Ana Uzcátegui | LA PRENSA DE LARA.- Vestido de blanco con calas en las manos como símbolo de paz y hermandad, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, estrechó las manos del ministro de Transporte Venezolano, Ramón Celestino Velásquez, a las 12:30 del mediodía de ayer lunes 26 de septiembre, para así abrir oficialmente el paso comercial y vehicular por el Puente Internacional Simón Bolívar que estuvo cerrado desde 2015, en medio de unas tormentosas relaciones diplomáticas entre ambos países.
Durante la rueda de prensa que dio el mandatario neogranadino desde La Parada, en Villa del Rosario, pidió que la apertura de frontera sea el inicio del desarrollo industrial tanto de Táchira como del Norte de Santander. «Que este no sea solamente un puente de cemento, sino la vía por la cual se construya el progreso de estas dos regiones», manifestó. Señ;aló que ciudades como Cúcuta, Maicao, Ureñ;a, San Cristóbal han sufrido un «desastre humanitario» y que los niveles de pobreza se han incrementado aceleradamente desde que las relaciones entre Colombia y Venezuela estuvieron congeladas.
El gobierno de Colombia aspira que a corto plazo el intercambio comercial entre ambos países genere en el primer añ;o 1200 millones de dólares. La meta para ambos gobiernos es generar 8000 millones de dólares anualmente como en el pasado, cuando esta era la frontera viva y económica más importante de Latinoamérica.
«Por esta carretera se pudiera llegar hasta Guyana, en donde hoy se presenta el crecimiento más importante de toda América del Sur, por el descubrimiento de campos petroleros…Ojalá por el Sur pudiera llegar un camión hasta La Patagonia, o hasta Georgetown, incluso hasta Brasil», son las aspiraciones de Petro, quien estuvo acompañ;ado del ministro de Relaciones Exteriores de su país, Álvaro Leyva y el embajador de Colombia en Venezuela, Armando Benedetti.
Se refirió a la migración, más de tres millones de colombianos siguen aún en Venezuela y más de 2.8 millones de venezolanos han huido de la crisis económica, política y social al vecino país en los últimos añ;os. «Yo quisiera que las primeras personas beneficiarias sean las que habitan en la frontera, las que se arriesgaban en esas trochas, las mujeres que caminaban por allí prácticamente dependiendo de funcionarios, que incluso llegaban a cobrar peajes, de bandas de todo tipo multicrimen que podían matar, que podían violar. Hoy hay un salto cuantitativo en todos sus derechos humanos», manifestó.
Informó que solicitó al Ministerio de Educación colombiano que agilice los trámites para homologar diplomas de profesionales venezolanos para que puedan trabajar sin problema en Colombia, espera que el Gobierno venezolano haga lo mismo, y aplaudió la solicitud de Venezuela de ser incorporada a la Comunidad Andina.
El gran ausente