Osman Rojas | LA PRENSA.- Tiene 22 años y sufre de hidrocefalia congénita. Cada semana, la bolsa de colonoscopia (manguera conectada al colon) debe ser cambiada para evitar infecciones mayores, pero eso sólo pasa en teoría, pues la joven dura hasta 15 días con las heces almacenadas porque su mamá no tiene 200 mil bolívares para comprarla en la farmacia.
“No hay dinero”, dice con vergüenza la mujer mientras enseña un frasco plástico que es utilizado como bolsa. “Esto es lo que hay”, suelta Lisanny Castejón, madre de la muchacha.
La realidad de esta mujer no es ajena a la que sufren los enfermos del colon en el estado y es que, la galopante inflación que hay en Venezuela ha incrementado hasta en un 300 % el precio de estos implementos en menos de dos meses.
“La última vez que compré la bolsa estaba en 50 mil bolívares. Ahora eso subió a 200 mil y por eso tenemos que recurrir a alternativas poco higiénicas”, dijo.
Lo que más preocupa a la madre es la advertencia que le han hecho los especialistas sobre lo que puede ocurrir si su hija sigue utilizando el pote plástico como bolsa. “Se puede infectar y de hecho al cuarto día de haber lavado el envase uno nota cómo se pone morado por la acumulación de pupú”, dice.
Los estándares de la Organización Mundial para la Salud (OMS) establecen que las bolsas de colonoscopia deben ser sustituidas al menos dos veces a la semana, pues estos enfermos están expuestos a una infección severa que podría ser mortal.
Julio Peraza, médico internista, mostró su preocupación por la dramática situación que atraviesan estos enfermos y dijo que, de no ser corregida esta situación, la tasa de mortalidad por enfermos de colon aumentará.
“El año pasado vimos cómo estos pacientes sufrían porque ni las bolsas ni las mangueras se conseguían en las farmacias. Ahora el problema es similar, porque lo poco que hay en las calles no se puede costear”, dijo alarmado.
Según los registros que manejan las organizaciones de salud en el estado Lara tiene cerca de 2 mil enfermos dependientes de bolsas de colonoscopia. 645 de estos pacientes son atendidos en el Hospital Central y otros 410 son vistos en el Seguro Pastor Oropeza.
De estos enfermos, ninguno recibe ayuda por parte de autoridades gubernamentales, pues el seguro no entrega bolsas desde enero de 2016.