LA PRENSA.- El avance del huracán Matthew hacia el sur de Florida ha sembrado la preocupación entre las autoridades, que temen que los 11 años sin tormentas fuertes hayan hecho que muchos vecinos se confíen y no se tomen en serio sus recomendaciones de preparación.
La gobernadora de South Carolina anunció que emitiría una orden de evacuación el miércoles para que un millón de personas tuvieran tiempo de abandonar la costa, mientras vecinos de la costa este acudían a ferreterías, tiendas de alimentación y gasolineras para prepararse para la poderosa tormenta.
La tormenta de categoría 3 mostraba vientos sostenidos máximos de 200 kilómetros por hora (125 millas por hora) y avanzaba hacia Bahamas el miércoles de madrugada, según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos.
A las 05:00 de la madrugada (0900 GMT), el huracán tenía vientos sostenidos máximos de 205 km/h (125 mph) y se movía en dirección norte a 17 kph (10 mph) y estaba empezando a afectar a Bahamas. Su vórtice estaba unos 110 kilómetros (65 millas) al norte-noroeste del extremo oriental de Cuba.
Los meteorólogos esperaban que se acercara a la costa atlántica de Florida el jueves por la mañana, y advirtieron que Matthew, que hasta hace poco tenía categoría 4 y llegó a alcanzar la peligrosa categoría 5, sigue siendo una poderosa tormenta pese a su leve pérdida de fuerza en las últimas horas y podría registrar variaciones en su intensidad en los próximos días.
Las autoridades confían en evitar que se repita una situación como en los huracanes Wilma y Katrina, que causaron graves daños en el sur de Florida en 2005, y el huracán Andrew, una tormenta de categoría 5 que arrasó buena parte de la localidad de Homestead en 1992.
Esa última tormenta estaba en la mente de algunos funcionarios el martes, ya que tanto el presidente de la comisión del condado de Miami-Dade, Jean Monestime, como el congresista federal Carlos Curbelo, llamaron por error «Andrew» al huracán actual durante una rueda de prensa, provocando risas nerviosas.
Curbelo, representante republicano, pidió garantías de que los gobiernos trabajan juntos a nivel federal, estatal y local.
No podemos dar por sentado que eso ocurrirá siempre», afirmó.
Los expertos en Miami emitieron una alerta por huracán para la zona al norte desde Golden Beach, cerca de Fort Lauderdale, a Sebastian Inlet, señalando que se esperan vientos huracanados de 120 kmh (74 millas por hora) o más en dos días. También se emitió una advertencia desde Sebastian Inlet a la zona de Daytona Beach, donde podrían registrarse vientos de huracán.
Durante la hora punta del martes se formaron largas filas en las gasolineras de Charleston, South Carolina, congestionando el tráfico cuando las líneas se extendieron a las carreteras. En una gasolinera de Mount Pleasant, la fila se extendió un cuarto de milla.
En el sur de Florida había más filas de lo normal en las tiendas de alimentación y algunos productos básicos escaseaban. Cuando Simone Corrado y su marido intentaron comprar agua en el Publix en Davie, cerca de Fort Lauderdale, encontraron casi todas las baldas vacías.
Me asusté porque todo lo que quedaba en Publix era sólo el agua más cara», dijo Corrado, que vivió los efectos del catastrófico huracán Andrew, que prácticamente arrasó la cercana Homestead. «Te asustan mucho. En la pantalla de televisión, cada pocos minutos está el ‘bip, bip, bip, alerta por tormenta».
El gobernador de Florida, Rick Scott, advirtió a los vecinos que deben estar listos para recibir un impacto directo y señaló que podrían emitirse órdenes de evacuación a partir del martes.
No se la jueguen. Márchense antes de que sea demasiado tarde», dijo. «Debemos estar preparados para recibir el impacto de un huracán catastrófico».
Los gobernadores en Florida, Georgia, South Carolina y North Carolina declararon el estado de emergencia, y la Casa Blanca dijo que el presidente, Barack Obama, había cancelado actos de campaña y sobre sanidad en Florida el miércoles, y en cambio visitaría el cuartel general de la Agencia Federal de Gestión de Emergencias para seguir la situación.
Algunas aerolíneas dejaron que los pasajeros cambiaran sus planes de viaje sin penalización si su viaje iba a ser afectado por Matthew.