Ana Uzcategui | LA PRENSA de Lara.- Incertidumbre viven los productores de Quibor y Sanare por las fallas en los servicios públicos. La escasez de gasolina que se registra en estos pueblos mantiene paralizada tanto la producción como la distribución de alimentos.
Carlos Mendoza, cultiva en invernadero en Cubiro, contó que cada tres días PDVSA surte las dos estaciones de servicio que tiene el municipio Jiménez, eso genera que los lugareños tengan que pernoctar es las bombas para obtener 30 litros de combustible.
«No he comenzado a sembrar tomates hasta tanto no tenga garantizado 100 litros de combustible al día. Tengo tres motobombas para el sistema de riego y requieren gasolina para funcionar, cada una 15 litros que se necesitan en 8 horas de trabajo, lo demás es para el tractor», contó el empresario.
Además de la escasez del combustible, en lugares como Palo Verde en Andrés Eloy Blanco sus habitantes denunciaron los continuos cortes eléctricos a los que son sometidos por Corpoelec. «Quitaron la luz a las 12 del mediodía, son las cinco de la tarde y todavía no suministrado el servicio», se quejó Rubén Ojeda, caficultor.
La fallas en el servicio eléctrico genera que el 80% del comercio en Sanare se paralice a diario. «Tuve que sembrar mi negocio, para qué lo voy a abrir si los puntos eléctricos no funcionan cuando aplican el plan de racionamiento», denunció Jorge Palacios, dueño de una feria de verdura.
En cuanto al agua potable, productores contaron que durante años han tenido que invertir sumas millonarias para un sistema de riego, «El agua siempre ha escaseado en Lara, aquí debemos comprar camiones cisternas o construir lagunas o estanques para aprovechar la temporada de lluvia. Diseñar un sistema de riego es un gasto incalculable. Además de la adquisición de bombas para la extracción de agua, cada hectárea lleva dos rollos de manguera, y al menos 200 conectores para un riego por goteo.& ;Son insumos que ya no se consiguen a precios de bolívares, todo se compra en Colombia, en dólares o pesos colombianos», informó Argenis Manzi, quien trabaja fuertemente para garantizar el agua que al día requiere su cosecha de cilantro.