EFE.- El primer ministro turco, el islamista Benali Yildirim, afirmó hoy que el Gobierno ha recuperado el control del país después del fallido intento de golpe militar que se inició anoche y que se ha saldado con 161 muertos y 2.893 militares detenidos.
«La situación está bajo control», aseguró Yildirim, al señalar que 20 soldados golpistas han muerto, lo que contradice la cifra ofrecida poco antes por el propio Ejército turco de 104 fallecidos. Cientos de militares implicados en la violenta intentona golpista se rindieron hoy.
Ümit Dünar, nombrado esta mañana jefe interino del Estado Mayor de Turquía (el titular, general Hulusi Akar, había sido secuestrado por los golpistas) declaró hoy fallida la asonada militar.
«El intento de golpe de Estado fue rechazado desde el inicio por la comandancia (del ejército). Una solidaridad histórica en Turquía hizo fracasar el intento golpista», aseveró Dünar.
El Servicio de Inteligencia de Turquía (MIT) ya había dado anoche por fallida la intentona, pero los combates continuaban hasta esta mañana, si bien todos los medios informaban de un número creciente de rendiciones.
Poco después de las 19.00 GMT del viernes, la población de Ankara fue sorprendida por unos inesperados movimientos de tropas y el paso rasante de aviones militares, mientras se oían disparos cerca del cuartel del Estado Mayor.
Los militares golpistas cerraron dos puentes sobre el Bósforo en Estambul y ocuparon los aeropuertos internacionales de esa ciudad y de Ankara, los cerraron al público y cancelaron todos los vuelos.
Además, secuestraron al jefe del Estado Mayor, Hulusi Akar.
Unas dos horas después enviaron un comunicado electrónico a la prensa en el que afirmaban haber tomado el control en todo el país y advertían de que imponían la ley marcial.
El aeropuerto internacional Atatürk de Estambul, el mayor del país, fue uno de los lugares más rápidamente liberado de los militares que lo ocuparon anoche.
Poco después de la liberación del aeropuerto, aterrizó en su pista el presidente del país, Recep Tayyip Erdogan, proveniente de un lugar en la costa, y en una llamada telefónica a una televisión transmitida en directo había ya llamado a la población a resistir.
Decenas de miles de ciudadanos salieron a las calles de Ankara y Estambul enarbolando banderas turcas para rechazar el golpe.
Los golpistas bombardearon con cazas y helicópteros el palacio presidencial, el Parlamento y la Dirección de Seguridad en Ankara.
En torno a esos edificios, así como a la sede del Estado Mayor, se produjeron violentos enfrentamientos entre los golpistas, por un lado, y policías, gendarmes y soldados leales al gobierno, por el otro.
El Ministerio de Interior turco destituyó a 5 generales y a 29 coroneles.
Erdogan calificó la acción de los militares rebeldes como un regalo de dios que permitirá limpiar el Ejército y prometió castigar a los responsables.
«Esto es traición. Pagarán un precio muy alto», amenazó el jefe del Estado y hombre fuerte del país desde Estambul.
El jefe del Estado acusó al influyente predicador islamista Fethullah Gülen, un antiguo aliado suyo y ahora enfrentado a él, de haber orquestado la acción desde Pensilvania (EEUU), donde vive.
Pero la Alianza por los Valores Compartidos, el grupo liderado por Gülen, rechazó hoy esas acusaciones y calificó de «sumamente irresponsables» las palabras de Erdogan.
«Durante más de 40 años, Gülen y sus seguidores hemos defendido y demostrado nuestro compromiso por la paz y la democracia. Hemos denunciado reiteradamente las intromisiones militares en política», apuntó el grupo, que tiene sede en Nueva York, en un comunicado.
Entretanto, quedaron liberados los puentes de Estambul sobre el Bósforo, que habían sido bloqueados anoche con tanques de los golpistas.
También las sedes de las emisoras de televisión TRT y CNNTürk quedaron libres de militares tras ser ocupadas temporalmente.
Akar fue liberado y trasladado en helicóptero a un centro de crisis.
La comunidad internacional reaccionó unánime en apoyo a la legalidad constitucional en Turquía y condenó el intento golpista.
La ONU, EEUU, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido, la UE, Grecia, España, México, Irán, Argentina, Venezuela y Guatemala, entre otros, defendieron al presidente turco.
Jens Stoltenberg, secretario general de la OTAN de la que Turquía es miembro, pidió hoy «calma y moderación» y «total respeto» a las instituciones democráticas y a la Constitución de Turquía.