo mucha presión por parte del patrono, con amenazas para obligarlos a que cumplieran con el horario que ellos tienen establecidos.
Considera Peña que, según las proyecciones del sindicato, para el año 2025 serán más los profesionales del sector educativo los que se sumarán a la lucha gremial.