Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El paciente es la prioridad para los profesionales de enfermería, quienes cuidan y monitorean la evolución clínica. Son aliados del personal médico y responsables en ese apoyo que los mueve a continuar en sus puestos de trabajo con mística y profesionalismo. Continúan formándose y con el corazón dispuesto para comprender la desesperación de familiares de pacientes, en medio de la dificultad en centros asistenciales.
Se mantienen al margen de las adversidades, aferrados a la excelencia por ser parte importante del recurso humano en el sector salud. Una luz entre las vicisitudes que puedan afrontar y con el mismo ánimo de entrega a la labor que en el sector privado. Son hombres y mujeres negados a la resignación porque los mueve la vocación de servicio.
Son historias desde la antigüedad de Yolanda Gutiérrez que se mantiene activa, aunque está jubilada; José Gregorio Suárez demostrando que no se trata solamente de una carrera para mujeres y Maira Giménez, quien se ha esmerado en seguir preparándose.
Estar frente a Gutiérrez es ver la humildad en persona, su baja estatura concentra a una profesional que ni se ha detenido por la jubilación. Dedicó su vida a la salud, siendo la pionera en preparación de personal en hemoterapia, teniendo el aval del eminente doctor José Jesús Boada Boada. Su trayectoria empieza como bachiller asistencial de la Escuela Nacional de la Universidad Central de Venezuela (UCV) en 1966 hasta su licenciatura en Enfermería de la Universidad del Zulia (LUZ).
Llegó a enfermera IV y respecto a lo gremial fue presidenta del Colegio de Enfermería de Lara, propuso capacitar a los bachilleres asistenciales y por un enlace con la LUZ, fijan la carrera anexa con la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado (UCLA).
La docencia es su pasión, incluso ad honorem, pero siempre entregada a la enfermería como una profesional con humanidad y valores. «Es una carrera para dedicarse con amor, una profesión sagrada, más allá del dinero», exclama.
Se adaptan rápido
Ella hace vida principalmente en el Banco de Sangre Dr. José Jesús Boada Boada junto a José Gregorio Suárez, quien es el coordinador del mismo y jefe regional de bancos de sangre, egresado de la Universidad de Los Andes (ULA) en el añ;o 2000, pero desde 1991 era auxiliar de enfermería. Su primera experiencia fue en el sector privado y luego se mantiene por más de 15 añ;os en el área quirúrgica del Hospital Central Antonio María Pineda.
Luego se prepara con la especialización en hemoterapia, abocándose por necesidad de servicio al banco de sangre de este principal centro asistencial y al poco tiempo se extendía su responsabilidad para coordinar los bancos de sangre en Iribarren, Torres, Morán y anteriormente existía en Urdaneta.
«Como la historia lo dice, la mayoría fueron mujeres y al principio el hombre poco se interesaba por ese servicio», dice y resalta que se siente complacido de ser parte del apoyo al personal médico, y de poder ser cuidador, amigo y hasta consejero del paciente.
Saca provecho de su capacidad de adaptarse y lo vivió al pasar de pabellón a banco de sangre. Supera la prueba al mantener la calidad del servicio con la insuficiente disposición de recursos para concentrados globulares, plasma fresco, plaquetas y otros. Además de la falta de donantes por una cultura limitada a reposición de sangre cuando hay una emergencia de un familiar.
Con los niñ;os
Al entrar al Hospital Pediátrico Agustín Zubillaga, la licenciada Maira Giménez recuerda que egresó de la UCLA y cuenta con 22 añ;os de servicio, posgrado en terapia intensiva, en cuidados pediátricos y neonatales. Su experiencia y preparación la llevó a supervisora en este centro de salud, al venir de coordinar el área de posgrados y docencia en el pediátrico.
Recomienda a todo el personal que se preparen continuamente, que laboren con mística y empatía hacia los pacientes y sus familiares. «Es considerarlos como un todo más allá de la enfermedad, sino desde lo integral», precisa de su labor en apoyo médico.
Se acostumbró a recibir la guardia a las 7:00 pm, con una jornada de 12 horas y la disposición de resolver problemas del personal, en un monitoreo constante por todos los servicios de este hospital en sus 5 pisos.
La responsabilidad es permanente, por tratarse de un centro que recibe la mayoría de emergencias y en ocasiones con fallas de personal, pero se solventa tal deficiencia con los recursos disponibles. El ojo avizor se concentra en emergencias, pabellón y cuidados intensivos.
Mística y empatía definen a la enfermería.
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