Cristina Linárez | LA PRENSA.- ”Si le compro el disfraz a mi hija no tendremos ni para comer, porque un atuendo vale más de lo que gano mensualmente” expresó Juliana Mejía mientras comparaba precios en tiendas especialistas en ventas de disfraces.
Con gran variedad de atuendos, tanto de niños como de niñas, se encuentran las tiendas, pero estos tienen un costo que muy pocos pueden pagar.
“Me parece insólito, ya los niños no pueden vivir algo que antes no valía nada, porque las cosas con esos precios por las nubes los padres no podemos pagarlo”, critica Mejía haciendo referencia al precio que tenía marcado el disfraz de la princesa Elsa, 41.035 bolívares, mientras que el sueldo mínimo de un venezolano es de Bs. 40.638.
Jaime Alonzo, vendedor de una tienda, señala que desde diciembre están vendiendo disfraces. Asegura que mucha gente aprovechó de comprarlos en ese mes antes de que subieran de precio en enero y febrero por la cercanía con la fecha de carnaval.
Comenta que a pesar de que tienen gran variedad de disfraces, tanto de los tradicionales (el Chavo del 8, la Chilindrina, el zorro) como de los que están de moda (Capitán América y las princesas de hielo) no se están vendiendo como antes.
Ante los precios, quienes no desean que los pequeños de la casa dejen de conocer lo que engloba a los carnavales, buscan la manera de ingeniársela. Rosa Rodríguez, una madre consultada, dice que “a punta de retazos” le hará un disfraz de princesa a su hija, ya que asegura que la situación del país no permitirá que su nena deje de vivir algo que le generará un buen recuerdo como sea grande.