Jennifer Orozco | LA PRENSA de Lara.-& ;Más de 300 personas, entre transportistas y otros gremios, encendieron el centro de Carora, en el municipio Torres, tres días seguidos, logrando un acuerdo para que los choferes surtieran gasolina y pudiesen trabajar, brindando transporte a los trabajadores de este municipio. Dentro de la protesta, además del reclamo por la falta de combustible, incluyeron fallas en los servicios públicos y problemas con la distribución de alimentos.
La mesa de trabajo la lograron los transportistas torrenses con el ingeniero Luis Paredes, presidente de Imvitrat, acompañado por el comandante de la Guardia Nacional Bolivariana William Bastidas, llegando a un acuerdo donde se le suministrará combustible a 6 unidades para que laboren diariamente. Los presidentes y directivos de las líneas, deberán organizarse a diario para decidir quiénes serán las unidades que saldrán todos los días.
Los transportistas aseguran que aceptaron el trato, pues la situación económica ha ido empeorando para ellos y confían en que podrán organizarse y así rotarse para que todos tengan oportunidad de trabajo semanal. También decidieron cumplir con las normas de salubridad como el uso de tapabocas y guantes y la limpieza de las unidades de transporte, así como circular en el horario comprendido de 6:00 de la mañana a 2:00 de la tarde.& ;
La protesta
Lunes, martes y miércoles el centro de Carora se vio full de transportistas que reclamaban tener más de 45 días sin poder surtir gasolina. Eran 10 asociaciones civiles de transportistas extraurbanos como La Pastoreña, Río Tocuyo y Aregue, junto a las 3 asociaciones más de Carora.
Los más de 300 manifestantes se apostaron en las avenidas Francisco de Miranda y Rotaria, en los alrededores de la estación de servicio «El Mara». El miércoles, funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana pidieron conversar con una delegación de los transportistas para escuchar las exigencias.
En un principio los militares les explicaron a los protestantes que el abastecimiento de la gasolina solo aplicaba para funcionarios de seguridad, personal médico y pacientes crónicos hasta nuevo aviso, pero al ver el revuelo de los transportistas, decidieron llamar a las autoridades locales, logrando la reunión con gente de la alcaldía, donde se logró el acuerdo.
Los familiares de los choferes también se sumaron a la protesta, lo cual llamó la atención de los peatones, quienes los apoyaron diciendo que «los de a pie» se habían quedado sin servicio de transporte público teniendo los caroreños que caminar grandes distancias o buscar alternativas que van desde las bicicletas y monopatines, hasta los caballos, para de esa manera poder llegar a sus puestos de trabajo o hacer compras.
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