La adicción es una enfermedad crónica difícil de curar, pero controlable con tratamiento adecuado y apoyo familiar
La adicción de cualquier tipo, más allá de ser una enfermedad que entra en el rango de crónica, es difícil de tratar para controlarla, y se convierte en un desafío o reto para médicos y psicólogos que atienden a los pacientes, debido a la carga moral y social que recae en ellos, ya que tanto la persona como su entorno son sometidos al escarnio público, lo que les imposibilita la aceptación de la enfermedad, conllevándola al aislamiento que puede culminar en la fatalidad.
Las adicciones hacen que la persona exteriorice una serie de síntomas, tales como la somnolencia, temblores involuntarios, ojos rojos y pupilas dilatadas, poco interés en el aspecto físico, incluso hay quienes llegan a registrar la pérdida o aumento de peso corporal.
El doctor José Gregorio Rodríguez, médico internista y especialista en Oncología Clínica, además director médico del Centro Integral para la Rehabilitación de las Adicciones (CIRA), en Barquisimeto, sostiene que las adicciones en su mayoría son una evasión de la realidad que se convierten en reflejo de lo que el individuo observó dentro del entorno en el que se desarrolló.
Además, la presión social impide a la persona romper la barrera de la aceptación y el reconocimiento para asumir que tiene la enfermedad.
“Este tipo de enfermedades son muy sentenciadas y juzgadas por la sociedad. Por ejemplo, vemos a un alcohólico o al drogadicto y de una vez se le cuestiona, se le critica y se le define con calificativos como es un vago, un malandro, y muy lejos se está de ponernos en los zapatos de ellos, lejos se está de comprenderlos. Por eso, la persona se ensimisma y es incapaz de reconocerse enferma”, explicó el especialista.
Rodríguez afirma que detrás de un adicto hay una familia que tiene problemas, por lo que las recomendaciones que da son apoyarlo y escucharlo porque la comprensión al paciente lo puede llevar a la aceptación, precisa que al igual que al paciente debe tratarse a los familiares directos, ya que ellos conocen el motivo por el cual la persona decidió refugiarse en la ingesta de alcohol, drogas, dulces o en las adicciones de comportamiento, tales como al juego, sexo, trabajo o al internet.
El especialista detalla que las adicciones son enfermedades que se pueden transmitir de generación en generación, ya sea de manera genética o en otros casos por la influencia del entorno durante el crecimiento de la persona en el que se desarrollan estas conductas.
Según el Instituto de Neurociencias aplicadas de Perú, la influencia del factor genético para el desarrollo de un trastorno adictivo está entre el 40 y el 60%, es decir, que una adicción no es transmitida al 100% por un factor genético. Tiene el mismo peso que la influencia que puede otorgar el ambiente.
“Aunque los estudios de epidemiología genética han puesto de manifiesto que las adicciones tienen de moderada a alta heredabilidad, la adicción al alcohol y a las sustancias ilícitas, se puede aprender a lo largo de la vida por imitación”.
Enfermedad incurable
Al tratarse de una enfermedad crónica las adicciones no son curables, por lo que simplemente se controlan haciendo seguimiento al paciente, quien debe estar consciente de que existe una alta probabilidad de tener una recaída, que debe afrontar la tentación cada
día.
Estudios de la facultad de medicina de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos, afirman que las recaídas no son porcentualmente infrecuentes. Mientras que en el Informe Nacional de Drogas Venezuela 2023 que realiza la Superintendencia Nacional Antidrogas, destacan que las estimaciones más realistas indican que entre 50 y 70% de los casos hay recaída, por lo que se concluye que este tipo de enfermedades no son curables. En ese informe, también detallan que el mayor número de incidencias está centrado en las zonas
populares del país.
Principal problema
Precisiones del psicólogo, Luis Oropeza, director clínico de CIRA, sostiene que la principal dependencia que hay en el amplio mundo de las adicciones es el alcoholismo, puesto que en la población actual ya desde adolescentes tienen contacto con la ingesta de licores en grandes y pequeñas proporciones que los llevan a convertirse en personas dependientes del alcohol de manera imperiosa.
“Lamentablemente, vemos cómo el alcohol es un problema macro que induce a las personas a la adicción, todo el mundo está en contacto con el licor, que también es la principal causa para que el individuo recurra a otras sustancias, como las drogas”, expresó Oropeza.
Partiendo de esta premisa, el psicólogo sostiene que el alcoholismo es la adicción con mayor desafío para la rehabilitación, ya que está socialmente promovido y aceptado. “El alcohol en nuestra sociedad está normalizado, y pues una persona que se esté rehabilitando a dondequiera que llegue estará rodeado de la presencia del alcohol, lamentablemente esta sustancia se ha convertido en un agente socializador actual capaz de llevar a la adicción si no hay un control”, dice.
Oropeza detalla que los tratamientos de rehabilitación en un 80% no varían, a excepción del tratamiento contra la ludopatía y las adicciones del comportamiento, ya que el individuo no se somete a procesos de desintoxicación porque no hay ingesta de sustancias, por lo que se recurre es a tratamientos farmacológicos para disminuir los índices de hiperactividad en la información química del cerebro. En este caso, el paciente debe consumir ansiolíticos por 21 días, este será modificado, dependiendo de la respuesta del individuo por el médico tratante.
En el caso de quienes consumen alcohol, sustancias psicotrópicas, el tratamiento es de abstención y aislamiento del paciente. En el aislamiento tienen sesiones terapéuticas donde el psicólogo busca identificar la raíz de su adicción. Según Ana Bastidas, directora de la Superintendencia Nacional Antidrogas en el estado Lara, en declaraciones dadas en junio del año 2024 al equipo de LA PRENSA, ocho de cada 10 personas en el estado en edades entre 16 y 25 años tienen contacto con el alcohol, por lo que el informe nacional antidrogas resalta que este consumo creció un 23% en comparación con el año 2023.