EFE | LA PRENSA.- La presidenta suspendida de Brasil, Dilma Rousseff, presentó este lunes sus alegatos finales en el juicio político, desde la tribuna, afirmó que el Senado «está a un paso de concretar un verdadero golpe de Estado.
En su primera comparecencia del proceso ante los 81 senadores, constituidos en tribunal, Rousseff dijo que siente «el gusto amargo y áspero de la injusticia».
«No lucho por mi mandato, vanidad o apego al poder. Lucho por la democracia, la verdad y la justicia«, dijo en un discurso de 45 minutos.
Rousseff insistió en su inocencia y aseguró que, en el ejercicio de su mandato, cumplió con rigor el «compromiso de defender la Constitución» y las leyes.
Asimismo, volvió a descalificar los cargos que la señalan de haber incurrido en maniobras ilegales para «maquillar» los presupuestos, y reiteró que ha sido «acusada injusta y arbitrariamente» para darle viabilidad a «un golpe» promovido.
«He llegado al borde de perder el mandato sólo por una conspiración».
Según la mandataria suspendida, las acusaciones son meros «pretextos» para que se impongan políticas que «atentarán contra los derechos sociales».
«La posibilidad del ‘impeachment’ se convirtió en un asunto central en la pauta política y de parte de la prensa apenas dos después del inicio de mi segunda gestión»
Criticó que en el Gobierno interino de Michel Temer, quien la sustituye por ahora en forma temporal, «no hay mujeres ni negros», a su juicio, esto «refleja profundo desprecio».
Sostuvo que un cambio de Gobierno, en un «régimen presidencialista» como el que rige en Brasil, sólo puede ser hecho «por el pueblo y mediante elecciones» y no por una ruptura democrática» como la que, en su opinión, puede decretar el Senado con su destitución, que será decidida entre martes y miércoles.