viernes, 25 abril 2025
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¿Pasarelas de adorno? Algunos ciudadanos las evitan y se exponen al cruzar vías

LARGAS RAMPAS Y ESCALERAS ALTA CANSAN A PEATONES QUE PREFIERE ESQUIVAR CARROS QUE SUBIR AL PASO PEATONAL EN LA CIUDAD

La falta de conciencia y la apatía de los ciudadanos de Barquisimeto con respecto al uso de las pasarelas han relegado estas construcciones de metal o concreto a la categoría de enormes «adornos». Ya sea con escaleras o rampas, el resultado es el mismo: los peatones optan por poner en peligro sus vidas al atravesar las avenidas por debajo de estas estructuras peatonales.

Y es que poco más de un minuto puede tardar una persona en atravesar la pasarela peatonal de la avenida Lara, a la altura del pueblo de Santa Rosa de un lado al otro. La estructura es de concreto con rampas para que las personas, incluso aquellas con discapacidad, puedan transitarla sin riesgo. Sin embargo, la realidad es que esta estructura ha quedado de lado debido a que los peatones no le dan la utilidad para lo que fue construida.

Para Ángela Galíndez, ama de casa, esto es parte ya de la cultura de las personas. «A la gente le cuesta utilizar los espacios para lo que fueron creados. Por ejemplo, las pasarelas no las utilizan, caminan por la calle y es que el descontrol es tanto que hasta las motos van por la aceras. Creo que debe haber sanciones para ver si se comienza a tomar conciencia de que el orden de la ciudad, depende de cada uno de los que vivimos en ella».

El panorama en las pasarelas ubicadas en la avenida Libertador con la calle 33, avenida Libertador, a la altura de la urbanización La Concordia y en la avenida Lara es el mismo, es poco el uso que se les da. José Liscano trabaja muy cerca de la pasarela de Santa Rosa y asegura que «de 10 personas que salen o llegan al pueblo, dos utilizan la pasarela. Hasta los perros y algunos motorizados la utilizan, pero para quienes fueron hechas, prácticamente no lo hacen».

Pasarela

Excusas para cruzar pasarelas

Las excusas del por qué no utilizan estos pasos peatonales, a pesar de estar localizados en vías expresas, son diversas, pero la más recurrente es la del cansancio que estas generan. Así lo manifiesta Rosa Pérez, secretaria de una oficina, quien prefirió esperar el cambio de la luz del semáforo para poder pasar la avenida Libertador, frente a la urbanización Sucre por el rayado peatonal y no subir a la pasarela. Asegura que «ya soy mayor, las piernas me duelen mucho, subir esa pasarela con este calor que está haciendo y con lo larga que es, creo que me hace más daño que esperar que el semáforo cambie de color».

De igual forma, Luigni Toro, estudiante universitario, cuenta que él sí suele utilizar la pasarela que está cerca de su universidad, la cual funciona en el liceo Coto Paúl, en la avenida Libertador, cuando va de regreso a su casa. Sin embargo, cuando llega a clases la parada del transporte público le queda lejos y cruza la Libertador caminando.

«Lamentablemente, pocos son los ciudadanos que conocemos y respetamos las leyes», afirma Ángel Contreras, trabajador independiente. Carga el reglamento de Tránsito para no incurrir en infracciones por desconocimiento. El artículo 295 establece: «Todo peatón que cruce una vía pública urbana lo hará con sujeción a las siguientes disposiciones: donde hubiere pasos a nivel o a desnivel u otras estructuras construidas para el paso de peatones, estos estarán obligados a utilizarlos». A tales fines se prohíbe el uso de dichos túneles o estructuras a personas montadas en bicicleta, motoneta, motocicleta y vehículos similares».

Pasarela

Por otra parte, la arquitecta, Alessandra Rangel, explica que en una ciudad bien planificada urbanísticamente, estas estructuras no están muy cercanas entre sí. Se ubican en lugares con alta afluencia peatonal, como zonas cercanas a colegios, centros comerciales, hospitales, farmacias o paradas de autobús. Estos son los puntos donde debería haber pasarelas, sentenció.

Rangel destaca que en otros países están comenzando a implementar los corredores subterráneos, como en Perú e igualmente en Italia. Considera que estos son más eficaces, pero reconoce que requieren mucho más control e inversión, ya que deben contar con seguridad e iluminación. Menciona además, que en esos países se construyen ejes comerciales por debajo de las calles, pero con medidas para evitar la delincuencia, el vandalismo y garantizar su limpieza.

La arquitecta recalca que este tipo de obras tienen éxito cuando se conciben pensando en su utilidad para personas con dificultades de movilidad, quienes usan carritos de mercado o coches para bebés.

Es necesario tener en cuenta que las personas en silla de ruedas no siempre van acompañadas, por lo cual el diseño de las rampas debe ser preciso para evitar pendientes pronunciadas que dificulten tanto el ascenso como el descenso. En el caso de las pasarelas con escaleras, el acceso para estas personas es imposible, y no les queda otra opción que cruzar la avenida a nivel de la calzada.

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