sábado, 23 noviembre 2024
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Desperfecto mecánico enlutó a familias de 6 estados del país

Maryerlin Villanueva | LA PRENSA DE LARA.- El 27 de enero transcurría como un día normal para una veintena de migrantes, que en medio de los tropiezos de un viaje a pie para huir a la crisis económica política y social de Venezuela , transitaban por la carretera Transandina del estado Táchira, sin pensar que un fatídico accidente les cambiaría la vida.

Nadie imaginó que familias de seis estados del país estarían llorando a sus hijos. Por una parte a los soldados que aún con sueños llegaron al Conscripto a prestar el servicio militar y encontraron la muerte. Salieron del estado Zulia, Mérida y del estado Táchira.& ;

Otros quienes con el sueño de encontrar un mejor futuro decidieron emprender un viaje desde los estados Yaracuy, Aragua, Carabobo.

Los caminantes, inocentemente se subieron a un camión tipo Jac perteneciente a la aviación, en la Base Aérea Mayor Buenaventura Vivas, ubicada en la zona sur del estado para poder recortar camino hacia el municipio Bolívar, gracias a la cola del teniente, Yheison Ronaldi Becerra quien conducía la unidad.

La unidad militar habría partido desde dicho comando con un grupo de soldados para llegar al Conscripto de Capacho en el municipio Independencia. Ya en San Cristóbal, los uniformados ofrecieron llevar a este grupo de connacionales para ayudarlos a cortar camino.

Los caminantes, los soldados, y otras personas a bordo, no creyeron que el destino les haría una mala jugada. En el sector El Descanso, a tan solo cinco kilómetros de Peracal, punto de control donde serían dejados los ocupantes del camión, el vehículo se apagó, y no encendió más, lo que generó la tragedia.& ;

Bañados en sangre, golpeados y adoloridos, temían por sus vidas. Al darse cuenta de la magnitud del choque, todos buscaban ayuda, pues unos estaban más heridos que otros, mientras que varios perdieron la vida.

Uno de los sobrevivientes, Edgar Garces, de 28 años, relató que «el chofer agarró para el cerro, porque si conduce al lado contrario hubiésemos caído al precipicio y no lo estuviésemos contando».

El joven sufrió pocas lesiones, lo que permitió reaccionar ante lo ocurrido, recoger su equipaje, el de un amigo, y poder ayudar a quienes se quejaban del dolor por los fuertes golpes, mientras llegaban los organismos de seguridad y rescate.

Conmoción

Un llamado de alerta se hizo presente en el Cuerpo de Bomberos de Bolívar, Ureña y Protección Civil, pues un aparatoso accidente habría ocurrió en la vía. El primer reporte señaló que siete personas perdieron la vida en el sitio, y otras más estaban en alto riesgo de dejar la vida terrenal producto de las múltiples lesiones en el cuerpo y la cabeza.

Un trabajo articulado de estos organismos de diversos municipios, entre ellos, San Cristóbal, Torbes, y Andrés Bello, permitió la movilización de algunas personas hacia el Hospital Samuel Darío Maldonado, en San Antonio pese a la falta de vehículos.

Al llegar al centro asistencial, el personal no se imaginaba un hecho de tal magnitud, por lo que la solicitud de ayuda por parte del personal de salud en redes sociales fue evidente, donde pidieron voluntarios para brindar atención a los lesionados, tanto adultos como niños.

El Hospital de San Antonio estaba abarrotado, eran muchos heridos para un centro de salud que no tiene la capacidad para atender a tantos lesionados por ser un hospital II.

La gravedad de las heridas ameritó el traslado urgente de los enfermos hacia el Hospital Central de San Cristóbal, siendo prioridad quienes presentaban un cuadro clínico crítico, lo que aumentó la presión de los funcionarios para llevar estas personas hacia la capital del Táchira.

Más de 25 minutos tardó cada vehículo para llegar desde San Antonio a la avenida Lucio Oquendo, lo que ameritó la presencia de los médicos residentes y especialistas de distintas áreas debido a la cantidad de personas heridas.

Titánica labor& ;

El neurocirujano, Daniel Urbano, indicó que un total de 12 ingresos se realizaron en el área de neurocirugía del Hospital Central, donde los pacientes «se estabilizaron, se abrieron las Unidades de Cuidados Intensivos hasta donde el cupo lo permitió, y se les aplicó el tratamiento adecuado» expresó.

Fue una titánica labor para los médicos, ya que desde hacía mucho tiempo, no se registraba un accidente de gran magnitud, donde involucrara tantas personas en un mismo hecho. «Fue algo que me dio mucha emoción, ver a tantos médicos comprometidos con el hospital y sus pacientes, y es muy bonito ver ese compromiso en todos los que trabajamos allí» indicó Urbano.

Aunque el tomógrafo no funciona, varias organizaciones prestaron su colaboración para los pacientes que requerían este tipo de estudio, y quienes debían ser trasladados hacia un centro privado.

«Hubo donación de algunos exámenes, y se pudieron atender a todos los que así lo requerían, por todos lados hubo solución para ellos, pues al siguiente día, todos ya tenían tomografía» expresó Urbano.

Agotados y extenuados quedaron los galenos, luego de una larga jornada laboral durante la noche y madrugada, pero con la satisfacción de haber cumplido con la labor para la cual fueron formados.

Las víctimas

& ;A primeras horas de la mañana del jueves 28, el director de este centro de salud, Régulo Lobo ofreció el primer parte de los heridos y fallecidos, que para ese momento, indicaban 21 personas lesionadas y 10 muertos, de sexo masculino, entre ellos, un menor de edad.

Los cadáveres fueron trasladados hacia el Hospital de San Antonio, sin embargo, horas después fueron ingresados a la morgue del Hospital Central, donde identificaron previamente a ocho, y los otros dos a las siguientes 48 horas, por parte del personal del Servicio Nacional de Medicina y Ciencias Forenses -Senamef- en Táchira.

Estas personas respondían a los nombres de, Iván Jesús Ferrer, oriundo del estado Táchira; Cliver Alejandro Rodríguez, Táchira; Orlando Reyes, Yaracuy; Ricardo Hurtado, Aragua; Juan Carlos Pérez, Aragua; Sergio José Soto Piña, Zulia; Elías José Martínez, Jesús Alberto Conde, Maikol Misael Torres Rodríguez, Yaracuy; y Kleiver Yosue Bracho Pérez, Carabobo; siendo este último el menor, cuyo cadáver fue trasladado hacia el sector El Cambur, en Puerto Cabello.

De estos muertos, tres eran soldados, Piña, Ferrer y Rodríguez, quienes estaban destacados en la Base Aérea Mayor Buenaventura Vivas.& ;

Para horas de la mañana del viernes, el dolor y las lágrimas embargaron la morgue, pues la esposa, cuñado, y suegra del soldado Rodríguez se hicieron presentes en el lugar para retirar el cadáver.

María, su esposa, con palabras entrecortadas, comentó que no sabía que su conyugue viajaba hacia el eje de frontera, y mucho menos que pasaría un suceso de tal magnitud. Creyó que la vida que había planeado con el joven, con quien ya tenía varios años de convivencia se haría realidad, pues no pensó que su esposo dejara la vida terrenal dejando sola y abandonada.

Un grupo de funcionarios militares quienes se hicieron presente en este sitio, se encargarían de los traslados hacia otras regiones de los otros efectivos castrenses, pues a los familiares se les hizo difícil poder llegar a la región, debido a la falta de transporte y restricciones para ingresar a la entidad, por lo que Piña y Ferrer, cuyos cadáveres fueron trasladados hacia Zulia y Trujillo respectivamente para su sepultura.

Las horas corrían, y aunque los familiares creyeron que la movilización se haría ese viernes, no fue sino hasta el sábado 30, cuando fueron entregados los féretros para emprender el viaje hacia el interior del país.

En esta travesía se incluyó la del menor Kleiver Bracho, cuya madre, Heidy Páez, arribó a la región en horas de la madrugada del viernes, luego de una peregrinación que inició en el estado Carabobo.

El pequeño habría llegado el pasado mes de diciembre para pasar las navidades junto a su padre, pero luego de la medida del presidente Nicolás Maduro sobre cuarentena radical y restricciones en el Terminal de Pasajeros, se hizo imposible el traslado.

«Yo quería venir a buscar a mi hijo, y ahora me lo llevo muerto» fue la expresión de Páez, minutos antes de llevarse el cuerpo de su hijo hasta El Cambur, en Carabobo.

Al llegar a dicha ciudad en el centro del país, sus amigos y familiares se hicieron presentes en su vivienda, para darle el último adiós, en medio de dolor y llanto. Ninguno de ellos imaginó que el estudiante de primer año, ya no continuaría sus actividades académicas al ser una víctima más de la tragedia en la vía a la frontera.

¿Camuflan la recluta?

A la par, en la emergencia, familiares de dos jóvenes, quienes fueron recluidos en la Unidad de Cuidados Intensivos, fueron identificados como, Yorman Cáceres y Abdon Eliecer Colmenares, denunciaron a los medios de comunicación el reclutamiento de personas.

El padre de Cáceres, Santos Cáceres, señaló que desconocía que su hijo fuera a participar en algún componente de seguridad, pues el muchacho, de oficio peluquero, se encontraba en la población de San Lorenzo, de vacaciones.

«No entiendo cómo se los llevan así sin nuestro consentimiento, no entendemos qué fue lo pasó allí, porque él nunca nos avisó que iba a trabajar con ellos, lo que quiere decir, que lo reclutaron improvisadamente» señaló.

Para el día viernes, dos sobrevivientes, Freddy Garces y Edgar Monasterio, negaron cobros por parte del conductor, por el contrario, señalaron que el funcionario les dio la cola en el camino hacia la frontera.

Suman más víctimas

En el Hospital Central, algunos se recuperaban y otros seguían empeorando, y es este fue el caso de Carlys Pérez, de ocho años, quien no pudo superar las complicaciones del accidente, falleciendo el lunes primero de febrero, a las cuatro de la tarde.

Desesperada se mostró su madre, Keily Abreu, quien no asimilaba el dolor de perder a la infante, pues en el mismo accidente murió su esposo de 44 años de edad. Sentada a las afuera de la UCI pediátrica, lloraba y lloraba sin parar, desde donde pidió colaboración para trasladar los cuerpos a su tierra natal Camatagua, en el estado Aragua.

La falta de oportunidades laborales y personales, los obligó a huir del país, aquel 25 de enero. Para ello, decidieron emprender el viaje hacia la frontera y cruzar hacia Colombia, donde le esperaba un trabajo a su esposo y sería la oportunidad ideal para tener un nuevo comienzo. Este sueño quedó frustrado, pues sola se regresaría Abreu hacia su estado.

La muerte siguió asechando a los sobrevivientes. 24 horas después, falleció Yormán Cáceres, quien no pudo resistir la gravedad de politraumatismos generalizados y trauma craneoencefálico, ocasionando un gran dolor en sus familiares, quienes aguardaban esperanzas por su pronta recuperación.

Su gemelo Maicol aseguró que su hermano fue una víctima del Gobierno, pues lo reclutaron a la fuerza con el fin de completar unas firmas.

Con información de: LA PRENSA DEL TÁCHIRA

 

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