Ágatha Reyes | LA PRENSA.- Pasan la empanada con agua. La malta o el refresco de botella ya no es una opción tan viable para quienes a diario compran desayunos, pues los precios oscilan entre 35 mil y 60 mil bolívares, lo que ha hecho que las ventas bajen al menos en un 70 % en los puestos de empanadas.
“Las ventas no son buenas, se han reducido bastante y es porque a la gente no le rinde el sueldo”, soltó Róger Vásquez, un vendedor del pueblo de Santa Rosa, quien explica que a pesar de tener diversas opciones de pago —como las transferencias por la falta de efectivo—, la salida de estos productos se ha reducido.
Y es que ni los jugos naturales salen con la misma frecuencia de hace unos dos meses. Vásquez explica que a pesar de ser los más económicos, quienes llegan a su puestos compran sólo “para llenar un poquito la barriga”. El caso se repite en el local de Julia Lozano, su puesto en el este de la ciudad era uno de los que más ventas tenía durante los fines de semana; sin embargo, ahora permanece prácticamente vacío.
“Las ventas totales bajaron un 60 % y los refrescos ni se digan”, soltó con tristeza, pues teme bajar su santamaría si las ventas siguen malas.
El bajón de ventas de bebidas no es lo único que golpea a los empanaderos, el alto costo de la materia prima y la dificultad de conseguirla también es otro factor que pone en “jaque” estos puestos de comida.
Un bulto de harina a precio “bachaqueado” supera los tres millones de bolívares, a eso le suman los 6 millones que cuesta el tobo de aceite de 18 litros, más las servilletas que ya se encuentran en 400 mil bolívares, gastos que deben hacer semanales.