José Miguel Najul | LA PRENSA.- El modesto negocio de Mirta Meléndez se ha pasmado. Entre dos y cuatro veces por hora tiene que negar una transacción comercial por un motivo irrisorio: no tiene punto de venta. Molesta e impotente, observa la fuga de sus ingresos potenciales cuando debe confesar su carencia a los clientes, que rápidamente se van a comprar a otra parte.
Un millón de bolívares tiene que depositar Meléndez en el Banco Nacional de Crédito (BNC) para que le puedan habilitar un punto de venta. Pero está atrapada en el ciclo de ver cómo la falta del mismo le impide generar los ingresos para poder adquirirlo y, por fin, estabilizar su entrada monetaria.
Como Mirta, decenas de pequeños comerciantes y emprendedores de la región, tienen que negar ventas por esta misma razón.
El problema se ha extendido incluso hasta en negocios consolidados y con larga trayectoria que, en cuanto cuelgan el nefasto cartel que reza: “no hay punto”, empiezan a sentir un derrame financiero.
La Cámara de Comercio del estado Lara ha registrado el conflicto; sin embargo, no cuentan con una estadística concreta sobre la pérdida de potencial en el comercio de la entidad por este conflicto.
No obstante resaltan que, para ellos, es claro que la dinámica comercial de la región se merma cuando hay elementos que en otros países se dan por sentado, pero que en Venezuela imposibilitan la sencilla transacción de compra-venta.
Piden alerta
El gremio pide a los comerciantes estar pendientes de aquellas personas que llegan ofreciendo “puntos importados”, por montos que oscilan los 100 mil bolívares. Aseguran que la sincronización con el sistema nacional de los bancos no está asegurada, y podría ser una estafa.