Padre Luis Vargas: La eucaristía del Jueves Santo es una invitación al servicio

En la Iglesia La Milagrosa se llevó a cabo la eucaristía de Lavatorio de Pies, enmarcada en la conmemoración de la Última Cena de Jesús. El acto contó con la participación activa de niñas, niños y adolescentes pertenecientes a la Pastoral Juvenil y al catecismo, quienes se preparan con entusiasmo para recibir los sacramentos de la Confirmación y Comunión.

La solemne misa fue presidida por el Padre Luis Vargas, párroco de la iglesia, quien durante su homilía compartió reflexiones profundas sobre el significado del servicio y la humildad, pilares fundamentales del mensaje de Jesucristo.

«Esta es una eucaristía para aprender a servir. Jesús reunió a sus discípulos en una cena para enseñarles a servir», expresó el Padre Vargas al inicio del sermón, estableciendo el tono de la celebración.

A lo largo de su mensaje, el párroco destacó la humildad como el primer signo del verdadero servicio, conectándolo directamente con el acto de Jesús de lavar los pies de sus discípulos. «El servicio es la cruz. Desde el lavatorio de los pies hasta ir a la cruz y morir por nosotros», enfatizó, resaltando la entrega total de Cristo.

El Padre Luis Vargas recordó a los presentes que «fue la primera y única misa que hizo Jesucristo, antes de morir en la cruz», subrayando la trascendencia de este momento en la historia de la fe cristiana.

Explica en la eucaristía el motivo del lavatorio de los pies

Al referirse al acto del Lavatorio de Pies en sí, el Padre Vargas explicó: «Luego Jesús se levantó y empezó a lavar los pies. Es un signo de humildad». Contrastó esta actitud de servicio con la figura de Pedro, señalando que «Pedro, era ‘macho’, no quería servir, quería mandar. Por eso después negó a Jesús tres veces».

Con una reflexión directa y clara, el párroco afirmó: «El señor no nos dio poder para mandar, sino poder para servir. Esa es la vida del cristiano. Servir».

Finalmente, el Padre Vargas citó a la Madre Teresa de Calcuta para reforzar la idea de la unidad y el poder sanador de la eucaristía: «La misa es una sola. Toda eucaristía es de sanación porque es del señor. Como decía la madre Teresa de Calcuta: La primera misa y la única que hizo Jesucristo». Concluyó su mensaje invitando a la comunidad a vivir la fe como un acto constante de entrega: «Venir a misa es servir. Eso es lo que nos enseña Cristo».