Guiomar López | LA PRENSA DE LARA.- El mito del temor a las matemáticas es superado por adolescentes que crecieron entre problemas numéricos. Desde la primaria trascendieron la lógica básica a apasionarse por la creatividad de esta ciencia que los invita a prepararse más allá del aula de clases. Practican a diario, investigan de varios libros y se amoldan a tutores que los impulsan como atletas olímpicos que dejan a Lara entre el medallero de honor.
Las sonrisas y discurso fluido, con alto grado de madurez, impactan al conocer un poco a Juan Martínez Barreto, Luis Meléndez y Rubdary Rojas Linárez, quienes no superan los 17 años y tienen en común el alto índice académico para hacer vida en la Asociación Venezolana de Competencias de Matemáticas. A finales de octubre participaron en la Olimpiada Iraní de Geometría IGO 2023, reunidos en un mismo salón del Colegio Río Claro, al este de Barquisimeto. Un momento en el cual un mínimo desplazamiento del compás, da cuenta de sus destrezas.
Son resultados de su pasión por las matemáticas desde el tercer grado de primaria. Rompen prototipos al ser adolescentes accesibles a una conversación que logran una administración extraordinaria del tiempo, porque aunque su prioridad es esta ciencia, disfrutan de la ejecución de un instrumento musical, de la disciplina de las artes marciales y hasta de drenar energías en la rutina de un gimnasio.
«Les gusta la inteligencia lógica y abstracta de cada operación, superando las exigencias de asignaciones escolares porque es de nivel universitario», explica el profesor Rubén Rojas, coordinador de las Olimpiadas Juveniles de Lara, acerca del perfil de estos alumnos que van clasificando de manera progresiva y exigiéndose más en geometría, álgebra y las teorías combinatorias y de números. Tienen la capacidad de resolver 30 problemas en menos de 90 minutos y superar los nervios de esas competencias nacionales de 5 problemas complicados durante 3 horas. Los compromisos tanto presenciales como online tienen la misma rigurosidad.
Talento puro
El verde de los ojos de Juan Martínez es más vivaz con su sonrisa. Detrás de la mirada de este alumno de cuarto año en el Colegio Las Colinas, está un genio forjado desde cuarto grado y su medallero empieza desde 2018 con las competencias regionales a internacional. En su cuello se ha colgado 11 doradas, 3 de plata y 2 de bronce, además de 5 menciones honoríficas.
Se complace de sus 11 participaciones internacionales, donde alzarse con plata es una hazaña y lo ha conseguido con su par de medallas en las Olimpiadas Internacionales de Argentina. Además de la Centroamericana y del Caribe, en Costa Rica. Mientras, es la cuarta vez que participa en la Olimpiada Iraní de Geometría, luego de 3 menciones honoríficas y esperando resultados de la más reciente. Así como mención honorífica en las Olimpiadas por Equipos (Comateq) de Puerto Rico.
Sale de un compromiso y continúa en otro, cuando en julio participó y obtuvo mención honorífica en la Olimpiada Internacional de Matemáticas (IMO) Japón y en septiembre se destacaba en la Iberoamericana de Matemáticas OIM Brasil. Siempre agradeciendo el apoyo de profesores y tutores exolímpicos.
«Uno conoce nuevos amigos y sigues aprendiendo de ellos, con quienes mantienes contacto», precisa de cada olimpiada y del pensamiento creativo que lo engancha. Admite que dedica sus tardes para leer varios libros, resolver problemas de álgebra, teoría de número y combinatoria. Asume la práctica como rutina, porque se puede tener mucho talento, pero al no saber cómo aplicarlo no tendría utilidad. Disfruta de las matemáticas más creativas, más allá de fórmulas y despejes. Piensa en cada ecuación y sus variables.
Entre dos aguas
Ella no necesita maquillaje para resaltar y es que siendo tan natural, Rubdary Rojas brilla por su talento compartido entre la informática y matemáticas. Cursa quinto año en el Colegio Divina Pastora, pero a sus 16 años ha demostrado su desenvolvimiento con las cuatro medallas de oro ganadas de manera consecutiva en la Olimpiada Venezolana de Informática desde 2020 por su dominio en estas competencias nacionales de programación.
Confiesa que tiene dos pilares que la han apoyado desde la infancia, la experiencia de su hermana Rubmary y de su padre Rubén Rojas, en sus roles de profesor y coordinador de las olimpiadas. Un equipo de trabajo en familia.
Sus preseas en matemáticas empiezan en 2016, con bronce, plata y oro en las olimpiadas recreativas. Además de siete doradas en las olimpiadas regionales y otras tres de oro en olimpiadas juveniles. En el ámbito internacional con su participación en la competencia en equipo de Puerto Rico, gana dos medallas de bronce en las Olimpiadas Panamericana Femenil de Matemáticas, repitió bronce en la Olimpiada de Argentina, además de su valiosa participación en la de Centroamérica y El Caribe 2022.
Su experiencia en programación la saca de nuestras fronteras, en la competencia iberoamericana de 2020 a 2023 y en Olimpiadas Internacionales de Informática Singapur 2021, Indonesia 2022 y Hungría 2023.
Es prioridad
Luis Meléndez cursa cuarto año en el Colegio Río Claro y confiesa su pasión desde cuarto grado. Admite que este 2023 ha sido su prioridad, al acumular medalla de plata en las olimpiadas recreativas de Venezuela 2017. Tiene los frutos esperados este año con la dorada ganada en las olimpiadas regionales, plata en las nacionales y bronce en las Olimpiadas de Matemática en Argentina. Además de llegar a la preclasificación a las Iberoamericanas Brasil 2023.
«La geometría suele ser la más complicada por sus teoremas y demás aplicaciones», precisa en su rápido hablar, ansioso por conocer los resultados de la Olimpiada Iraní. Le tiene gran aprecio a quienes lo forman y les recomiendan las páginas especializadas de problemas matemáticos. Siempre va más allá de la clase y es incansable para investigar.
No se detiene y le gusta buscar respuestas. «Mi afinidad con los números viene de buscar el por qué y así se plasma en las olimpiadas«, precisa de la rutina diaria que empieza a correr desde las 3:00 p.m. hasta dormir.
Escucharlos es admirar a adolescentes que tienen un norte claro, avanzados en el dominio del inglés. Juan casi cumple sus 16 años y no abandona las artes marciales. Luis saca tiempo para seguir «alimentando corazones» como voluntario y drena estrés con la guitarra eléctrica. Mientras, Rubdary comparte el gimnasio en simultáneo con la informática y matemáticas.