Agencias | LA PRENSA DE LARA.- Los ciudadanos Dany Quispe y Ruth Bárcena, padre y esposa de dos víctimas de las protestas antigubernamentales en Perú, exigieron el jueves justicia y memoria para sus familiares y el resto de manifestantes que murieron desde el inicio de las manifestaciones.
«En Ayacucho claman justicia y para eso es lo que yo he venido, a exigir justicia. Tiene que haber justicia, esto no puede quedar impune», exhortó Bárcena durante la rueda de prensa organizada por Amnistía Internacional.
«Un señ;or de 32 añ;os que amaba la vida que tenía su familia», así rememoró Ruth Bárcena a su esposo, Leonardo Hancco Chacca, muerto el 15 de diciembre por la respuesta de las Fuerzas Armadas a la manifestación que dejó 10 fallecidos en la ciudad.
«Todos heridos con bala, señ;ores, no con otra cosa», recordó Bárcena al referirse a los 10 muertos, entre ellos varios menores de edad, y los 68 heridos de su ciudad.
«¿;Quién dio orden de matar?»
Bárcena, también presidenta de la Asociación de Familiares de los Asesinados y Heridos en Ayacucho, señ;aló que busca verdad, justicia, reparación y memoria para no olvidar a los muertos de las protestas contra la presidenta Dina Boluarte y el Congreso de la República.
«¿;Quién ha dado esa orden a matar, a reprimir tantas personas que han participado en la marcha pacífica de Ayacucho?», se preguntó Bárcena, que también subrayó que no son terroristas, simplemente «serranos» que se dedican a trabajar su chacra (huerto).
Las protestas iniciadas en diciembre tras el fallido intento de autogolpe de Estado del expresidente Pedro Castillo suman 70 muertos, entre los que se encuentran 48 fallecidos en enfrentamientos con la Policía y el Ejército y un agente quemado vivo en la ciudad de Juliaca, del departamento de Puno que hace frontera con Bolivia.
En este aspecto, Amnistía Internacional denunció que, durante las protestas hubo ataques generalizados hacia la población por parte de las fuerzas del orden y que la grave crisis de derechos humanos ha estado alimentada por el racismo y la criminalización contra comunidades indígenas y campesinas.
«No eran terroristas»
Así, Quispe exigió en quechua, su idioma materno, justicia para todos los asesinados y heridos, entre los que se encuentra su hijo, a quien recuerda como un joven estudiante, trabajador y entrenador de fútbol.
«Los asesinatos han llegado, la tristeza ha llegado, el dolor ha llegado», dijo el padre de Beckhan Romario Quispe, joven que murió por un disparo en el cráneo el 11 de diciembre en las protestas de Andahuylas, y presidente de la Asociación de Víctimas y Agraviados en la Represión de Andahuaylas y Chincheros.
Para él y para el resto de jóvenes, el padre de Beckhan pidió y repitió de forma incansable justicia, y recordó que no se tratan de terroristas o narcotraficantes, sino de campesinos que trabajan sus en la sierra surandina para labrar un futuro para ellos y su familia.
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