viernes, 22 noviembre 2024
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Canal humanitario en la frontera se mantiene abarrotado de gente

José Gregorio Hernández | LA PRENSA DE LARA.- Lleno de pacientes y adultos mayores se mantiene el canal humanitario del puente internacional Simón Bolívar, debido a las restricciones que la GN ha impuesto al paso principalmente de personas que van a Colombia a vacunarse por primera vez contra el COVID-19.

Detrás de la barrera metálica que está antes de la Aduana Principal de San Antonio, este jueves se observó gran aglomeración de pacientes oncológicos, renales, discapacitados, y de personas en general que iban a Cúcuta o Villa del Rosario a consulta o chequeo médico, y también a colocarse la primera o segunda dosis contra el Coronavirus.

Los guardias que ejercen el control indicaban que había prioridad en el paso por el canal humanitario para los pacientes oncológicos y renales, mientras los demás debían mantenerse en la fila para hacer la revisión de documentos e ir autorizando el tránsito.

«Para quienes van a vacunarse por primera vez no hay paso», repetía el guardia sin más explicaciones.

Río crecido, trocha cerrada

La aglomeración de gente que se presenta en el acceso al Canal Humanitario, obedece tanto a las restricciones impuestas como a las complicaciones que hay para cruzar por las trochas del río Táchira, debido a la crecida del caudal y al barro que hay por esas rutas. Debido a ello la gente busca desesperadamente cruzar por el puente Simón Bolívar.

La gran cantidad de gente que se acumula complica el paso a los pacientes que tienen prioridad, por su condición de discapacidad, oncológicos o de diálisis.

Mildred Murillo, quien empujaba la silla de ruedas de un familiar parapléjico residente en San Antonio, dijo que se hace muy complicado el paso y «a nadie le importa lo que la gente sufre por esta situación, cuando deberían de abrir el puente para todo mundo» . Llevaba a su familiar a consulta médica en el hospital de Villa del Rosario.

Por su parte, Hernando Rojas, quien también se dirigía a consulta médica en Cúcuta, calificó la situación como una falta de respeto para el pueblo. «La gente pierde tiempo. Hay personas que están delicadas de salud y deben vivir estas inclemencias».

María Irma Bautista, una sexagenaria residente en San Cristóbal que se dirigía a Villa del Rosario para que le aplicaran la segunda dosis contra el COVID-19. Con la tarjeta de la vacuna en la mano, dijo que se hace difícil el tránsito por tanta gente y las restricciones impuestas para hacer uso del canal humanitario, pero a las personas como ella no les queda otra opción que tener paciencia porque no están condición de aventurarse por las trochas del río Táchira.

Villa del Rosari

Ana Mercedes Duarte, vive en Ureña y estaba haciendo la fila para ver si podía pasar por el canal humanitario para ir a Cúcuta a colocarse la primera dosis. «Si no me dejan pasar por lo de la vacuna, muestro la cita médica porque también voy a hacerme chequeos médicos porque soy diabética».

Dice que por las trochas de Ureña es también muy complicado el paso y no sé atreve a irse por esos caminos verdes. Por el Puente Internacional de Ureña dice que no hay canal humanitario y la gente solo pasa la frontera por las trochas, pero la situación se complica cuando llueve y el río Táchira crece.

José Acevedo y su esposa Teresa Jaimes, residentes en San Cristóbal, iban al hospital de Cúcuta a aplicarse la segunda dosis. «Esto es un sacrificio por la cola. Deberían de dar libre paso porque ya Colombia abrió. El problema es del lado de acá que no quieren abrir, y la gente es la que está sufriendo por la necesidad que tiene de pasar la frontera».

Piden a las autoridades venezolanas que abran el libre tránsito por los puentes internacionales. En la larga fila también había mujeres embarazada que van a control gratuito en centros de salud de Cúcuta.

Daily Valero, con seis meses de embarazo, venía de San Juan de Colón y ya tenía cerca de una hora en la fila. Expresó que va todos los meses a control y siempre hay cola para pasar, lo que para ellos representa una incomodidad por su condición, pero igual les toca esperar hasta que les corresponda el turno en la fila porque para ellas no hay prioridad en el paso.

Con información de

 

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