viernes, 22 noviembre 2024
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Agricultura de sobrevivencia deja al país lejos de la soberanía alimentaria

Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- En los últimos tres años, Venezuela viene registrando una caída del consumo de verduras y hortalizas debido a los altos niveles de inflación, la pérdida del poder adquisitivo de los venezolanos y la competencia desleal de rubros que ingresan desde Colombia sin ningún tipo de control sanitario y sin pagar aranceles de importación, siendo en precios más competitivos que los alimentos criollos. Así lo aseguró Celso Fantinel, presidente de Fedeagro, quien señala que esto ha generado que en los campos nacionales cada vez se cultive menos papa, zanahorias, cebolla, tomate, pimentón, ajoporro, remolacha, entre otros, y los agricultores estén migrando a sembrar rubros que les resulten más rentables, que sean más resistentes a plagas y que requieran menos insumos agroquímicos.

«Se está dando una agricultura de sobrevivencia, porque las hortalizas y verduras han sufrido los embates de la hiperinflación. Además la calidad en la producción de estos productos ha sido afectada porque fueron los últimos en dolarizarse en el país. Hasta hace un año se pagaban en bolívares y no estaban indexados al tipo de cambio. Eso causó esta crisis, muchos productores decidieron cambiar a rubros mucho más económicos para no abandonar sus tierras», recalcó.

Juan Uzcátegui, es un agricultor del Asentamiento Campesino Riecito, ubicado en el páramo del estado Trujillo, y contó a LA PRENSA que en los últimos cinco años la mayoría de las familias de la zona han dejado de cultivar papa o zanahoria en sus huertos, para sembrar fresas, en campos que tienen temperaturas que oscilan los 12 grados centígrados. «Las matas de fresa pueden durar de tres a cinco años, son ciclos de siembra larga. Aunque requieren mucho abono elaborado con materia orgánica como gallinazo o chivo, se utilizan menos fungicidas y herbicidas en comparación con la papa», destacó.

Apunta que el rendimiento de estas plantas, les permite realizar cortes cada quince días y llenar un camión cargado con cestas de fresas que pesan 14 kilos cada una, y que envían hasta los mercados de Valencia, Barquisimeto y Caracas, vendiéndolas en 15 dólares por cesta.

«Se mueve más rápido el dinero con la fresa. Para sacar una cosecha de papa hay que esperar cuatro meses. Lo único caro del cultivo de la fresa es la cubierta blanca plástica que hay que colocarle para que los frutos se mantengan limpios y libres de malezas y patógenos que puedan afectar la calidad de la fruta. Por huerto se puede invertir unos 450 dólares para comprar solamente ese plástico protector, más el abono. Una bolsa de abono de un kilo lo venden en dos dólares, una huerta se lleva unos 400 kilos de abono al año, es decir unos 800 dólares de inversión aproximadamente», apuntó.

Uzcátegui comentó que en el páramo trujillano se está dejando de sembrar papa porque no encuentran las semillas. «Hay que comprarla en Mérida o a Colombia, y ya es muy difícil conseguir semillas de buena calidad. El rendimiento por hectárea cultivada es menor», indicó. Detalló que también habían dejado de sembrar zanahorias, porque en los mercados la querían pagar a tres dólares por cada saco de 50 kilos. «Este año el precio por saco se disparó a 15 dólares y volvimos a sembrar zanahoria, pero no en la misma magnitud del pasado», expresó.

Cifras de Fedeagro, registran que el cosecha de papa se contrajo 1,8% en 2022. «Se produjeron 216.000 toneladas el año pasado, menos que en 2021. Apenas se está abasteciendo el 45.8% del consumo nacional. Eso representa que los niveles de producción de papa son equivalentes a los que se producían Venezuela en 1987. Hay unos 36 años de retroceso», afirmó.

Según informó Antonio escalona, presidente de la Corporación Venezolana de la Papa (Corpopapa), más del 60% de los productores tradicionales de papa para el consumo fresco de los pisos térmicos mediano y alto de Venezuela, han optado por cultivos alternativos que puedan generar un mayor rendimiento en ciclos más cortos, como la fresa, por la escasez que se registra con las semillas de papa.

«Igual pasa en los pisos de montaña bajos donde cultivaban la papa de consumo industrial, ahora están sembrando batata, caraota, frijol y maíz«, mencionó. La contracción en la producción de este rubro también se da porque el costo de sembrar una hectárea de papa que se ha disparado en los últimos años, que puede oscilar entre los 8.000 y 10.000 dólares.

Una recuperación lenta y difícil& ;

Celso Fantinel, presidente de Fedeagro, informó que la siembra de alimentos en Venezuela de 2013 a 2021 tuvo una contracción del 80%. El año pasado después de haber caído tanto se registró una leve recuperación en el cultivo de maíz blanco para la elaboración de la harina precocida.

«Se sembraron 729.500 toneladas, lo que representa que se está abasteciendo el consumo del 60% de la población. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), recomienda que el consumo anual de maíz blanco de Venezuela sea 1.176.000 toneladas. En el caso del maíz si se sigue recuperando la producción podríamos tener soberanía alimentaria en cinco años. Pero en los demás rubros seguimos a años luz de tener una alimentación nutricional ideal», refirió.

En 2022 se produjeron 359.600 toneladas de maíz amarillo, que se utiliza básicamente para la elaboración de alimento balanceado de animales. Esa cantidad abastece solamente el 14.5% del consumo interno. El arroz tuvo un aumento de producción del 100% en 2022 en comparación a 2021. Se cosecharon 424.970 toneladas, pero apenas eso representa el 35,4% del abastecimiento nacional. En caña de azúcar la producción fue de 2.810.000 toneladas, apenas cubre el 18.7% del consumo.

«Estas cifras lo que indican es que hay gente que en Venezuela se llega en la barriga solo con arroz. Yo creo que se consume más arroz que maíz de harina precocida. La gente se llena la barriga solo con arroz o sólo con arepas. Aquí hay venezolanos que no saben lo que es una sopa con los aliños y la sopa de costillas», manifestó Fantinel.

El 18 de enero de 2023, un nuevo informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) «Panorama de la seguridad alimentaria y nutricional 2022», 6,5 millones de venezolanos no pudieron costear su dieta diaria.

«Venezuela en este panorama muestra un aumento del número de venezolanos subalimentados, con hambre, desnutridos y con poco acceso a los rubros alimenticios», reseñó el portal web Tal Cual Digital.& ;

 

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