William Croes | LA PRENSA.- Las avenidas Florencio Jiménez y la intercomunal Barquisimeto – Duaca son los principales hervideros donde a diario se concentran los habitantes de diversas comunidades cuando tienen la barriga vacía. Las protestas por escasez de comida y fallas en la distribución de alimentos son el pan nuestro de cada día. A diario vemos cómo esa candelita se replica en diferentes zonas populares de la ciudad.
Cifras del Observatorio Larense de Conflictividad Social contabiliza 288 protestas por alimentos entre enero y agosto. En lo que va de septiembre, en la base de datos de La Prensa, registra seis protestas por alimentos. Del registro de manifestaciones por comida un 90% se desarrolla en comunidades del oeste y norte, las zonas donde hay mayor concentración de zonas deprimidas.
“Queremos comida, queremos comida”, es lo que claman los habitantes de las zonas cada vez que protestan. “Somos los que necesitamos más las bolsas, pero vivimos es engañados porque no la recibimos”, expresa Mirna Barreras, una habitante de la parroquia Juan de Villegas.
Las comunidades que más protestan por alimentos son las que están dentro de las llamadas “zonas de silencio” que son donde no hay una bodega, abasto o supermercado de la red pública o privada que abastezca a los habitantes de esa comunidad o caserío.
Comunidades como El Pandito, El Morrocoy, La Apostoleña del oeste, y Carrizales, Las Casita, El Toro y Rastrojitos del norte son las que se han autodenominado como las “ovejas negras” porque a pesar de haberse censado en los Comité Locales de Abastecimiento Popular (CLAP) no han recibido o reciben con mucha intermitencia la bolsa de comida.
En la entidad, como en todo el país, el 70% de los alimentos de primera necesidad pasaron a manos del Gobierno para su distribución por intermedio de los CLAP, mientras que el 30% restante es el que se expende en los supermercados y abastos de la red privada.
Pero no sólo son las comunidades que están dentro de las zonas de silencio las que han ejercido el derecho a la protesta ciudadana para exigir mejoras en el suministro de alimentos. Recientemente, habitantes de la urbanización Rafael Caldera trancaron la avenida Las Industrias porque no reciben la bolsa.
“Mis hijos han perdido peso por la falta de comida, agotamos todas las instancias legales, visitamos todas las instituciones para poder comprar los alimentos, pero no nos han dado una respuesta”, expresó María Meléndez, una de las voceras del consejo comunal del sector 3 de la urbanización, quien detalla que las acciones de calle que emprendieron no obedecen a un acto político como lo quieren hacer ver ciertos dirigentes oficialistas de la zona que los tildan de opositores por solamente ejercer el derecho a la protesta debido a la falta de respuesta de las instituciones.