Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- «Capriles hizo su intento de ir a la elección y de negociar condiciones, pero honestamente no siento que haya quedado bien o haya salido fortalecido, por eso creo que hay que buscar reconstruir la unidad política, porque si no el camino quedará abierto para un outsider, o para nuevos actores». Así lo considera Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos y Gobierno de la Universidad Católica Andrés Bello.
Argumenta que la presidencia interina debe informar al país la utilidad que tendrá la consulta popular y empezar a explicar una estrategia que le devuelva la esperanza de cambio a los votantes con visión más allá del 5 de enero 2021.
¿Están cerradas todas las vías para buscar condiciones electorales transparentes el 6 de diciembre?
Absolutamente cerradas, porque el gobierno diseñó esta elección para quedarse con la mayoría de la Asamblea Nacional (AN), posiblemente con la mayoría calificada, entonces cambiar condiciones implica arriesgar el resultado, y obviamente el gobierno no está dispuesto a arriesgar nada.
Se ha creado una lucha antagónica entre Capriles y Guaidó. ¿Corre el riesgo la oposición venezolana de que le ocurra lo mismo que a la boliviana por no lograr consensos?
Eso puede pasar, es muy importante que se mantenga la unidad. A mí me preocuparía menos la unidad si dijéramos que algún actor, llámese Capriles o el que sea, fuera lo suficientemente fuerte para no necesitar del resto de los partidos, pero la realidad es que en Venezuela no tenemos ningún actor que reúna esas características. No hay ninguna posibilidad de dar una pelea por separado.
¿Le conviene al país una consulta popular como alternativa a las elecciones?
Yo creo que la consulta tiene obstáculos muy altos para ser exitosa, uno de ellos es que la gente tienda a enfermarse porque estamos en pandemia. La otra razón es el miedo a la represión, el gobierno no se va a quedar como si nada mirando cuando la gente salga a la calle a votar en unas mesas paralelas, y por otro lado el problema adicional de las expectativas, ya la gente en 2019 fue consultada, ahora la están llamando a otra consulta que al día de hoy no tiene muy claro cuál es su utilidad. Entonces el problema no está en la consulta propiamente, está en el manejo político de esa consulta.
¿Qué pasará si las elecciones tienen un 70% de abstención tal como lo señalan encuestas del país, pero la gente también se abstiene a participar en la consulta popular?
Ese es el escenario más probable, que las elecciones tengan una abstención de más de un 70% y que la consulta popular también tenga una abstención relativamente alta sino se genera la narrativa política apropiada, porque la gente se está volviendo selectiva con estos procesos. No es que no quiera ir a votar, la gente está loca por ir a votar, sueña con hacerlo, el problema es que si tú no me das las condiciones para elegir, entonces el voto es una ilusión.
Si usted dice que las elecciones darán una AN a la medida del chavismo y Nicolás Maduro ha sacado una Ley Antibloqueo que le da poderes por encima de la Constitución, ¿El país va hacía qué tipo de transformación?
Vamos hacia un país donde la comunidad internacional democrática no va a reconocer a ninguna institución porque vamos a tener un presidente que no reconocerán como presidente, una AN que no van a reconocer como parlamento, un gobierno interino que una parte de esa comunidad internacional pudiera mantener el reconocimiento, pero hay otra que no lo va a mantener. En cuanto a la Ley Antibloqueo, básicamente lo que buscan es traer cualquier inversión a cualquier costo, incluso con secreto de por medio, esto genera condiciones para un país con una economía negra, nociva.
¿Qué utilidad tendrá la AN electa el 6D si Maduro ya habla de la creación de un parlamento comunal?
Ese es un llamado que hizo Chávez al final de su periodo, en octubre 2012, y de alguna manera están tratando de reactivarlo. La narrativa apela a que con Maduro el pueblo es el que gobierna para justificar todo lo que están haciendo, pero la realidad es que será muy difícil que la gente crea esa narrativa, porque un tercio de la población se siente derrotada y entra dentro de rutinas de sobrevivencia, pero también hay otra parte de la población que se radicalizará después del 6D y que tratará de protestar y de poner al gobierno en caos, y de alguna manera esto hace que el gobierno quede extraordinariamente dependiente del aparato represivo militar.
¿No se avizora un quiebre dentro del poder militar?
Uno nunca sabe las cosas que pasan con los militares, pero es evidente que eso no pasará en este momento.
Usted dice que el gobierno pretende normalizar la crisis y convertirnos en autocracia, pero, ¿la población siente que el caos se está normalizando?
El caso cubano es un ejemplo de lo que digo. En Cuba nadie está satisfecho con la situación, si tú haces una encuesta todo el mundo te va a decir que viven muy mal, entonces cuando te digo que la situación tiende a normalizarse no trato de decir que la situación va a mejorar, lo que trato de decir es que la crisis se rutiniza. Como los actores internos después de muchos intentos de protestar, marchar, de votar, deciden que no pueden y dicen, ahora vamos a dedicarnos a sobrevivir, lo mismo ocurre con la comunidad internacional que llega a la conclusión de que un problema le queda demasiado grande, que no puede hacer demasiado con él y bueno lo que puede hacer es tratar de que la gente no se muera de hambre, mandando medicinas, meterlos en esquema de ayuda humanitaria, pero nadie quiere meterse en una pelea donde siente que la va a perder.
Es decir, ¿Ese sentimiento de derrota impide la rebelión ciudadana?
Tú tienes más o menos un tercio de la población que siente ese sentimiento de derrota, que dice ya todo lo que se podía intentar se intentó, y bueno eso se convierte en una excusa para no hacer nada.