La Fundación Venezolana de Investigaciones Sismológicas (Funvisis), tiene más de 20 años aplicando el proyecto educativo experimental «Aula Sísmica», para que niños, adolescentes y docentes de instituciones públicas y privadas sepan qué hacer ante un terremoto, debido a que el 80% de la población venezolana habita estados por donde pasan las tres fallas geológicas principales del país: Boconó, San Sebastián y El Pilar.
Antonio Aguilar, docente e investigador en temas de emergencias, prevención y riesgo, sostiene que la mayoría de la población adulta en Venezuela, en teoría, está preparada para la prevención sismológica, a pesar de que la prioridad se centra en la sobrevivencia diaria.
Destaca que Funvisis va a los planteles educativos a darles charlas a través de proyecto aula sísmica, a los niños y adolescentes para sobrevivir a un sismo y aplican planes de simulacros de desalojo.
«La educación de los niños marca la diferencia y puede salvar vidas, por eso es que nos enfocamos en la parte escolar. Si tú vas a una escuela y le preguntas a cualquier estudiante qué debe hacer en caso de un temblor fuerte, te va a responder: tenemos que meternos debajo de la mesa, esperar a que termine de temblar, salir cuando nos indiquen. Ellos ya tienen una idea gracias al aula sísmica. Los niños son nuestros principales aliados para la prevención en los hogares», comunicó.
En las aula sísmica les enseñan que en Venezuela los terremotos se dan por el movimiento de las placas tectónicas Caribe (que se desplaza hacia el este) y la Suramericana (se desplaza hacia el oeste).
Comenta que los infantes saben que no se deben colocar objetos pesados en repisas, estantes o zonas cercanas al techo. Las instituciones tienen que contar con señalización y cada salón debe tener muy definida las vías de escape. Les advierten que en esos casos no deben utilizar el ascensor.


Aula Sísmica es de gran ayuda para los educadores
Los educadores tienen que contar con un plan de contingencia para evaluar el aula tras el sismo y tener un mapa de riesgo, y en cada salón tener un botiquín de primeros auxilios. Se les pide a los estudiantes que transmitan en sus casas que las llaves deben ser colocadas en un lugar visible, cerca de la puerta de salida.
Edixon López, coordinador de Operaciones de la Federación Venezolana de Búsqueda y Salvamento (Fevesar), señaló que en los hogares la familia tiene que desarrollar un plan para reencontrarse después del sismo. Deben acordar un punto de referencia que todos conozcan. «Es necesario tener un kit de primeros auxilios con alimentos no perecederos, agua y ropa. En momentos en que se registre un temblor resguardarse en superficies seguras, no perder la calma y de vivir en edificios, desalojarlos por seguridad, por las escaleras», mencionó.


Antonio Aguilar informó que de esta manera buscan crear una cultura sísmica. «Muchos nos critican a veces porque estamos haciendo abordajes educativos en estados como Apure, Barinas, Amazonas, donde el riesgo sísmico es bajo, en comparación con los Andes, Cordillera de la Costa y el Oriente. Pero la experiencia de otros países nos indica que no importa dónde se viva, todos deben estar conscientes que las amenazas naturales se dan en cualquier contexto», argumentó.
Personal de rescate
En cuanto al equipo de rescatistas, bomberos, Protección Civil y voluntarios, hay una preparación física y mental constante para abordar un terremoto, sobre todo en las zonas de alta amenaza. «La actividad práctica debe ser permanente. Un equipo que no esté constantemente practicando va a tener muy pocas oportunidades de hacer trabajo eficiente cuando le toque», resaltó.
Admite que debe reforzarse la política de mandar contingentes de personas a desarrollar tareas en situaciones de desastres reales que suceden en otros países. Destaca que es prioridad la experiencia que puedan enseñar equipos internacionales para que los funcionarios de Venezuela puedan ser cada vez más eficientes en materia de riesgo y prevención.
Historia de Lara
Es probable que en cualquier sitio donde haya ocurrido un terremoto, vuelva a suceder. En el caso de Lara, por donde pasa la falla de Boconó, se han registrado dos sismos que han sacudido a Barquisimeto y El Tocuyo.
Uno se registró el 26 de marzo de 1812 cuando el Barquisimeto de la época de la colonia fue destruido, y se repitió por última vez el 3 de agosto de 1950, cuyo epicentro del terremoto fue en El Tocuyo, con una magnitud de 6.2. Dejó ocho muertos, 60 heridos y colapsó el 93% de las viviendas. Se sintió también en Guarico, Chabasquén, Sanare, Humocaro Alto, Humocaro Bajo y Barquisimeto.