Niñ;os de Barquisimeto crean instrumentos musicales con desechos, fomentando la creatividad y la inclusión
Anny Giménez | LA PRENSA DE LARA.- Semillas de enebro, pezuñas de cabra, llaves, tapas de botellas de agua y de refrescos están dejando de ser desperdicios para ser insumos con los que los representantes de los niños de la escuela «Orquesta de cuatros de La Carucieña», al oeste de Barquisimeto, crean instrumentos musicales de percusión menor.
Ya son casi cuatro años de trayectoria durante los cuales la escuela ha incrementado su nómina de alumnos. En la búsqueda de innovar e incentivar la educación musical, especialmente en niños a partir de los 5 años que han ingresado al grupo, Orlando Yedra, director de la agrupación, encontró entre las redes a un percusionista hondureño llamado Jhenson Molina que se ha dado a la tarea de descubrir nuevos sonidos con piezas fuera de lo común.
«El primer instrumento que vi tiene un sonido mágico y está hecho con llaves», explica Yedra, la tonalidad es comparable con la cortina tubular o chimes que puede llegar a costar unos $60, pero el que hicimos sólo tiene llaves, esas con las que se abren las cerraduras de las puertas de las casas. Se pidió colaboración a todos los conocidos y representantes que quienes tuviesen llaves en desuso nos las trajeran.
Lograron recolectar más de 100 llaves, en el primer prototipo se utilizaron 60 piezas, lo armó la representante Nohemí Peraza que es manualista, quien las lavó una a una con agua, jabón y vinagre, las llaves quedaron como nuevas y emiten un sonido inigualable. La idea es incorporarlos a la dinámica de las clases, en los arreglos musicales, y hasta en los recitales como efectos de percusión.
En la percusión la mayoría de los instrumentos no se afinan, es por ello que estas piezas de fabricación casera encajan muy bien entre las piezas musicales en las que se incluyen. En el caso de las shakers de racimo o de medusas como le dicen sus estudiantes por las tiras que quedan guindando, la particularidad es que están hechas con tapas plásticas e hilo plástico, que al chocar unas con otras adornan las notas musicales de lo que tocan.
Sebastián Meneses es un joven estudiante de sólo 13 años, toca varios instrumentos, como flauta, guitarra, cuatro, mandolina y al ver estos implementos de fabricación casera se emociona, pues al principio le costaba creer que los sonidos que emiten sean tan bonitos.
Son instrumentos que vienen muy bien para el trabajo de la musicoterapia, porque la experiencia sensorial es muy completa visualmente, al tacto, con el contacto entre las llaves, el sonido de las tapas plásticas es maravilloso, todos muy sonoros. «En el taller del nivel 1, de clases de cuatro hay dos hermanos, niño y niña. Ellos tienen una condición especial y cuando ven el shaker de racimo hecho con tapas plásticas, lo primero que hacen es tocarlo, les gusta palparlo y la muchacha dice que esa sensación la relaja. Estos instrumentos tienen un uso multipropósito y el sonido es espléndido», dice.
Esos mismos shaker de racimo se pueden hacer con semillas de enebro y pezuñas de cabra, la apariencia y melodía que emiten son muy llamativas. Estos dispositivos resaltan en la orquesta infantil. Según manifestó el profesor Yedra, él no tiene conocimiento de que en el país se estén utilizando piezas de este tipo en otras orquestas.