Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Lograr el cambio político, económico y social de Venezuela no es cuestión de soluciones mágicas. Para el Cardenal Baltazar Porras, administrador apostólico de la Arquidiócesis de Caracas, en momentos donde el país vive la peor crisis y emergencia humanitaria agravada por la pandemia, la racionalidad debe prevalecer. «Nada logramos con la violencia, no se trata de caernos a tiros, no es quitar a uno para poner a otro. Lo que permitirá echar para adelante es un sentimiento real de conciliación, no quedarnos de brazos cruzados llorando lo que estamos padeciendo», expresó.
Hoy cuando la nación se llena de júbilo por la beatificación del doctor José Gregorio Hernández, primer laico declarado beato en el país, el Cardenal Baltazar Porras exhortó al país a seguir el ejemplo que en vida dio el médico de los pobres, de entrega, servicio por los más vulnerables, bondad, religiosidad y espiritualidad.
Usted ha dicho que José Gregorio Hernández es la imagen más penetrante de la espiritualidad venezolana. ¿Cómo debemos vivir su beatificación?
No solamente admirando a José Gregorio Hernández sino imitándolo. Su legado debe continuar en el tiempo. Ya hay iniciativas que están en marcha en las diócesis y en la capital para que haya junto con los sitios de peregrinación una obra en el campo de la salud para atender a los enfermos. Contamos con un programa de becas de posgrado y pregrado para estudios de medicina y enfermería. La iniciativa se expande por Canadá hasta la Patagonia y llega a Asia, por iniciativa de los venezolanos que han emigrado.
¿Qué debemos aprender los venezolanos del médico de los pobres?
Si hay algo que tiene que enorgullecernos fue ese pléyade de médicos de finales del siglo XIX que modernizaron la medicina, uno de ellos es José Gregorio Hernández, pero también Francisco Antonio Rísquez, Luis Razzetti, David Lobo. Dieron lo mejor de sí y comenzaron a fomentar en un país descuidado en el campo de la salud, las facultades de medicina y universidades nacionales. Tenemos que darle también un reconocimiento especial a todo el personal sanitario que hoy lucha contra el coronavirus en Venezuela. Gente que ha estado dando lo mejor de sí con todas las precariedades. Todos esos valores se deben potenciar.
¿Cómo será el proceso de la entrega de relicarios del doctor José Gregorio Hernández en las 40 diócesis de Venezuela?
El relicario que se va a entregar es muy original y relacionado con José Gregorio Hernández, consiste en la réplica de un microscopio de la época, el sombrerito y una aureola en la parte superior de la cajita que contiene sus restos, y que irá a cada diócesis. Casi todas ya tienen preparado un proceso de peregrinación por cada pueblo, parroquia y municipio. Sus restos van a peregrinar por todo el país para sentirlo cerca.
¿Qué sigue ahora en la causa para buscar su canonización?
El proceso de canonización es largo. Ya desde el 18 de junio de 2020 cuando se dio el decreto de la beatificación se está en este proceso que se ha retrasado por la pandemia. Ha llegado toda una serie de posibles milagros que tenemos que procesar para hacerlos llegar a Roma.
La vida y obra de José Gregorio Hernández ha movido la fibra humana de católicos y ateos, pero ¿Cómo ve la iglesia que su imagen siga siendo utilizada para rituales de santería o brujería?
En este momento de la beatificación se va dejando de lado el uso o el abuso que se haya podido hacer en este campo, porque ahora su culto se puede hacer públicamente en las iglesias. Es una responsabilidad de todos no dejarnos embaucar por quienes usan la imagen de José Gregorio Hernández para un beneficio económico aprovechándose de la ignorancia o de la ingenuidad de las personas sencillas.
No por casualidad José Gregorio Hernández es beatificado en plena pandemia del COVID 19. ¿Cómo evalúa el hecho de que la vacunación en Venezuela se haya politizado y hoy la población viva con tanta incertidumbre este proceso?
Esto nos llama a la sensatez a todos. No podemos politizar la vacunación o quedar como que solo un grupo son los únicos que se preocupan por la salud de los venezolanos. La vacunación tiene que ser una obra de todos, donde intervenga el mundo médico y también toda la sociedad que tiene que ser contralora o fiscal de que las cosas se hagan con transparencia, sin ningún tipo de privilegios, sino que pueda llegar a todos en el menor tiempo posible logrando la inmunidad de rebaño, donde se atienda al menos al 70% de la población.
¿Por qué usted ha dicho que en Venezuela se ha creado un mercado negro de vacunas?
Porque lamentable nos han llegado testimonios de gente que se quiere aprovechar de la necesidad ajena. Señalan que hay ventas de vacunas a unos precios exorbitantes, en la mayoría de los casos son engaños, porque les dicen que les están poniendo la vacuna y es falso. Por eso es que todas estas cosas tienen que ser controladas y que no se busque privilegiar a quien pueda pagar 50 o 100 dólares, la vacunación tiene que llegar a todos.
¿Qué piensa del hecho de que la imagen del doctor José Gregorio Hernández haya sido utilizada para promover unas «góticas milagrosas» que carecen de estudios científicos?
Pedimos que exista seriedad y que sea ratificado no solo por un sector sino por los que manejan la ciencia médica, como la Federación Médica Venezolana y la Academia de Medicina. Mientras más claras se hagan las cosas y sea más plural, es como podemos garantizar que tal o cual producto no sea un simple paliativo de la enfermedad.
¿Por qué ha sido tan difícil llegar a esa especie de tregua política para que se aplique un programa de inmunización creíble?
Por la falta de sensatez. Si todos pensamos como lo hicieron nuestros médicos en 1918 y 1919 con la gripe española, porque lograron hacer lo que hicieron, porque lo que pusieron por delante no fue las diferencias sino lo que los igualaba, ¿y qué los igualaba?, servir a la población venezolana, servir a la gente sin ningún tipo de distinción, y así fue como pudo pues superarse, con escasez de medios y de recursos, superar en Venezuela esta terrible epidemia.
Se reunió con el director ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos de la ONU. ¿Qué alcance tendrá este programa humanitario en Venezuela?
Es un programa muy serio que quiere llegar a millón y medio de niños venezolanos, y esto es muy importante, porque si nosotros estamos levantando una niñez y adolescencia desnutrida, raquítica, pues tendremos dentro de 10 años una población adulta incapaz de poder echar para adelante. Este programa debe ser implementado cuanto antes, desde la iglesia hemos ofrecido las instalaciones e infraestructuras de Cáritas para que se desarrolle. Esperamos que la ayuda llegue a todos los sectores y no se privilegie a un grupo.
Somos el país más corrupto del mundo, el de mayor inflación, uno de los más pobres, lideramos estadísticas de criminalidad. ¿Hay un país resignado a esa situación mientras una casta dominante disfruta los privilegios?
El Papa Francisco dice que cuando se siembra el miedo o la violencia la gente piensa que ya no se puede hacer nada, andan con cara de velorio. Los venezolanos no nos debemos sentir derrotados, tenemos que ser protagonistas y no simplemente estar de brazos cruzados llorando lo que estamos padeciendo. Solo con el recurso de todos nosotros y el comportamiento ciudadano con toda la racionalidad que no es la violencia, no es caernos a tiros, no es quitar a uno para poner a otro como se van a solucionar las cosas, es lo que nos permitirá echar adelante en un sentimiento real de conciliación, de concertación.
¿Hay en este momento alguna actividad de mediación de la iglesia con el gobierno y la oposición?
El papel de la iglesia siempre ha sido la de ser facilitador los diálogos, trabajamos calladamente, sin aspavientos, buscando que sea la racionalidad y no la emoción ni la violencia la que nos lleve por caminos que no conducen a la paz.
Monseñor Prieto Parolin, prominente figura de El Vaticano vivió y conoce de cerca la tragedia de Venezuela. Usted la padece a diario, ¿por qué la iglesia no ha logrado apuntalar cambios democráticos en el país?
Porque nosotros tenemos es una labor subsidiaria y lo que más hacemos es precisamente querer despertar en la consciencia los valores que entre todos tenemos que defender y es lo que hemos hecho, lo que seguiremos haciendo a todos los niveles para que los actores directos entiendan. Pero esto requiere de todos y cada uno de nosotros como ciudadanos, que no es esperar a ver quién nos soluciona las cosas desde arriba.
A el papá Juan Pablo II conjuntamente con los presidente Ronald Reagan y Margaret Thatcher se les atribuye el liderazgo que derrumbó el comunismo en Polonia y toda la Europa del Este, ¿no cree que hace falta una alianza como esa que permita liberar a Venezuela?
Desde muchos puntos de vista hay mucha gente trabajando en eso. Somos muy conscientes que no se trata de eliminarnos los unos a los otros, todos somos necesarios y lo que hay es que saber dónde se pone la mira, y esta mira tiene que estar puesta siempre en el bien colectivo.