María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.-& ;Techos con filtraciones, paredes con grietas, aulas oscuras y sin ventilación son tan sólo algunos de los factores que contribuyen a que se registre una limitación en el proceso de enseñanza – aprendizaje en niños y adolescentes de instituciones educativas pertenecientes al sector público. Según especialistas en el área, esto ocurre porque ni el docente ni el estudiante se encuentran en un ambiente que contenga las herramientas necesarias para que este proceso se desarrolle de la mejor manera.
Según datos del Colegio de Licenciados en Educación en Lara, al menos el 80% de las instituciones educativas presentan carencias en infraestructura, algo que señalan también atenta contra la seguridad de quienes hacen vida en ellas. Raquel Figueroa, especialista en Políticas Educativas, señaló que los planteles no se han ajustado a la condición de un ambiente pedagógico, explica que no sólo se trata de reparaciones que se necesiten en techos o paredes, sino que debe existir un aspecto integral, es decir, donde se abarquen servicios básicos hasta herramientas tecnológicas que puedan ser usadas para enseñar.
«Un ambiente poco seguro y que no sea armonioso, difícilmente suma a favor para que los estudiantes se sientan a gusto para recibir las clases. Cuando llueve se filtran los techos o cuando hay calor se sofocan, pero además deben estar pendiente de las mesas y sillas porque tampoco están en buen estado, lo que acarrea distracción y hace que el estudiante también se siendo irritado», señala.
Según cifras publicadas por el Centro de Desarrollo para la Calidad Educativa (CDCE), en la entidad suman 1.990 escuelas y liceos para este año escolar 2023-2024, es decir, que según información del Colegio de Licenciados, al menos 1.592 de esas instituciones presentan fallas para el correcto desarrollo de las actividades escolares. «Eso es un peligro que no sólo afecta a los estudiantes, sino también a los trabajadores, porque las instituciones están deterioradas», dijo Laura Igarra, presidente del Colegio de Licenciados en Educación, explica que lo poco que se ha recuperado es por iniciativa de los representantes y además de los docentes de cada plantel.
Figueroa agregó que en las escuelas y liceos hace falta que se actualicen áreas. «Todavía hay elementos tradicionales, como el pizarrón verde y la tiza», dice.
Luis Arroyo, presidente del Colegio de Profesores, precisó que los espacios educativos poco acordes también limitan al profesor que imparte las clases, porque no cuentan con herramientas pedagógicas para facilitar la comprensión de los niños. «No hay salas de computación ni material deportivo, nada de material para mejorar significativamente al dar las clases».
El presidente del Colegio de Profesores afirmó que aunque ya finalizó el primer momento, las autoridades regionales y nacionales no dan respuesta sobre las solicitudes y denuncias que han realizado sobre la carencia de la infraestructura escolar. «Es función del Estado atender estas deficiencias, pero no lo hacen», lamenta. Mencionó que hay instituciones emblemáticas, como el liceo Lisandro Alvarado o el Rafael Villavicencio que ni siquiera le hacen alguna reparación.
Sin información
Carlos Calatrava, director de la Escuela de Educación de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), dijo a través de una entrevista que desde el 2016, aproximadamente no se tiene conocimiento de la inversión y el presupuesto que aprobó el Estado para la educación. «No sabemos cuánto se necesita, cuánto se está cubriendo y cómo se está gastando. Y en 2023 seguimos sin acceso a la información sobre lo que se necesita en función del pago de nómina de activos y jubilados, pasivos laborales, infraestructura escolar, dotación de equipos».