AFP | LA PRENSA.- El papa Francisco beatificó este viernes al obispo Jesús Emilio Jaramillo y al sacerdote Pedro María Ramírez, muertos en diferentes circunstancias de la violencia política colombiana.
Durante una misa en la ciudad de Villavicencio (centro), capital de un región muy golpeada por el conflicto, el papa ofició una ceremonia de beatificación, con cantos y arpas, durante una misa a cielo abierto ante cientos de miles de feligreses.
El obispo Jaramillo murió el 2 de octubre de 1989 a manos del ELN -una guerrilla inspirada en la corriente católica de la Teología de la Liberación-, que le recriminaba su cercanía con los militares.
Pablo Beltrán, jefe negociador en los diálogos de paz con el gobierno, describió su muerte como un «error» y pidió «perdón».
Ramírez murió el 10 de abril del 1948, un día después del asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán. El cura recibió un machetazo a manos de los seguidores de Gaitán, que acusaban a la Iglesia de aliarse con sus adversarios conservadores y azuzar la muerte de los liberales desde los púlpitos.
En la homilía, Francisco dijo que los dos religiosos asesinados simbolizan «la expresión de un pueblo que quiere salir del pantano de la violencia y el rencor».
Sin reconciliación, la paz en Colombia «será un fracaso»
Francisco advirtió este viernes que la paz en Colombia «será un fracaso» sin un compromiso con la reconciliación entre víctimas y verdugos tras décadas de sangriento conflicto armado.
«Todo esfuerzo de paz sin un compromiso sincero de reconciliación siempre será un fracaso», expresó en una multitudinaria misa al aire libre en Villavicencio (centro).
Capital de una región especialmente azotada por el conflicto, esta pequeña ciudad es el escenario de la jornada más emotiva del primer viaje de Francisco a Colombia, centrada en las víctimas, calculadas en 7,5 millones, entre muertos, desaparecidos y desplazados.
El pontífice argentino, firme defensor del acuerdo de paz firmado con la guerrilla comunista de las FARC y de los diálogos con el ELN, exhortó a las víctimas a «dar el primer paso» en la construcción de la paz, «sin esperar que lo hagan los otros».
«Esto no significa desconocer o disimular las diferencias y los conflictos. No es legitimar las injusticias personales o estructurales. El recurso a la reconciliación concreta no puede servir para acomodarse a situaciones de injusticia», resaltó.
Tras la eucaristía, el papa liderará el «Gran encuentro de Oración por la Reconciliación Nacional», con la presencia de víctimas y verdugos de esta compleja conflagración interna, la última del continente, en la que además de guerrillas están implicados grupos paramilitares, agentes del estado y narcotraficantes.
Se espera la presencia excombatientes de las FARC, que fue la principal guerrilla de América y se acaba de convertir en partido político. Su líder, Rodrigo Londoño, cuyo nombre de guerra era «Timochenko», le suplicó este viernes al pontífice «su perdón» por las víctimas causadas por su organización.