José Sequera Rivero|LA PRENSA.- Comer queso en sus diferentes presentaciones se ha vuelto imposible en Lara. El alto precio que presenta el derivado lácteo obliga a consumidores a llevar sólo el requesón o rallado, porque además de ser más baratos rinden más.
“La plata me alcanza es para comprar queso blanco rallado porque somos muchos en mi casa y así nos permite rendirlo para al menos la cena de hoy y el desayuno de mañana”, confiesa Ninoska Perozo mientras esperaba su pedido en una quesera del Mercado Terepaima.
Así como Ninoska hay cientos de clientes que están es resolviendo con las presentaciones más baratas, pues el kilo de queso blanco duro apareció esta semana en 7 mil 500 bolívares, lo que representa un aumento de casi 23 % en escasos 20 días.
Algunos larenses revelaron que se la pasan sacando cuentas para rendir el presupuesto y andan ruleteando por varios comercios hasta conseguir el sitio más económico.
A pesar de todo, la gente aún no quiere perder la costumbre de acompañar las comidas con queso, por eso algunos pocos que aún pueden comprar el amarillo o tipo paisa lo siguen haciendo, pero en cantidades bastante reducidas.
Saúl Padrón, por ejemplo, asegura que en su mesa no puede faltar el queso, por lo que hace un sacrificio para comprar aunque sea un poquito y saciar su paladar.
Sin embargo, ni esos clientes que compran de a poquito aumentan las ventas en las queseras, cuyos propietarios viven una batalla para mantener a sus clientes contentos.
Carlos González afirmó que las ventas han decaído muchísimo, a pesar que él ha tratado de no subir tanto los precios para que la gente pueda comprar.
“Sí ha disminuido la clientela en general, ya mucha gente dice que es un lujo comprar queso, pero a pesar de todo aún se mantienen algunos clientes fieles”, comenta.
Afirma que el aumento se debe a los altos costos de producción que hay en las granjas, el proceso de la leche y el flete que transporta la mercancía.