María B. Jordán | LA PRENSA DE LARA.- Aun no sale el sol y los padres guaros ya están despiertos para alistarse y salir a trabajar a buscar el pan de cada día. Algunos van a oficinas, pero hay otros que dan todo su esfuerzo en la calle y así mantener y criar a sus hijos.
«A la orden los mamones, bien dulces como la miel», es una de las frases que se puede escuchar en pleno centro de Barquisimeto; el señ;or Jaiker Rodríguez todos los días se traslada desde Yaracuy hasta Lara para trabajar. Él es una muestra de que los obstáculos solo están en la mente, pues a pesar de la distancia, no se detiene.
Rodríguez dijo que a las 4:30 a.m ya se está preparando para salir desde Yaracuy hasta Barquisimeto «y a las 7:30 a.m ya estoy en el centro, es un trabajo digno y honrado para buscar el sustento de mi familia». Agregó que tiene seis hijos, quienes a través de su esfuerzo se han convertido en licenciados e ingenieros, siendo una de las razones por el cual se siente orgulloso de su trabajo.
El señ;or comentó que no solo vende mamones, sino que además comercia aguacate, limón y otras frutas «lo hago porque sabemos que nuestros hijos y a través del trabajo somos el futuro del país, por eso debemos seguir» dijo Rodríguez, mientras llevaba unos cuantos mamones en sus manos y lo ofrecía a todas las personas que andaban por el centro de la ciudad. Dijo que debe caminar bastante y luego retornar a Yaracuy; al día siguiente debe hacer lo mismo.
En el Día del Padre, cada uno se siente orgullo de contribuir con la crianza de sus hijos. Algunos quizá con más abundancia y comodidades que otros, sin embargo, el amor, respeto y los valores que les están inculcando a sus retoñ;os, además de la educación es lo más valioso. Cuentan que esas cualidades no se compran ni con los millones más grandes del mundo.
Otra de las historias que se puede reflejar en cuando al sinónimo de trabajo y entrega por sus hijos es la de José Timaure con 27 añ;os de edad tiene dos hijos, son su vida y trabaja limpiando vidrios todos los días en la avenida Libertador con Pata e’ Palo para llevar el sustento a su hogar. «Desde que tuve el primero fue un cambio para mí, mi vida cambió en un buen sentido», explicó que aunque dejó muchas cosas, se esfuerza cada día para poder mantener a su familia, sus hijo menor tiene seis añ;os y el mayor ya cumplió diez añ;os.
«Estuve en Colombia, también trabajando en lo mismo y llegué hace un añ;o, aquí sigo limpiando vidrios», comentó Timaure con orgullo, asegurando que en un día se puede ganar 20 dólares y es exclusivo para comprar comida y cualquier cosa que necesiten sus chamos.
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