EFE | LA PRENSA DE LARA.- Agentes de la Policía Nacional de España han liberado a nueve mujeres, de nacionalidad colombiana y venezolana, que eran obligadas a prostituirse en tres locales de Alicante y han detenido a diez personas de una organización dedicada presuntamente a la trata de seres humanos con fines de explotación sexual y tráfico de drogas.
En la operación se han realizado cuatro registros en los que se han intervenido anotaciones con cuadrantes de servicios sexuales, dinero, estupefacientes, relojes de alta gama, una pistola simulada y una placa identificativa policial, según ha informado la Policía.
La investigación policial se inició en pleno estado de alarma, al detectar los agentes un local con licencia de hotel que se encontraba abierto cuando debía de permanecer confinado.
En el inmueble se localizaron a cuatro mujeres y los investigadores sospecharon que podían estar siendo víctimas de trata de seres humanos, por lo que iniciaron las primeras gestiones confirmando que se encontraban ante una organización dedicada a la trata de blancas con fines de explotación sexual.
Varias de estas víctimas se acogieron a la condición de testigos protegidos y en sus declaraciones manifestaron que habían sido captadas en Colombia y Venezuela con la promesa de un trabajo en España que les permitiría mejorar sus condiciones de vida.
Las mujeres tenían en sus países de origen hijos a su cargo y se encontraban sin trabajo y sin perspectiva de conseguirlo.
Las mismas fuentes han indicado que era la propia organización la que facilitaba a las víctimas los billetes de ida y vuelta, la documentación y el dinero necesarios para acreditar los medios de subsistencia y así poder pasar los controles sin problemas, si bien nada más llegar a España les retiraba la documentación así como ese dinero, contrayendo una deuda con el grupo que tenían que pagar ejerciendo la prostitución.
Las mujeres eran trasladadas desde Madrid hasta la ciudad de Alicante donde eran obligadas a ejercer la prostitución en alguno de los tres locales que la organización criminal controlaba en la ciudad.
Según relataron a los agentes, las jóvenes vivían confinadas en una habitación del mismo local en el que eran explotadas y debían estar disponibles las 24 horas del día, siendo obligadas a prostituirse durante jornadas maratonianas bajo duras condiciones, llegando a poner en riesgo su vida ya que eran obligadas a trabajar aún estando enfermas.
Del dinero que recibían el cincuenta por ciento era para el local y, del resto, la mitad para pagar la deuda contraída y el sobrante después de restar gastos era el dinero que recibían, siendo una cantidad exigua.
Además, no se les permitía salir del piso y, únicamente un día a la semana, podían ir a comprar durante dos horas y siempre acompañadas, y sistemáticamente les era negada la asistencia médica a pesar de estar enfermas y sometidas a un control férreo.
Los captores advertían a las mujeres de que estaban siendo grabadas en todo momento y las amenazaban con un mal para ellas o para sus familias en sus países origen si se mostraban disconformes con las cantidades a pagar y también eran utilizadas para vender droga a los clientes.
Con información de: EFE