Anaís Mendoza | LA PRENSA.- Olvidados en el depósito. “En el local hay una gran cantidad de electrodomésticos, muchos clientes los llevan para reparar, pero cuando les dicen las fallas que tiene y el precio de las piezas los dejan, asegurando que ‘pronto’ volverán”, así lo asegura Gustavo González, dueño del negocio de reparación ubicado en el centro de la ciudad.
Afirma que las reparaciones suelen ser costosas porque las piezas que deben ser suplantadas sí se consiguen, pero compradas en dólares.
El venezolano hora sufre cada vez que cualquier aparato se le daña, porque las reparaciones suelen ser muy costosas.
“Apenas uno consigue para una harina, imagínese tener que pagar millones para que le reparen una nevera, como me pasa a mí”, comentó María Barrios con rostro de preocupación.
Reparar aparatos como licuadoras, secadores o planchas de pelo y cafeteras cuesta entre Bs. 150 mil y 400 mil.
Pero cuando se trata de lavadoras, aires acondicionados y neveras que son los más comunes, la situación se pone color de hormiga. Y es que hasta Bs. 6 millones llegan a pagar algunos clientes por la reparación que es inevitable, porque para comprar uno nuevo es casi imposible.
Jorge Rojas, encargado de un taller de reparación, detalla que los precios de las reparaciones son sólo un aproximado, todo va a depender del costo de la pieza, si es que se puede conseguir en el mercado.
“Lo que más se daña de las neveras es el motor. Esta pieza no se consigue y cuesta aproximadamente 4 millones de bolívares, allí es cuando la cosa se pone difícil, porque uno tiene que preguntar al cliente si le conviene y si dice que sí, entonces cobramos la mano de obra que son 2 millones más”, dijo Rojas.
El método para reparación en los talleres primero consiste en ver la falla mediante una revisión que en los locales consultados por La Prensa tiene un valor entre 10 mil y 20 mil bolívares.
“Nos comunicamos con el cliente o ellos vienen en una fecha acordada, entonces es cuando se le dice la falla que tiene, hay piezas muy sencillas de conseguir, pero otras que son caras porque las compramos a precio de dólar”, narró el señor Gustavo que tiene más de 30 años con su taller.
Asegura que a más de un cliente no le ha quedado otra opción que llevarse su aparato dañado pagando sólo la revisión. Es notorio lo que tiene en su depósito. Más de un centenar de aparatos de clientes que no pudieron pagar y que dejaron “olvidados”, están en los estantes donde son exhibidos para ser revendidos más baratos.