Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- «Constitucionalmente, ninguna gobernación ni alcaldía en Venezuela tiene autonomía del Poder Ejecutivo. Por eso, al chavismo en los últimos 20 años no le ha importado que la oposición ganase algunas alcaldías y gobernaciones, porque de ningún modo cambiarían el rumbo del modelo político«, así lo sostiene Asdrúbal Aguiar, quien fue juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos y presidente encargado de Venezuela en 1998, resaltando que el verdadero peligro que ha tenido Nicolás Maduro fue hace seis años, cuando la oposición ganó el Parlamento.
«Ahí la dictadura simplemente dejó de fingir y se tiró al cesto de la basura la Constitución del 99», refirió. El también escritor y columnista, considera que por eso los políticos que se han lanzado a participar en las elecciones del 21 de noviembre sin asegurar condiciones de transparencia, «están reduciendo el poder a un remate de oportunidades, y ahí simplemente la libertad muere», enfatizó.
Al referirse a la negociación en México, considera que el tema Venezuela ya está resultando incómodo para la Comunidad Internacional.
¿Están dadas las condiciones para que en el país se realicen elecciones regionales y municipales confiables?
La única solución para Venezuela es que existan elecciones presidenciales y parlamentarias libres y competitivas. En el país no están dadas las condiciones constitucionales para que nadie ejerza el poder desde el ámbito municipal o regional si no está atado a la teta del Estado nacional, porque la Constitución de 1961 garantizaba y aseguraba la autonomía municipal y de los estados, pero eso lo desapareció el régimen en 1999. Por eso no le importaba al chavismo durante 20 años que la oposición ganase algunas alcaldías y algunas gobernaciones, porque sabía que ganar alcaldías o ganar gobernaciones en ningún modo cambiaba el rumbo político.
¿Qué opinión tiene de los políticos de oposición que participan en esos comicios?
El mundo político parece que se ha visto modelado y modulado por esta peligrosa deriva, en donde no importan los medios que se usen para alcanzar los fines que se esperan. En el fondo hacer creer que en Venezuela hay normalidad constitucional y democrática es perverso, sobre todo para un país que está sufriendo. Yo me atrevería a decir que veo a los actores políticos, los de uno y otro lado, montados sobre aceras opuestas, pero en el medio está el país desfallecido, muriendo, agonizante, y la nación desapareciendo en nuestras manos sin que encuentre realmente dolientes que se sitúen dentro de esa realidad para tratar de revertirla.
¿Son políticos que buscan cohabitar con el Gobierno?
Yo no creo que les guste cohabitar, en el fondo están movilizados simplemente por la búsqueda del poder, por el poder mismo, sin una relación de medios y fines.
¿Cuánto más se puede sostener la figura del gobierno interino?
El gobierno interino no es el presidente Juan Guaidó, él es presidente del Parlamento, como tal está encargado de la presidencia y el Estatuto para la Transición para la Democracia dispuso expresamente que las decisiones no la tiene el presidente, sino el Parlamento. Ese Estatuto para la Transición que se fundamenta en el artículo 333 de la Constitución, dice que la figura del interinato dura hasta que se den elecciones parlamentarias y presidenciales libres.
Su más reciente columna lleva por título: La capitulación mexicana de Occidente, donde hace referencia a la negociación Gobierno y oposición. ¿Se está rindiendo la Comunidad Internacional ante un Gobierno señalado de cometer crímenes de lesa humanidad?
Los países que participan en la negociación tienen una visión muy pragmática de la política. No se atan a premisas de carácter ético y en definitiva pensarán que el problema de Venezuela es un problema que ya se les hace incómodo, fastidioso y que cualquier fórmula y solución puede ser aceptable, en cuanto no implique ello una reconstitución de los pulmones democráticos de la libertad del país. Yo creo que la experiencia de México, de cierta forma refleja la misma conducta de EE. UU. a lo ocurrido en Afganistán, que en este momento está tratando con la Unión Europea de negociar con quienes han sido terroristas hasta al día de hoy para formar un gobierno medianamente viable.
¿Está en condiciones la oposición de ejercer presión en esa mesa de negociación?
A pesar que el presidente Guaidó diga que cuenta con el acompañamiento de la comunidad democrática, su equipo en México juega sin director técnico. De un lado está un equipo integrado a discreción por Rusia, y del otro lado está un equipo debilitado sin director técnico visible, aun cuando tras esa plataforma unitaria permanece presente EE. UU.
Usted ha dicho que Rusia se logró meter en el patio de Latinoamérica, y ahora controla las decisiones de Venezuela. ¿Qué ha pasado con la política exterior de EE. UU.?
Lo que está pasando ocurrió con el gobierno de Barack Obama, que apoyado por la Unión Europea y el Vaticano permitió las negociaciones de Juan Manuel Santos con el narcotráfico y el terrorismo, y ahí están las consecuencias, el terrorismo sentado en el Congreso de Colombia, sin haber garantizado la paz y la estabilidad colombiana, y por el contrario generando ese terrorismo ahora, una Franja de Gaza entre Venezuela y Colombia que la controlan las FARC y el ELN.
¿Qué influencia ejerce Rusia?
De una manera lenta, Rusia pasa a dirimir y a debatir los asuntos americanos en territorio americano, algo imposible de imaginar durante el tiempo de la bipolaridad, cuando los rusos estaban en su patria y los americanos en la suya. Esta vez, Rusia pasa a acompañar a uno de los actores en la negociación venezolana, condicionando la composición del equipo con el que va a jugar dentro de esa mesa, y hasta se permiten sacar a determinados actores y poner a otros. Tanto que ellos integran al detal el equipo de la plataforma unitaria con personas que salen de la cárcel, excluyendo a otros que estaban en el exterior.
¿Venezuela está muy lejos de lograr la libertad?
Es probable que surjan de esa negociación acuerdos tempranos que le faciliten a los venezolanos su medicina, alguna comida, es como una transacción ante los presos y el carcelero. El preso no va a gozar de libertad, pero por lo menos tiene un desayuno diario y la posibilidad de salir a tomar sol. Más allá que eso, en México no se está negociando la libertad de Venezuela.